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jueves, 18 de octubre de 2012

A la memoria de Miguel Arizmendi Dorantes Por Margarito López Ramírez


Parafraseando la canción de Miguel Arizmendi Dorante “Cada quien tiene un pero,…”  se antoja decir que cada uno de aquellos que rememoramos su hacer y decir en el  VI aniversario de su fallecimiento, atrajimos  vivencias de cuándo y cómo lo conocimos, de aquello que nos transmitió, de su amabilidad y su legado artístico cultural. Entre otras cosas recordé la canción que le compuso a mi tierra natal, una canción que, como lo dije en otro momento, conlleva anhelos, dejos de nostalgia y un adiós anticipado:

De pie sobre una roca milenaria,
Contemplo con cariño tu paisaje,
Y mi canción errante y solitaria
Termina aquí su largo viaje.

Recorro callejuelas paso a paso,
Queriendo recordar mi edad temprana,
Ahora en más romántico el ocaso,
Y sueño al abrir cada ventana.

Si acaso no volviera Tixtla hermoso,
No olvides que tu imagen va conmigo,
Te dejo mi canción como una rosa,
 Que mi alma y corazón ya están contigo.

También se me ocurre afirmar que Miguel aun en su ausencia terrenal, sigue siendo como El Sembrador de Rafael Blanco Belmonte: “…sigue sembrando, siempre sembrando…”