Felicitaciones
a la maestra Pilar Castillo por
el Doctorado
Honoris Causa que le otorgó el
Colegio
de Estudios de Posgrado de la Ciudad de México
Estas fechas son propicias
para dos cosas. Una, para hacer un balance de lo ocurrido durante el año que
fenecerá pronto, y la otra sirve más que nada para envolverse en la mística de
la Navidad católica, aunque existe una tercera opción que es que en lugar de
servir estas fechas para el recogimiento de las familias se utiliza para hacer
todo lo contrario, o sea, echar a volar
la imaginación, divertirse, entretenerse, vacacionar, destramparse y sobre todo
comprar y comprar y comprar.
Pero haga uno lo que haga en
estas fechas de fin de año, la realidad tocará a la puerta mas temprano que
tarde. No en balde se acuñó la frase ‘la cuesta de enero’, esto es, que quienes
sin medida y sin recursos hicieron mal uso de los mismo tendrán que enfrentar
el pago de su irreflexivo comportamiento.
Y esto lo decimos porque
hemos visto desde hace varios años atrás que la mística por la Navidad ha
desaparecido casi por completo. La mercantilización de la fecha ha superado
todas las expectativas. Los medios de comunicación han sido instrumento
principal para que lo que antes tocaba las fibras de los sentimientos, las
emociones y la moral de las personas, ahora solo toque los monederos, las
carteras o las bolsas de las personas. Y ha sido tal la voracidad de los
fariseos neoliberales, que ahora, antes de que lleguen las fiestas navideñas se
implementan nuevos eventos mercantiles como ‘El Buen Fin’ para estar seguros de
que nadie quedará exento de comprar, de endeudarse o de acuñar artículos
diversos sin mayor utilidad.
Y no es que estemos diciendo
que estas fechas no sean propicias para que la sociedad le baje de intensidad a
sus actividades cotidianas y a su malhumor o agresividad, sino que recordamos
que los eventos de mayor importancia a nivel mundial han caído no en el desuso
sino mas bien en el abuso de la comercialización y que ha invadido las casas de
las familias que habitan el planeta tierra.
La pregunta obligada en
estos tiempos de reflexión de fin de año es: ¿cómo pasará usted estas
celebraciones de fin de año? ¿Lo hace con la mística católica o solo le sirven
para vacacionar y relajarse? ¿Es o no víctima de la mercantilización de la
Navidad y del Año Nuevo?
Sea usted como sea, lo único
que deseamos trasmitirle es que actúe con ecuanimidad y no deje de ver el
bosque para que la realidad no lo vaya a sorprender y mucho menos le vaya a
hacer pasar alguna mala jugada.
En fin, lo único que deseo
decirles es que pasen unas ¡FELICES FIESTAS Y QUE EL AÑO 2012 SEA MEJOR PARA
TODOS!
Periodista
y Analista Político*