A un mes de los hechos lamentables del 12 de
diciembre en la Autopista, a la salida de Chilpancingo, de acuerdo a lo vivido
y observado, para desactivar las movilizaciones, toma de estaciones de radio y
otras acciones de los jóvenes de Ayotzinapa, es importante:
PRIMERO, acatar y cumplir con prontitud el
informe preliminar y agilizar la investigación final de la Comisión Nacional de
Derechos Humanos; y a su vez se turnen
a las Procuradurías General de la República y del Estado, las evidencias
recopiladas para el deslinde de responsabilidades y cumplir con lo que
establece la Constitución Federal: “Hacer justicia pronta y expedita”. Porque
de lo contrario, se va a caer en lo que
decía Platón “Sólo hay algo peor que la injusticia, la justicia simulada”.
Al dar cumplimiento a este ordenamiento
constitucional, se pasa de inmediato a otro aspecto fundamental de la política
y del ejercicio de gobernar que consiste en: Retomar el diálogo y buscar la
reconciliación, en donde LA PALABRA DEBE SERVIR PARA ACERCAR, para entendernos
y que favorezca al acuerdo. NO PARA OFENDER, NI PARA DESCALIFICAR.
RETOMAR EL DIÁLOGO Y BUSCAR LA RECONCILIACIÓN es
lo más saludable. Es un proceso de madurez de las partes, de volver a acordar
los ánimos desunidos, se superan diferencias y se hacen a un lado la
beligerancia verbal. De esa manera se restauran las relaciones afectivas. En
resumen, se aprende a vivir como antes.
El diálogo y la reconciliación, son dos aspectos
fundamentales para la convivencia de los guerrerenses. ¡Hay que intentarlo! Es
cuestión de voluntad política.