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sábado, 23 de noviembre de 2013

EL ESPAÑOL Y EL CAMBIO LINGÜÍSTICO Por Mónica Quintero Restrepo.

El español no es el mismo. Ninguna lengua es la misma de la que fue hace muchos años, porque los tiempos y los acontecimientos van trayendo nuevas cosas que necesitan ser nombradas, renombradas u olvidadas.

“Los registros lingüísticos de las diferentes lenguas, en este caso del español, dan cuenta de que la lengua está viva. Dan cuenta de una de las características más importantes y es que cambia a partir del uso”, explica Sonia López, magíster en lingüística y profesora de la Universidad Eafit.

Es difícil, por ejemplo, leer el Quijote, como fue escrito en su época: “N Vn lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que viuia vn hidalgo de los de lança en aftillero, adarga antigua, rozin flaco, y galgo corredor (…)”. Era el castellano de la época, del que se han ido muchas cosas. Por eso las muchas adaptaciones y ediciones.

En una del Instituto Cervantes explican por qué hay que hacerlo: (…) La parte fundamental de la anotación, al igual que en otra manera el Prólogo, los apéndices o las ilustraciones gráficas, pretende antes de nada resolver los interrogantes que hoy suscitan muchos de los usos léxicos y gramaticales, referencias a cosas y personas, sucesos y costumbres, temas y alusiones de diversa índole, refranes, sentencias… que se encuentran en la novela, brindando al lector los datos imprescindibles para una correcta comprensión del texto en el contexto del autor y de su tiempo”.

Los cambios de la lengua se dan por el uso. “Es el criterio de transformación — precisa Sonia—, porque es real y está dado por sujetos de carne y hueso que tienen en sus manos esa dinamización de la lengua”.

Ese uso hace, también, que no todas las palabras funcionen igual en todos los lugares en los que se habla español. Hay palabras que son colombianas, hay otras españolas y así sucesivamente. Si alguien de Neiva, Huila, pide una maleta en Medellín, le entregarán una maleta, para viajar. No una bolsa de plástico, como les llaman ellos en su tierra.
Los cambios deben dar cuenta de las necesidades de los sujetos para expresar, en el tiempo en que viven, sentimientos, ideas, conocimientos, reflexiones. Al aparecer en las nuevas tecnologías la lengua debe entrar a mediar con ellas y sus posibilidades, para poder expresar los nuevos sentimientos.
La docente explica que las modificaciones son naturales y permiten que el sistema lingüístico se oxigene, se vuelva más rico. «De no ser así, cómo exponer o expresar las emociones ante las nuevas tecnologías, las guerras. La lengua tiene que ser versátil a las necesidades de los usuarios. No es arbitraria, no deja de ser sistemática, porque hay que cumplir con unas necesidades específicas, pero es normal, es vital, es necesario y útil que pase».
El diccionario es una buena muestra de las modificiaciones. La Real Academia de la Lengua (RAE) presentará la vigésima tercera edición de su diccionario en octubre de 2014 y será, han dicho ellos, la última edición impresa. En este momento muchos de los cambios ya se ven en las consultas que se hacen en la web. La pregunta va a la versión actual, la vigésima segunda edición, que se presentó en 2001, pero si hay un nuevo registro, aparece en letras rojas artículo enmendado, que llevará a la nueva búsqueda, que advierte, con letras rojas también, que es un avance de la nueva edición.

“Las nuevas modificaciones se suman a las ya realizadas en los años 2004, 2005, 2007 y 2010. Todas ellas formarán parte de la próxima edición impresa del DRAE», se lee en un documento en la página web de la Academia.

El nuevo diccionario tendrá 60.000 modificaciones, que tienen que ver con descripciones, nuevas palabras, elementos que han quedado obsoletos o voces que ya no existen. Entran palabras de la tecnología, como blog y tableta electrónica.

“La velocidad de internet, del mundo digital, lleva a que la lengua tenga que adquirir nuevas estrategias. Por eso se utilizan otros elementos, como los emoticones. Las plataformas obligan a una escritura menos larga, por ejemplo Twitter, que propone caracteres. Eso hace que se dinamice la lengua y que se haga uso de procesos fonológicos”, cuenta la magíster en Lingüística.

También hay modificaciones culturales. La palabra matrimonio es un ejemplo, que trae en la nueva edición un cambio que en otros tiempos hubiese sido imposible. De ir a la hoguera, incluso.
Definición actual:
1. m. Unión de hombre y mujer concertada mediante determinados ritos o formalidades legales. 2. m. En el catolicismo, sacramento por el cual el hombre y la mujer se ligan perpetuamente con arreglo a las prescripciones de la Iglesia.
En el artículo enmendado hay otra acepción más: En determinadas legislaciones, unión de dos personas del mismo sexo, concertada mediante ciertos ritos o formalidades legales, para establecer y mantener una comunidad de vida e intereses.
La RAE hace un seguimiento a la palabra que van a modificar, de unos cinco años, más o menos, para revisar que esté plenamente integrada en el español. Ellos han explicado, en varias ocasiones, que no inventan ninguna palabra y no añaden ninguna, o la modifican, que no venga del uso.

“Las lenguas cambian de continuo, y lo hacen de modo especial en su componente léxico. Por ello los diccionarios nunca están terminados”, se lee en la RAE.