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viernes, 15 de marzo de 2013

Entre la verdad y la ficción ILETRADOS. . . TODOS Por Jorge Luis Falcón Arévalo*


El “nuevo” magisterio de Elba Esther y los rescoldos de esa forma de impartir la educación: pues hasta éste momento no ha existido un solo profesorado que haya entendido  el civismo como el respeto total a las leyes, el valor civil,  la ética,  el respeto a las normas  de  convivencia, la tolerancia,  el  altruismo y el respeto  a la ecología. No lo existe. Ahí está como ejemplo la horda de egresados, sin un ápice en la pedagogía del civismo.
 
Un claustro que ha engendrado muchachos que conocen,  saben y sus charlas giran más en torno a los chismes de la T.V. pero que además se saben los nombres de los artistas famosos, pero nada de Historia. Jóvenes que hablan español más o menos, que tienen pésima ortografía, que no saben hacer sumas de quebrados, que son expertos en "copiar" -bueno hartos- durante los exámenes.

Juventud que pasan más tiempo viendo las estupideces de la televisión que estudiando o leyendo, casi sin comprender lo que leen. No socializan, porque han perdido esa extraña sensación de saber ser amigo; sino más bién están estúpidizados con el IPod, las tablets , el skate, los blackberries, el facebook, los chats donde sólo hablan de las mismas estupideces que acaban de ocurrir en sus propios salones o en la charla rumbo a sus hogares.

Profesorado que atentan contra la libertad, la educación, la propia autoestima, el respeto a los padres o prójimo,   la solidaridad, la cultura y promueven una distorsionada realidad de México, no estudian al México jodido para buscar soluciones, porque también su panorama y educación les tiene vetado adentrarse en otros ritmos de la educación. Un magisterio cuadrado en sus formas y fondos de promover y desarrollar juventudes en el sembrar y ejercitar el pensamiento libre. Fomentándole a la vez un falso patriotismo.
Incitan a los jóvenes a mercantilizar no tan solo sus calificaciones, sino en las mujeres su dotes naturales u otros favores sexuales entre los varones. Donde pervive el maestro perverso, libidinoso y rijoso.  La transacción es un predominante en aras de evaluaciones en sus materias escolares; y allí vemos a los asnos, relinchar; y, a los monos emitir sonidos cavernícolas, pues con unos cuantos billetes, amansaron al maestro y les otorgó una alta calificación sabiendo el demás alumnado, la clase de jumento del transador.  ¿Qué clase de estudiantoide aborta ese magisterio irresponsable y ramplón, bajos esas oportunidades de comercio de evaluación escolar? 

Universidades, Escuelas privadas y públicas, así como colegios de secundaria y preparatoria anidan ese tipo de deformatorio. El claro ejemplo lo tenemos en el Instituto Tecnológico de Acapulco, el cual es un infortunio de centro educativo. Una procaz vergüenza. 

Maestros que han arrinconado a los guerrerenses, en aras de pútridas políticas que ofenden al pensante. Oficiales del caos, la anarquía y el desconcierto. Mentores del pedimento sin trastocar las neuronas del pensamiento y del dialogo, que buscan menguar la economía de los surianos. Hoy Guerrero, es noticia, como ya es tradición por un mismo ciudadano guerrerense que no ha encontrado su propia personalidad, pues viven en el vaivén de la diatriba, la injuria, el escarnio, el ultraje. ¡Ya basta!

Como dijo una torpe empresaria hotelera de Acapulco: “Guerrero, no es Can Cun”; por supuesto que no. El quintanarroense, vive y trabaja unido; y, el magisterio es de otra mentalidad, como lo son sus ciudadanos.
México en manos de la barbarie. La política confusa por intereses y con un país en bancarrota.