martes, 4 de diciembre de 2012

El Pacto por México Divide al PRD El Todo o Nada Por Rodrigo Huerta Pegueros*


Rodrigo Huerta Pegueros

El llamado Pacto por México ha suscitado una serie de controversias entre dirigentes de los partidos políticos signantes y particularmente dentro de las filas del Partido de la Revolución Democrática (PRD) pues a su líder nacional, Jesús Zambrano, se le ha acusado de haber firmado tal documento sin tener autorización explícita y expresa del consejo nacional.

Ante esta situación, a lo largo y ancho del país los perredista se han manifestado en un sentido y otro, entre ellos, los dirigentes del PRD en el estado de Guerrero quienes desconocieron públicamente la participación del PRD en el pacto suscrito también por los partidos Revolucionario Institucional (PRI) y de Acción Nacional (PAN), considerados por una parte de las fuerzas de izquierda como sus enemigos naturales e históricos.

Pero la racionalidad política nos dice que la actitud asumida por el dirigente nacional perredista al firmar el Pacto por México es la correcta, pues si en el documento en mención se avalan y precisan una serie de propuestas y demandas que han hecho los grupos progresistas de este país no entendemos ahora la negativa, cuando las demandas populares implícitas en el documento firmado han sido postergadas indefinidamente por lo que tenemos que preguntarnos si el hecho de que el nuevo gobierno quiera atenderlas y resolverlas con el concurso de todos ¿es esto un delito?

Ni por mucho pensamos que quienes critican la firma del pacto están en lo correcto sino todo lo contrario, pues al parecer están conformes de la forma como más del 60 por ciento de la población nacional vive por debajo de la pobreza, o sea, en la marginación, en la sobrevivencia. 

Ante esta realidad lacerante nadie puede negarse a luchar en forma coordinada para transformar esta situación que padecen los que habitan los cinturones de miseria o los que viven en regiones apartadas de las ciudades o núcleos urbanos o en las amplias zonas indígenas del país.

Cuando uno lee el documento Pacto por México suscrito por el PRD, PAN y PRI, no queda otra mas que aceptar que es un texto que refleja las aspiraciones de todo un país por mejorar su estatus de vida y de propiciar mejores condiciones para que las actuales y futuras generaciones puedan lograr mejores estadios de vida.
Ninguno que tenga una pizca de inteligencia podría rechazar que el gobierno de la República se proponga terminar con la hambruna que afecta a millones de compatriotas o que se instaure en México el sistema de seguridad social universal, o se otorgue pensiones a adultos mayores de 65 años, se haga realidad el seguro del desempleo o se otorgue un seguro de vida para las jefas de familia o se combata la pobreza y se aspire a una educación de calidad, o se haga obligatorio la evaluación de la educación y se instaure la escuela de tiempo completo o se legisle para otorgar una cobertura total en la educación media superior y superior.
 
Todos los propósitos enumerados y que corresponden al renglón social pueden ser no solo demandas de los perredistas, de los panistas o de los priistas o petistas, sino también de la sociedad civil y de los ciudadanos de a pié; lo importante es que ahora son ya parte de la agenda nacional y para concretarlos, o sea, pasarlos del papel y tinta a las acciones directas que impacten en la sociedad, se hace necesaria la participación de todos los involucrados en el poder público, sean estos gobernantes, partidos políticos, organizaciones sociales no gubernamentales e incluso empresarios y trabajadores organizados de todos los sectores de la vida productiva nacional.

Una vez mas estamos en la antesala de un plan emergente de recomposición social de México y una vez mas presenciamos también a grupos retardatarios—no precisamente de la derecha—que están asumiendo una actitud egoísta al proponer el todo o nada, lo que se traduciría en: si las propuestas son mías, solo yo las debo poner en marcha y nadie más lo debe hacer, visión mesiánica que delata la corta visión que se tiene para acelerar la transformación del país.

Desgraciadamente esa corta visión de estadista es la que prevalece en el estado de Guerrero. Por ello, no una sino en varias ocasiones los actos de gobierno que apuntan en ese sentido son criticados y combatidos por los dirigentes del PRD y PRI.
El PRD por ejemplo, no solo desmiente sino que acusa al gobernador Ángel Aguirre Rivero—quien es parte integrante de su partido—de actuar en sentido contrario a sus postulados y llegan a la descalificación total de la forma como ejerce el poder y gobierna.
Tal parece que este partido no ha logrado su cohesión interna y sus corrientes o tribus solo ven y velan por sus propios intereses y casi nunca luchan por los intereses comunes del pueblo guerrerense.
Hace mucho tiempo que el PRD no enarbola una bandera auténtica del pueblo y mucho menos ha luchado porque el actual gobierno amplíe los derechos civiles de la población. Tal parece que el PRD se ha movido—cuando menos en Guerrero—al centro o al centro-derecha, lo cual lo ha desdibujado ante la opinión pública estatal.

Si esto sucede aquí en esta región suriana en donde los problemas del orden social son casi irresolubles, no podemos pensar que actitud asumen los amarillos en otras regiones donde las condiciones son más favorables.
Lástima por el PRD que cada vez más deja de ser una alternativa válida para todos los mexicanos. Y lástima de país por tener que seguir sufriendo los males del subdesarrollo por causa de una sociedad política que no quiere contribuir al éxito de las políticas públicas gubernamentales por el prurito de que no son ellos los artífices de implementarlas.

Esperemos que los perredistas racionales y sobre todo los que tienen una responsabilidad de gobierno, puedan mantenerse dentro del Pacto por México y unidos a las demás fuerzas políticas logren llevar adelante la agenda propuesta y sobre todo logren que las reformas que se deben dar en el Congreso de la Unión para estos mismos propósitos y fines, puedan ser aprobadas y con ello dar un paso adelante hacia el progreso de México.

Mucha tinta habrá que correr durante estos meses para que las aguas se serenen y los grupos políticos puedan con mayor tranquilidad reflexionar sus actitudes y sumarse al esfuerzo global por atender los reclamos de auxilio de millones de mexicanos que no tienen nada que llevar a la mesa para alimentar a sus familias y que no tienen hasta ahora posibilidades de tener atención para su salud ni posibilidades de enviar a sus hijos a la escuela por la falta de recursos económicos y sin hablar sobre de la casi nula posibilidad de obtener un empleo permanente y redituable.

El todo o nada es la ecuación del fracaso y a eso no hay que apostarle.
Habrá que apoyar siempre los propósitos que tengan como fin el beneficio de la comunidad, solo así podremos continuar caminando sobre una ruta de progreso y la construcción de un futuro mejor para todos, pero particularmente para quienes hoy carecen de lo indispensable para vivir dignamente.

Periodista/Analista Político*