miércoles, 1 de junio de 2022

TERCERA VÍA Los lodazales de Abelina Ernesto Rivera Rodríguez.


Desde los lodos activos que se escurren a las aguas de la bahía, como los lodazales en que se mueve la actual administración de Acapulco, la suciedad convertida en corrupción es el lazo en que camina Abelina y su séquito dada su profunda ignorancia del manejo de la administración pública y su incapacidad para conectarse con la realidad, que en ella es una realidad distópica, al tratar también de desvirtuar los hechos dolosos ocurridos en un bar ubicado en la Avenida Costera, con el prurito que funcionaba ilegalmente.

 

¿Acaso los ambulantes que por miles invaden las banquetas de Acapulco, son legales? Pagan impuestos al H. Ayuntamiento, o se entienden con la delincuencia organizada con el obligatorio pago de piso y que a la par se protegen como capital político de Abelina.

 

Esos hechos que fueron profusamente divulgados por los medios de comunicación, contradicen fehacientemente los criterios autóctonos y sin sentido de la alcaldesa que lo único que logra es hacer el ridículo una y otra vez y cada vez que busca explicar para ella lo inexplicable.

 

Abelina cada vez se hunde más en sus lodos mentales, que le impiden hacer "sinapsis" y por ello se sumerge en el delirio de su demagogia, sistema recurrente para enfrentar el paso y el peso diario de su ya maloliente administración pública, como pretender el hecho doloso en el Bar Andrómeda, por la salida fácil de la supuesta clandestinidad enclavado en la zona más emblemática de la Costera, la zona de la Condesa.

 

Laura Alcalá lo visualiza claramente: "Clandestinidad, más atentado igual a corrupción". Así trabaja el mundo lodos de Abelina y la Cuarta Transformación.