Sin puerto fijo donde aterrizar la
presencia de sus aspirantes a los puestos de elección popular; sin una
coordinación planeada en las ciencias de la política de proselitismo electoral,
que solo visualiza fracaso; sin un discurso que mueva conciencias a los jóvenes,
menos a los hombres y mujeres maduros; pero además con un candidato a la
presidencia de la República, vapuleado, abatido y degradado en su persona, no
avanzan entre el electorado los candidatos del Partido Revolucionario
Institucional (PRI).
Alejandro Bravo Abarca, abanderado del PRI,
para la diputación federal por el distrito tres, no logra concretar en su
interior a su disperso equipo, donde abunda el “generalato”, pero priva la
mediocridad de políticos zonzos y herrumbrados en las viejas prácticas de un
priismo vejete y anacrónico. El ex alcalde de Zihuatanejo, ha sido dejado de la
mano para el manejo de su imagen. Primero un jefe sin la visión en la política electiva;
Noé Domínguez, que no logra cuajar a los medios periodísticos; posteriormente
el joven político Francisco Solís con tantos comisiones a cuestas y promover
giras del abanderado deja el encargo para el manejo de los medios masivos, para
mejor ocasión Por último descargan la responsabilidad en un anciano personaje
de la grilla Isaías Eduardo Gómez Ozuna que nunca ha sabido tomar determinaciones,
sino ser el mocito del partido y vuelve al principio del enredo de los medios,
para estorbarle a su patrón ABA. Si se buscó a alguien que pudiera sanjearle el
problema a Alejandro Bravo, se lo vuelven a empantanar con alguien, como Gómez
Ozuna, que demuestra una vez más que carece de criterio para asumir o tomar decisiones
o bien se quiere agandallar la lana para los medios, pues ésta ya está definida;
y, de paso ponerle el pie al candidato a la presidencia municipal de Atoyac de Álvarez,
Edilberto Tavares Cisneros, para trabarle el camino a la silla municipal.

Mientras los expresidentes de México, Luis Echeverría
Álvarez y José López Portillo y Pacheco, eran unos estudiosos y escribidores de
la historia mundial y de México, Enrique Peña, le rehúye; más bien se dirá que
le tiene fobia…aversión.
Solo basta recordar, otro más que nada sabe
de historia mexicana, al ex alcalde
priísta Manuel Añorve Baños, que dejó al
puerto de Acapulco, sumido en la más espantosa calamidad e ineficiente administración
municipal en todos los órdenes, donde en las escuelas, niños y jóvenes son los
afectados por la violencia y desempleo.
Y, si precisamente, son estos los votantes que ellos buscan, se los ha vetado una
falsa política del tricolor. Falacias de obra social.
Y volvemos al PRI, con Edilberto Tavares
Cisneros, que pese a que tricolores y los mismos Fredy Barrera Méndez e Isaías
Eduardo Gómez, van en su planilla, vienen poniéndole escollos, obstáculos y
piedras como la de Alcholoa. Y para más le envían del PRI estatal, a la inexperta en diálogos y
diplomacia política, Erika Lurhs Cortés de ingratos recuerdos en Sedesol y turismo
de la fallida administración de Acapulco. Una mancha más al tigre. El priismo
de Atoyac es caduco, añejo, huele a creolina y naftalina. No es de ideas; tampoco
es de nuevas rutas de la política. Es rancio y antiguo. No hay hombres o
mujeres ya de credibilidad. Lo mismo sucede en Coyuca de Benítez, donde el PAN,
con Navarrete a la cabeza impulsado por el alcalde Merced Baldovinos, pretende
cerrarle el paso a Efraín Ramos Ramírez de Movimiento Ciudadano. Bataz del PRD,
se ahoga con sus huestes internas por la ambición de puestos administrativos.
El PRI, entrampado por otras ambiciones, deja al aire su postura; pues no hay
credibilidad en el priismo viejo y arcaico de ese lugar.