Aún
sin acuerdos, pues es más la ambición que la prudencia, los simpatizantes del
Partido de la Revolución Democrática (PRD), buscan trabas y candados para
elegir a sus representantes a los puestos de elección popular.
No
tan solo el caso del proceso electoral 2012 se ha desarmonizado en la ciudad
tamarindera de Iguala, sino en otros municipios del indómito estado de
Guerrero. En las siete regiones las tribus perredistas y las múltiples
corrientes, no se han puesto de acuerdo. Y como caso emblemático tenemos la
candidatura al senado de tres personajes que han dejado en entredicho sus
propios trabajos legislativos y sus propios comportamientos que dentro de la
lucha por el poder, exhiben su delgada piel que visualiza sus hambreadas costumbres
de la deslealtad, la traición e ingratitud.
La felonía entre Armando Ríos Piter, Socorro
Sofío Ramírez y Sebastián de la Rosa Peláez, nos muestra una vez más que los
clanes del Sol Azteca, aunque dos de
ellos de confusas participaciones partidistas ni genéticas ni por disciplina
son leales. Muestran tanto el cobre, como lo hacen los tricolores. No es el
Partido, sino los hombres y mujeres que lo integran quienes, dan la muestra de
la codicia y el egoísmo, que les caracteriza. Avasallan. Tal vez hasta pidan en
silencio la muerte de su adversario. Y Dios se los cumple.
Un
caso claro de misoginia, desprecio y ultraje a la lucha de género lo dibujó en
forma real y certera el priista Israel Nogueda Otero, al negar a las mujeres
ser candidatas propietarias a un puesto de elección popular; bien sea diputada
o senadora. No dudo que a un lado de él cuando lo espetó estuviera Guadalupe Gómez
Maganda, el artífice de la clara imagen de los atropellos a los derechos de la
mujer. Nogueda Otero, un caduco hombre sin historia como ser humano político,
ni como personaje de la tradición en la enseñanza de la moral.
Y
sirva el ejemplo para definir una y otra acción de lo que nos muestran las
condiciones humanas. La comedia humana, está en bandeja de plata. Hoy se
pretenden en los consejos políticos, definir a los candidatos bajo el rubro de
la más pura y real “amistad”; hasta llegar a las urnas, para “definir” a la
persona que habrá de “representar” a la sociedad.
El
asunto lo describe una persona del mismo Sol Azteca, en sus letras y palabras: “unas
personas de Iguala que piden que en su municipio se realice la selección de
candidatos por medio de elecciones en urnas y no por consejo estatal como se
tiene previsto para ese municipio, el problema es que no ingresaron su demanda
a tiempo, pues hubo municipios como Benito Juárez y Juan R. Escudero, que lo
hicieron y se decidirá por votación en urnas, ellos se confiaron de que tenían
varios consejeros en el consejo estatal que decidirá y al ver su realidad y
darse cuenta de que no ganarán por esa vía, se decidieron a tomar las oficinas
del Comité Ejecutivo Estatal…”
Posteriormente
a esto, hubo secuestro, golpes, amenazas y llamadas a la cordura, que como las hostias,
se diluyen en un dos por tres. Nada queda. La lucha es desigual. La oblea
política, está allí, desaparecida, ida…
Guerrero,
lleva en si, la carga de representantes populares, salidos todos ellos de la
manga de la avidez del poder, del dinero y de los negocios que haya posible
realizar. Un nepotismo barbárico consume los dineros del pueblo, donde se
visualiza más pobreza y menos desarrollo educacional. Lo que se traduce en una ínfima
calidad de vida. Esto generará violencia, en todas sus modalidades.