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jueves, 25 de octubre de 2012

Médula ¿Quién vigila a quienes se vigilan a sí mismos? Por Jesús Lépez Ochoa

Guillermo O´Donell, politólogo argentino

La inefectividad de  los organismos fiscalizadores de Guerrero ha ocasionado un escenario en el que la ambición de unos exhibe la ambición de otros, prevaleciendo la intriga política sobre los mecanismos que el Estado posee para obligar a sus autoridades y burocracia a rendir cuentas o a sancionarlas si lo omiten o lo hacen incorrectamente.
Si de manera horizontal la rendición de cuentas resulta una mera comedia de final feliz, cómo podemos esperar que algún día nuestras autoridades nos informen a nosotros en qué demonios han gastado el dinero público que les damos a administrar.
Guillermo O´Donell define la rendición de cuentas horizontal como “la existencia de instituciones estatales que tienen autoridad legal y están fácticamente dispuestas y capacitadas para emprender acciones que van desde el control rutinario hasta sanciones penales o incluso inhabilitación, en relación con actos u omisiones de otros agentes o instituciones del estado que pueden, en principio o presuntamente, ser calificados como ilícitos”.
Sin embargo, apunta que para que ésta sea efectiva debe contarse con un conjunto de instituciones de gobierno dispuestas a aplicar las sanciones hasta las más altas esferas, esto es, al poder Ejecutivo.
 En Guerrero, tenemos una Contraloría General del Estado y una Auditoría General del Estado. Dos aparatos burocráticos con cargo al erario que han tenido capacitación y cursos de sobra pero a las que lo “fácticamente dispuestas” no se les ha visto más que para hacer anuncios espectaculares.
Veamos, si la Contraloría estuviera “fácticamente dispuesta”, no dejaría pasar de largo la denuncia pública de la alcaldesa de Tlachapa, Guadalupe Eguiluz, sobre el presunto desvío de recursos de la Secretaría de Desarrollo Social estatal, según la cual, la secretaria Beatriz Mojica Morga ha proporcionado a su hermano Salvador botes de pintura para promover la creación de la corriente “Nueva Mayoría”.
No deja de ser importante indicio de interés político el “saludo con sombrero ajeno” cotidiano en el desempeño de la propaganda personal que en el cargo se viene haciendo Mojica Morga anunciando las inversiones federales como propias y dando amplia difusión a la foto de su persona y no de su obra, si es que la hubiera.
De hecho ella aspiraba a ser candidata al Senado y su hermano Salvador, al que señalan, quería ser diputado, planes que al parecer siguen en pie.
Según denuncia Eguiluz el propio Salvador es quien promociona el reparto de pintura de Sedesol en su perfil del facebook, en el que además, me llama la atención que ponga haber trabajado en la Coordinación de Fortalecimiento Municipal, de la que su hermana fue titular. No hay que olvidar que si algo ha caracterizado a la administración estatal de Ángel Aguirre han sido los señalamientos de nepotismo.
Sin embargo la Contraloría, que debiera estar ya auditando a la Sedesol estatal, no ha asomado la cabeza en este caso.
De la misma manera pasa con los señalamientos hacia los ex alcaldes Manuel Añorve Baños y Héctor Astudillo Flores. La Auditoria General del Estado (AGE), cuenta a los municipios de Acapulco y Chilpancingo entre aquellos que hicieron acta de entrega-recepción, pero sin anexos en los cuales se encuentran los detalles que puedan arrojar luz sobre posibles malos manejos del erario.
Los señalamientos han sido públicos, nadie los ha denunciado formalmente ni las instancias oficiales están “fácticamente dispuestas” a hacerlo.
Celebro el llamado del diputado Bernardo Ortega al auditor general a que actúe más y anuncie menos, pero señor presidente de la Comisión de Vigilancia y Evaluación de la AGE… ¿Quis custodiet ipsos custodes?, en español: ¿Quién vigila a los vigilantes de sí mismos? jesuslepez@gmail.com