La
noche de anoche concluí la lectura de: “Zeferino; Pasado es Prólogo”, escrito
por el Dr. Armando Escobar Zavala, excelente libro basado en un noventa por
ciento en la reseña de notas periodísticas escritas entre los años de 1993 y 2011
aproximadamente, en la cual describe la lucha de las fuerzas partidistas de izquierda
por acceder al poder político, encabezadas por el C.P. Carlos Zeferino
Torreblanca Galindo.
Como
acertadamente lo subtitula, el pasado familiar, de amistades, de sus estudios y
el Frente Cívico de Acapulco, son el preámbulo de su actividad política descrita
que lo llevó, primeramente, a administrar el Municipio más importante del
Estado de Guerrero, y, más tarde, a gobernar uno de los Estados más pobres de
la República.
No
obstante que en la parte exterior de la contraportada se plasman algunas
explicaciones de su contenido, -uno: el
trabajo está dominado por un ánimo más proclive a la comprensión que a la
apología o al reclamo, pues, como decía Edmundo O´Gorman, los historiadores no
somos abogados defensores, pero tampoco debemos ser fiscales acusadores; otro:
recuperar, de manera puntual, los
acontecimientos de los procesos electorales que trazaron la nueva geografía
política del Estado, es uno de los mayores méritos del autor-, en mi opinión
es necesario que hoy en día, se tenga una visión amplia, desapasionada y
objetiva de su trabajo realizado como Presidente Municipal de Acapulco y, por
supuesto, de su gabinete y equipo de trabajo, para que el Ciudadano pueda
dilucidar si los planes se cumplieron y, si efectivamente, existe el “Acapulco
que queremos y anhelamos”, utilizado como slogan y promesa de su ejercicio de Gobierno
Municipal.
A
despecho de esta ausencia, me permito aventurar algunas líneas.
No
puede existir gobernabilidad sin gobernanza en el ejercicio del poder, y a la
inversa. El Cabildo es una entidad con cuyos miembros el presidente municipal
debe lograr los consensos necesarios para hacerlo productivo y rentable,
sentando entrambos el marco normativo y programático de la administración
pública; la participación ciudadana en los actos de gobierno le da legitimidad
a éste; y los miembros de la Administración Pública Municipal con su
experiencia y conocimientos y estudios, apoyados con las mejores técnicas y
equipos, aunado a su vocación democrática y espíritu de servicio, garantizan
los resultados.
Cito
de memoria. Zeferino inició por dotar de mobiliario y equipo a los trabajadores
del Ayuntamiento, escritorios y computadoras nuevos hicieron su aparición; -el
que los pedazos de lámina despegados de los escritorios viejos nos rompieran
los pantalones y nos hicieran una herida en el cuerpo era muy frecuente-;
rompió con el círculo vicioso de los sueldos de los inspectores y policías de
toda laya, incrementando su salario: nos
les pagamos bien porque ellos se allegan sus propios recursos, decía la
autoridad; tomo dinero porque el sueldo en el ayuntamiento es muy poco,
decían los inspectores; introdujo el Sistema GPS para mejorar la captación de
recursos vía el impuesto predial; el Tonalli para el manejo de las partidas
presupuestales y; se le dio contenido y se regularizó e incrementó, el Catálogo
General de Bienes Inmuebles, entre otras acciones no menos importantes.
La
obra pública fue de calidad, convenció a tirios y a troyanos. En materia de
saneamiento básico también hubo saltos cualitativos. Por primera y única
ocasión se dio un concurso de oposición para elegir al Director de Protección
Civil, los sinodales fueron invitados entre las fuerzas castrenses
destacamentadas en Acapulco y entre los gremios de la industria de la
construcción, colegio de arquitectos e ingenieros. Recuerdo una propuesta, que
abarcaba acciones de salvamento en el mar. Obviamente era la más costosa.
En
la formulación de técnicas, metodologías, indicadores y parámetros para hacer
un buen gobierno destacan sin duda, Humberto Sarmiento Luebbert, como su Coordinador
de Asesores, y Carlos Álvarez Reyes en la Secretaría de Administración y
Finanzas. Que me disculpen quienes no mencioné, pero sobretodo que me disculpen
estos dos hombres por mencionarlos, ya que su natural modestia es proverbial.
Las
finanzas no son una función substancial de un ayuntamiento, pero es indudable
que de su correcto manejo depende el cumplimiento de los objetivos del gobierno.
En este rubro destacaron las acciones de Carlos Álvarez para incrementar los
ingresos propios y hacerlos rendir, instrumentando diferentes figuras
jurídico-administrativas. Su buena fama como excelente administrador la
confirmé cuando estando ya él en el Gobierno del Estado como Secretario de
Finanzas y Administración, asistíamos cada tres meses a las Conferencias de la
CONAGO. Su servidor asistía a la Mesa de Cultura y el a la de Finanzas, pero
todos coincidíamos en el restaurante a la hora de tomar los alimentos. Ahí se
hacía evidentemente el reconocimiento que sus pares de otras Entidades
Federativas le dispensaban.
Este
tipo de análisis de la obra de gobierno, por supuesto con técnica y metodología
de evaluación predeterminada, se vuelven necesarios para poder observar si la
lucha social vuelta gobierno, ha sido capaz de modificar la geografía política
y la democrática; la geografía del hambre y sed de justicia. Si los
profesionistas acapulqueños han sido capaces de elevarse por encima de sus egos
naturales y han contribuido con su granito de arena, a lograr mejores estadios
de bienestar y de progreso para los acapulqueños, sus familias y sus
asociaciones.
Vinieron
después otros tres gobiernos, con sus avances indudables y sus desaciertos,
como es natural. En esta fase final una Mujer gobierna los destinos de Acapulco
y de sus organizaciones, con mano firme, serena y decidida. Con un estilo
personal de gobernar por demás interesante, que se ha avocado primordialmente,
a los aspectos cualitativos del gobierno, sin descuidar, obviamente, los
cuantitativos. Desde el punto de vista y perspectiva de género, sería muy
ilustrativo evaluar sus acciones a posteriori.
Hoy
estamos en la antesala de otro relevo gubernamental municipal. Tenemos un
presidente municipal electo que gana después de varios intentos por competir,
cobijado por diferentes tendencias del espectro ideológico, empresario, y que
arriba con un Secretario de Administración y Finanzas que, dicen los que lo
conocen, es de excelencia.
Tal
vez, por todo lo anteriormente expuesto, ya sea tiempo maduro y confiable para
intentar acciones de mayor envergadura que nos catapulten a el desarrollo
integral que todos deseamos. Verbigracia: que las empresas que circulen
vehículos pesados por las calles de Acapulco, paguen un impuesto que sirva, a
la par que para mantenimiento de las vialidades existentes, para integrar y
desarrollar un sólido programa carretero, estancado desde tiempos de René
Juárez Cisneros. Para explotar el yacimiento de mármol del Kilómetro 30,
estancado desde el Gobierno de Rubén Figueroa Alcocer. Para desempolvar el
proyecto que se encuentra en el Congreso de la Unión para que a los municipios
se les entregue en uso y destino, los malecones fiscales. Para promover cambios
en la draconiana Ley de Coordinación Fiscal. Para traer a Acapulco un
Planetario. Para ser una Ciudad Educadora. Para desconcentrar y descentralizar
al Gobierno Municipal. Etcétera, etcétera, etcétera.
Tal
vez entonces, y sólo entonces, mi fraterno Armando Escobar Zavala se anime a
escribir la segunda parte de su libro, que bien pudiera subtitular: Pasado es
Prólogo y Contenido es Prospectiva. Talento le sobra.
Con
mis sempiternos y fraternales saludos.