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jueves, 22 de noviembre de 2012

Entresemana Claroscuros de los servicios de salud Por Moisés Sánchez Limón

En las jornadas de la despedida del poder, el equipo de Felipe Calderón Hinojosa finalmente echó a andar un sistema de difusión que brilló por su ausencia a lo largo de su administración, aunque sostiene el valor intrínseco de medias verdades o mentiras piadosas con las que alguien pretende dar gusto al Presidente, para que en sus giras del adiós se alce el cuello.
Total: “gobierno valiente”, reza la publicidad en la tele. Y ese periplo y los desplantes y gracejadas de don Felipe, o mostrarse finalmente hábil para la cantada con el chorro de voz que le queda en calidad de jefe del Ejecutivo mexicano, para que le aplaudan porque cuando retorne a la realidad puede que le chiflen o sólo le admitan el solo de voz en Garibaldi o con el karaoke entre los cuates.
En fin. Resulta que en este despliegue, similar al espejito, espejito de Genaro García Luna --¿será que la recomendación salió de la misma agencia de publicidad?--, los operadores del Presidente y él personalmente, difunden resultados de mil maravillas realizadas en obra y servicios y todos esos etcéteras que tiene obligación el gobierno de realizar, con absoluta convicción de que los mexicanos la pasamos de poca –el INEGI reporta que ocho de cada diez somos felices—y que por tanto el gobierno panista la ha hecho requetebién.
Pero, ¡oh!, decepción, de pronto hay quienes aguan la fiesta, como Francisco Sales Heredia, analista del Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública (CESOP) de la Cámara de Diputados, quien ha presentado un trabajo denominado A 30 años de la descentralización de los servicios de salud, en el que, sin partidismos evidencia las medias verdades o mentiras de los gobiernos que han presumido, priistas y panistas, haber cumplido con la cobertura nacional de los servicios de salud.
Quizá para el ciudadano común, ese fraseo presidencial que se ha repetido informe tras informe, sea recurrente demagogia no solo por la incumplida cobertura de servicios de salud, sino también acerca de la calidad de éstos, la burocracia en la atención al derechohabiente y la constante en el desabasto de medicamentos, aunado a la nefasta insensibilidad de la mayoría de los médicos a sueldo y enfermeras sindicalizadas.
Pero, bueno, el trabajo de absoluto rigor profesional de Sales Heredia, divulgado por el CESOP, puntualiza que “el sistema de salud en México, con base en investigaciones académicas e indicadores oficiales, aún se encuentra disperso y no cumple adecuadamente con el ofrecimiento de garantizar un servicio de calidad que mejore la salud de los ciudadanos”.
Subraya que, a tres décadas del inicio del proceso de descentralización de los servicios de salud, mecanismo impulsado fundamentalmente por la crisis económica heredada por el gobierno de José López Portillo a Miguel de la Madrid, los resultados no son satisfactorios, aunque en estricta evaluación de lo aportado por el investigador, hay claroscuros en el sistema nacional de salud. Diríase, empero, que son más los oscuros que los claros en los servicios, en apego a los siguientes fundamentos de Sales Heredia:
“En la primera etapa del proceso (1983-1994) se desconcentraron funciones y se descentralizaron algunas instituciones. El objetivo fue hacer más eficiente el servicio, al permitir que cada zona se concentrara en la problemática local.
“En la segunda (1994-2000) se propuso garantizar una rectoría central y flujos financieros adecuados para la atención médica básica.
“En la última (2000-2012) se creó una estructura financiera para ofrecer atención a un mayor número de padecimientos con base en una evaluación de riesgo, que dio origen al Seguro Popular”.
Pero, de acuerdo con indicadores de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), en este año México dedicó 6% de su Producto Interno Bruto (PIB) al gasto en salud, es decir, tres puntos porcentuales debajo de la media (9%). Sin embargo el gasto público es de 3% del PIB, el resto es gasto de los hogares en servicios privados.
En consecuencia, cita el trabajo del analista, “la desigualdad en recursos físicos y humanos y en los resultados de los indicadores en salud en las diferentes regiones del país muestra que los objetivos de la descentralización aún no se cumplen y que los avances son muy lentos”.
El analista aporta cifras, datos contundentes de la situación que priva en los servicios de salud, una especie de debilidad y fortaleza, como el hecho de que el número de médicos en México es de 2 por cada mil habitantes, sin hablar de su distribución territorial, mientras que el promedio en la OCDE es de 3.2; amén de que el número de enfermeras es de 2.5 por cada mil, en tanto que el promedio es de 9.
No se trata, sin embargo, de considerar que por lo menos ahí la llevamos en materia  de servicios de salud. Tampoco de hacer oídos sordos al concierto del país de las maravillas que don Felipe dirige en estas giras del adiós. La realidad nos golpea todos los días en esas clínicas con servicios de tercera que obligan al derechohabiente, lo mismo del ISSSTE que del IMSS o del Seguro Popular, a endeudarse para acudir a la medicina privada.
¿Hay motivos para presumir que tenemos hospitales de primer mundo en el sistema de medicina pública, si el acceso a éstos suele ser un privilegio? Interesante y profesional trabajo de Sales Heredia. Conste.