Un
mundo trastornado no puede llegar a los límites. Hay personajes en la historia que
tienen su momento, valor y trascendencia, hechos de bondad, lucha, pasión,
temple, humanidad. Y más allá de las fronteras, el Sol, y más allá de él, nada
que podamos conocer, comprender y amar.
Este año no termina, y pareciera que se acaba. Optimismo vs.
pesimismo, realidad conjunta que permite hacer un justo balance de nuestras
vidas, y llegar a conocer qué está mal o qué es incorrecto. La ley es no dañar,
ni dañarse. Ejemplos encarnados, pocos. En este Siglo hay que memorizar y hacer
un recuento de las acciones creativas, de qué estamos hechos y para qué
servimos. Y transmitir a nuestros hijos o hijas el estudio, prepararlos en el
hogar para la lucha de la enseñanza, de las megatendencias y del ser. Hoy es
Nelson Rolihlahla Mandela, conocido como Madiba. Un título de honor dado por
los vetustos del clan de Mandela, y así era conocido como Tata. Mandela acuñó
la frase “Soy el amo de mi destino, soy el capitán de mi alma”, quien se casó
en tres ocasiones y tuvo seis hijos. Es abogado y político, un humanista y
liberador de su país, Sudáfrica. Mandela en el Siglo XX enfrentó frontalmente
el fenómeno de segregación racial en su nación, el Apartheid. Como es la vida
en causas injustas y alevosas, fue llevado a prisión en 1962 por el cargo de
sabotaje y otros cargos, y confinado a cadena perpetua. Sin embargo, cumplió 27
años encerrado, en su mayoría, en la prisión de Robben Island. Aislado en la
cárcel pero con una gran fortaleza en su interior, logró ser liberado el 11 de
febrero de 1990. Para liderar a su partido como brazo armado del Congreso
Nacional Africano, y ganar democráticamente mediante sufragio universal la
presidencia en 1994 hasta 1999. Su prioridad fue la reconciliación y la
igualdad en el marco legal, moral, ético y social. Tiene más de 250 premios,
galardones internacionales que durante cuarenta años ha recibido, incluido el
premio Nobel de la Paz en 1993. Es vital difundir que un hombre vistió de paz y
fe a una porción de tierra, peleando contra corriente, sufriendo hambre y sed,
y las vejaciones del monstruoso cinismo. Así como él, estuvo Malcom Little
Norton, también conocido como El-Hajj Malik El-Shabazz, ó simplemente, Malcom
X. Un alma brava que defendió los derechos de los afroamericanos entre 1952 y
1965, y que acusó a Estados Unidos de Norteamérica y a los blancos de crímenes
contra sus compatriotas. Y Martin Luther King, quien desarrolló una labor crucial
en EUA al frente del Movimiento por los derechos civiles para los
afroamericanos, participando como activista en numerosas protestas contra la
Guerra de Vietnam, el sistema y la pobreza que sucumbía a los obreros. Un héroe
de carne y hueso que encaminó la dura batalla para terminar con la
discriminación racial a través de medios no violentos. Ambos americanos,
murieron acribillados. Así les pagan a los líderes de la paz. Como el caso de
Aung San Suu Kyi, política y activista birmana, un emblema de la oposición
contra la dictadura militar. Fue detenida en su vivienda sin poder salir, así
sin más, decidió ir contra las fuerzas castrenses en forma pacífica y vencerlos
a través de los años, de 1962 hasta 2011. Un corazón fuerte que ganó el premio
Nobel de la Paz, pero la Junta Militar Birmana no le dejó salir de su país. Y
fue hasta junio de 2012 que pudo recogerlo en Oslo. Inspiración, la Madre
Teresa de Calcuta, nacida como Agnes Gonxha Bojaxhiu. Una monja que selló el
mundo católico a través del amor a su prójimo, servir y dar era su lema. Esta
mujer de origen albanés naturalizada india, durante casi cincuenta años atendió
a enfermos, paupérrimos, huérfanos, moribundos y parias. Fundó la Congregación
de las Misioneras de la Caridad en Calcuta en 1950, fue una guía espiritual del
mundo y muy querida, respetada e indudablemente amada. Incluso beatificada por
el papa Juan Pablo II, con el título de beata Teresa de Calcuta. Y el más
grande modelo de fe, paz y amor, en la Época Moderna, es y fue Mohandas
Karamchand Gandhi, un abogado, pensador y político indio que recibió de
Rabindranat Tagore el nombre con el más alto honor de Mahatma, que quiere decir
en sánscrito alma grande. Durante décadas y en 1918, figuró frente al
movimiento nacionalista hindú, instauró métodos de lucha social como las
huelgas de hambre, rechazar las armas y predicar la no violencia (ajimsa)
contra el dominio británico. Llegó incluso a la desobediencia civil, al ser el
ariete de los dictados de conciencia, bregando por el retorno a las viejas
tradiciones. La resistencia no violenta destacó en la Marcha de la Sal, a
través del país contra los impuestos a los que estaba sujeto este producto.
Hoy, de julio a diciembre, un semestre de preguntas y respuestas. En un planeta
de siervos y amos, de esclavos y dueños, de ricos y pobres, de quienes saben y
no, de quienes aman y no. Pero sobre todo, la acción creativa que nos lleva a
decidir qué tipo de personas seremos en el planeta. ¿Tú ya sabes qué vas a
hacer? Conócete a ti mismo e invítanos a ser.
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