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jueves, 23 de agosto de 2012

De Frente; Los Guerrerenses son: Por: Miguel Ángel Mata Mata


A reserva que me desmienta la diputada Guadalupe Gómez Maganda, creo que fue durante una gira de Adolfo López Mateos, y ante el gobernador Alejandro Gómez Maganda, cuando el entonces candidato presidencial del PRI definió con peculiar certeza las disputas entre los políticos guerrerenses: “a los guerrerenses los divide la política”, habría dicho para luego agregar parsimonioso: “pero los une el pozole”.
El dato hemerográfico, con éstos protagonistas u otros,  perderá importancia ante la fortaleza del significante de ambas frases. En Guerrero las disputas entre paisanos han sido causa de la desaparición de poderes, de persecuciones políticas, de guerrillas, de secuestros políticos, de encarcelamientos y rencillas  familiares que, indudablemente, se olvidan cada ocho días en torno de una ollota de pozole. Claro que en jueves y con una buena dotación de mezcal; si éste es curado con damiana mucho que mejor.
En la historia de los políticos de Guerrero, desde la creación misma del  territorio del Sur para convertirse en Estado, por José Joaquín de Herrera y Juan N. Álvarez,  se dice que la disputa entre ambos no fue otra sino el nombre mismo de la entidad. Pudo llamarse el estado de Herrera, o el estado de Álvarez. No se ponían de acuerdo. Ambos vivían y no cedieron sino ante salomónica decisión: imponer el nombre de otro ilustre, pero ya fallecido, el de Guerrero.
La historia contemporánea de políticos guerrerenses con influencia en el centro del país, salvo ese pasaje cuando José Joaquín de Herrera fue Presidente de México y tuvo el peso suficiente para lograr la aprobación legislativa de la propuesta de Juan N. Álvarez, ha sido casi nula. Han sido influyentes por sí mismos Eduardo Neri, Donato Miranda Fonseca, Píndaro Urióstegui, Rubén Figueroa Figueroa, Guillermo Soberón  o José Francisco Ruiz Massieu. Nunca antes más de uno a la vez. Nunca más de uno.
Nunca antes, como en la coyuntura, se presentó la ocasión de que más de un guerrerense tuviese influencia en el centro del país de manera efectiva y no por la amistad o relación sanguínea. Hoy tenemos un político muy cerca de quien será Presidente de México. Tenemos un diputado que estará cerca de la toma de decisiones en el Poder Legislativo. Hoy tenemos a un gobernador cerca de quien será candidato (casi seguro ganador) de las izquierdas dentro de seis años. Tenemos un dirigente nacional de un partido político. Tenemos senadores cercanos a las esferas de poder e, incluso, tenemos un embajador. Nunca antes juntos. Mejor…imposible.
Antes de ayer, al leer que Claudia Ruiz Massieu es de los primeros nombres del equipo de Enrique Peña Nieto que son dados a conocer a la opinión pública no pudimos sino felicitar al Estado de Guerrero porque, además de ella, Manuel Añorve comenzó a trabajar en el primer círculo de quien es cabeza en la Cámara de Diputados, Manlio Fabio Beltrones. ¿Saben el poder que tendrán Claudia y Manuel?
Cómo no sonreír al ver la fotografía del gobernador Ángel Aguirre en compañía de Marcelo Ebrard y Carlos Slim. Sin duda éste personaje dará inicio a su campaña por la candidatura presidencial al momento mismo de concluir su mandato como jefe de gobierno del DF. Y Ángel está y estará muy cerca de él. ¿Veremos a Aguirre como coordinador de campaña? Tal vez.
Nos sentimos honrados cuando Luis Walton Aburto se viste de dignidad y no ceja en su respaldo al movimiento de Andrés Manuel López Obrador, desde su modesta trinchera como dirigente nacional de lo que fue Convergencia por la Democracia, hoy convertido en Movimiento Ciudadano. ¿Cuándo hemos tenido los guerrerenses a un paisano como dirigente nacional de algún partido? El último referente fue Eliel Flores, quien dio el tiro de gracia al Partido Auténtico de la Revolución Mexicana y concluyó como regidor y luego empleado municipal en Acapulco. Nada que ver entre uno y otro.
En el Senado la experiencia e indudables relaciones de los senadores René Juárez Cisneros y Armando Ríos Piter no dejan duda del peso de ambos. Vamos. Hasta tenemos al embajador Florencio Salazar en Colombia, como uno de los activos más preciados del Sur.
En jueves pozolero hicimos éstas anotaciones. No pudimos sino imaginar que el pozole, como se dijo alguna vez, una a los guerrerenses ésta vez, que son muchos allá en la esfera del poder central. ¿Podrán ponerse de acuerdo para sacar al estado de lo que alguna vez José Francisco Ruiz Massieu describió como el cabuz del desarrollo?
 Algunos días se vale soñar. Hoy es un día de esos. Objetivamente podemos  sostener que nunca antes tuvimos una camada de políticos guerrerenses tan encumbrada como la de la coyuntura. Estará en manos de ellos si hacen cierta la sentencia de que a los guerrerenses los desune la política o se echan un pozole. Ya dije que yo llevo el mezcal. Pero con damiana, por favor.