Los fantasmas del pasado
José M. Gómez
Por un instante sus
colaboradores, ciegos de confianza y
embriagados de la pasión electorera del momento, lo llegaron a equiparar con un
personaje de algún relato épico, la historia del brillante general al que sus
compañeros de mil batallas le dan la espalda para así respaldar al hermano de
crianza, cuya carrera el había ayudado a forjar con no pocos favores políticos, entonces al verse acorralado por la derrota e
invadido por la traición, no le quedo mas que aceptar la mano amiga de los
eternos rivales y así convertirse en el adalid de algo que siempre combatió,
tan solo para hacerse con el maquiavélico derecho del poder.
Había algo de cesariano en los
acontecimientos que llevaron a Ángel
Aguirre a los salones de Casa Guerrero, mas fue muy breve ese instante de las
alabanzas, ese cumulo de vítores de las cansadas masas que vieron en el un
cambio en la manera de ejercer el poder, ahora, el amargo despertar le dio una
dura lección al tener que abandonar las festividades del Paseo del Pendón en
Chilpancingo como el mas miserable de
los ladrones, perseguido por los normalistas que exigen se esclarezca el asunto
que ha irrumpido con fuerza en la prensa nacional, el asesinato de dos
manifestantes a manos de la policía del estatal.
Luego de que arrebatara de las
manos del PRI una victoria que parecía segura, debido al desencanto de los
guerrerenses con el gobierno de Zeferino Torreblanca, y asestarle una derrota
simbólica al mediático Enrique Peña Nieto que tan de cerca siguió, los comicios
electorales de Guerrero, Ángel Aguirre recibió una sola exigencia de sus
votantes aquella noche del treinta de Enero de 2011 en que aplastó las aspiraciones
políticas de Manuel Añorve Baños, “no nos falles” sin embargo los
acontecimientos que se han venido sucediendo en últimos días consecuencia de
una represión realizada supuestamente por elementos de la policía del estado,
encendieron no pocas alarmas, nuevamente, como si de voces fantasmagóricas se
tratara, los nombres de Aguas Blancas y El Charco comenzaron a resonar en el inconsciente
colectivo de los ciudadanos y el hombre al que años atrás, la curia perredista
(a la que pertenece ahora) tachara de “tapadera de asesinos”, nuevamente dejaba
su nombre estampado en un episodio mas de la violencia del estado hacia la
sociedad.
Las consecuencias de este
suceso han sido considerables, apenas horas después del hecho y con la gasolinera
aun humeando el mandatario estatal tomo la decisión de cambiar al gabinete de
seguridad representado desde el principio de la administración por Alberto
Lopez Rosas y Ramon Almonte Borja, dicho sea de paso colaboradores muy cercanos
a el desde los tiempos de la campaña electoral, medida tomada, según comento,
para evitar que los peritajes fueran contaminados por cuestiones políticas, sin
embargo, esto no ha mermado en el animo reaccionario de los alumnos de la
escuela normal Raul Isidro Burgos (conocida simplemente como Ayotzinapa)
quienes ante la falta de resultados de las investigaciones afirman que “la
destitución de Lopez Rosas y Almonte no son suficientes”.
Ahora con una derrota mas que
se viene a apuntar junto a hechos como el extravío del expediente del Caso
Chavarria o el polémico desafuero del alcalde de Tlapa Willy Reyes (que parece
haber sido olvidado en aras de una noticia mayor) por su participación en el
secuestro y asesinato del diputado Moises Villanueva. Aguirre saborea el fruto
amargo de un gobierno que parece, se le esta yendo de las manos, el Guerrero,
eterno foco de inestabilidad política nacional una vez mas esta mostrando su
cara, y amenaza con acabar con el proyecto político del autonombrado “hijo
prodigo de la Costa Chica” y sus aspiraciones de patriarca.