domingo, 10 de febrero de 2013

Entresemana IFAI, IFE, cuotas partidistas y credibilidad Por Moisés Sánchez Limón

MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN
Antes de madurar, las instituciones creadas con el fin de consolidar la democracia y el acceso a la información pública ingresaron en ese escenario pantanoso de la crisis de credibilidad derivada de conflictos entre partidos políticos e intereses personales.
Para nadie es un secreto que los nueve consejeros del Instituto Federal Electoral (IFE) y los cinco comisionados del Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección de Datos (IFAI) cuya reforma que se procesa en el Congreso de la Unión pretende aumentar a siete, son producto de negociaciones entre los altos mandos y operadores de las principales fuerzas políticas del país representadas en el Congreso de la Unión.
El caso del doctor Sergio García Ramírez, renunciante consejero electoral del IFE cuya carrera política ha corrido entre la academia, el PRI y el sector público, muestra cómo se puede negociar un cargo de supuesta imparcialidad política para servir, precisamente, a un fin político.
Priista de toda la vida, aspirante a la Presidencia de la República y, entre otros cargos, procurador General de la República en los tiempos de la renovación moral de la sociedad con Miguel de la Madrid, García Ramírez atendió a una invitación del, en esos días de 2011 presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados, perredista Armando Ríos Piter, quien demostró que juventud no riñe con experiencia.
¡Ah!, el doctor García Ramírez, en esa carta dirigida al consejero presidente del IFE, Leonardo Valdés Zurita, y hecha pública la semana pasada, completó en diciembre de 2011 la terna necesaria para cubrir, después de 14 meses, el boquete de consejeros junto con María Marván y Lorenzo Córdova.
Este año debe ser renovado parte del Consejo General del IFE. Y en el IFAI, junto con la reforma constitucional que lo dotará de mayores atribuciones, se pretende renunciar a los cinco comisionados a causa del escándalo provocado por la rabieta del comisionado Ángel Trinidad Saldívar.
¿A quién busca sorprender el senador perredista Miguel Barbosa Huerta? Diputado federal del PRD en 2002 cuando se creó el IFAI dejándose a partidos políticos y sindicatos sin obligación de transparentar su información, aboga por no permitir lo que en 2002 no objetó: la imposición de cuotas políticas en la ratificación de consejeros electorales y comisionados. Sería lo óptimo.
Pero lograr consensos implica reparto de cuotas partidistas en el Congreso de la Unión. Unos ejemplos: Gerardo Laveaga, calderonista; Santiago Creel se alzó en 1994 como consejero ciudadano sin partido, pues; Jaime Cárdenas Gracia, consejero echado en brazos del PT; Juan Molinar, panista. Y, bueno ahora el doctor García Ramírez, de ascendencia priista invitado por el PRD. ¿Demócratas y transparentes? ¡Ajá! Conste.