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martes, 31 de enero de 2012

AGUIRRE RIVERO Juan López



El tiempo pasa, los acontecimientos toman su ruta, el gobierno asume sus responsabilidades, igual las instituciones debe disipar las circunstancias que se susciten en la convivencia social.
   Son múltiples las acciones públicas a que está sometido el quehacer de la clase política. Más en un Estado donde lo marginal es abundancia. El gobierno es núcleo del desarrollo económico, de la política, de la asistencia oficial, de los trámites, permisos y licencias, de la justicia y de la convivencia social armónica.
En tiempos electorales se multiplican los cabecillas y los guías que ofrecen alternativas y soluciones. Palabras azuzadas por la ambición y el linaje de la nómina, intentan hacernos creer que el pueblo come promesas.
Cosa de las legislaturas es la sobrepoblación de reglamentos para engordar aún más el marco jurídico del país. Pero, lo que la gente necesita son empleos, seguridad, salud, educación, canasta básica accesible, cuando los brotes del hambre nos llegan de La Tarahumara como aviso de un futuro próximo y cierto.
En este menú incluimos a las tres recientes muertes del desalojo de los normalistas de Ayotzinapa. Tal caso debe circunscribirse a un asunto judicial propio de tribunales y procuradurías. Su misma naturaleza obliga a aclarar y perseguir el delito; comprobando el origen de las agresiones y dando certeza a la opinión pública de que las pesquisas sólo llevan el propósito de castigar mediante juicio, a los verdaderos culpables. 
Aguirre Rivero tiene ante el panorama fiscal de 2012 la fuerza de un gobernante apoyado por los sectores productivos del Estado. Deferencia suficiente para impulsar el más óptimo rendimiento en el turismo, la cultura, la agricultura, la minería y todas las áreas de Guerrero que son susceptibles de explotación racional económica. La paz social debe producir materias primas y valor agregado que se conviertan en altos rendimientos para aprovecho del pueblo.

   PD: “El trabajo es el único Capital que no está sujeto a 
            quiebra”: Abraham Lincoln.