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jueves, 5 de diciembre de 2013

Hartazgo Social: Nueva Guerrilla Por Rodrigo Huerta Pegueros*

Rodrigo Huerta Pegueros
Nunca es bienvenida una expresión de lucha armada como tampoco es plausible que se instalen huelgas de hambre, ya que una y otra expresión no es mas que consecuencia de una forma de hartazgo social que lleva a grupos determinados a utilizar medidas extremas para dar a conocer su inconformidad por las cosas que ocurren a su alrededor y que no vislumbran ningún cambio y si en contrario, el que se compliquen a causa de que quienes tienen en sus manos la solución de los problemas no tienen la mínima intención de actuar en esa dirección.
La irrupción de las llamadas Fuerzas Armadas Revolucionarias-Liberación Popular, hace unos días en la región de la montaña del estado de Guerrero, es quizás la cereza del pastel que le faltaba al gobierno del estado de Guerrero, ya que a éste se le acusa de haber provocado su organización y su accionar como fuerza insurgente apartada de los lineamientos democráticos que no han sido útiles para los luchadores sociales que han caído poco a poco—pero constantes—durante este sexenio del gobernador Ángel Heladio Aguirre Rivero.
Los comunicados que han aparecido durante estos días, emitidos presuntamente por las FAR-LP, dan cuenta puntual de los porqués se levantaron en armas. Son sus demandas enfocadas a lo que ha sucedido en la entidad y la ausencia de resultados que las autoridades, en sus distintos niveles de gobierno, han producido.
La ausencia de una administración y procuración de justicia es evidente.
Los asesinatos políticos en contra de los luchadores sociales, de los defensores de los derechos humanos, de los propios periodistas y desde hace unos meses a la fecha contra miembros de los grupos comunitarios o autodefensas , ofrecen una postal nítida de la ausencia de legalidad aplicable en la entidad y por lo tanto, el propio gobierno, es en automático, el menos indicado para hablar sobre legalidad y justicia.
La inseguridad pública, es también fuente inagotable de la serie de confrontaciones que se han tenido entre las comunidades rurales y algunas urbanas, contra las fuerzas armadas del país y contra las policías municipales y estatales, ya que han sido ineficientes para proveer de seguridad y ofertar paz pública a los ciudadanos y en cambio se ha visto que la delincuencia común y el crimen organizado sigue ampliando su radio de acción sin freno alguno.
No hablemos de la miseria que cunde en el estado. Los cientos y miles de jóvenes que salen de sus territorios en busca de trabajo y se enganchan en cualquier viaje con tal de poder vivir mejor aún y a costa de su propia existencia. Dice el julgo sobre la juventud actual que esta prefiere vivir poco pero bien y no mucho en desgracia.
Ahora bien. Las FAR-LP debe asumirse como un grupo guerrillero de nuevo cuño o una nueva división del Ejército Popular Revolucionario. No se tiene bien precisado esta fuente, como tampoco se ha visto que las otras expresiones guerrilleras que de un tiempo en otro reaparecen en las páginas de los diarios, han externado su apoyo, solidaridad o bienvenida a esta nueva expresión.
Las fuerzas de inteligencia del estado—particularmente el CISEN—debe tener en cuenta que en Guerrero ha habido, desde los tiempos de Genaro Vázquez Rojas, movimientos armadas consecuencia de injusticias sociales y abusos de poderes fácticos e institucionales.
Recordemos que en los últimos tiempos los guerrilleros han sido más mediáticos que operativos y que se han dedicado a señalar los errores y abusos cometidos por los gobernantes, pero no han actuado en consecuencia.
Hoy estamos a la espera del accionar de este nuevo grupo guerrillero, el cual si en verdad cuenta con una estrategia y bases sociales en las regiones que ha dicho operar tiene que dar cuenta de ello, para que no se vaya a pensar que es solo una impostura.
Las demandas de la nueva expresión guerrillera son claras y contundentes. Las autoridades estatales son las que tienen que dar respuestas puntuales si es que quieren evitar que esto se complique aún más de lo que está y se vaya a ser realidad la idea que se tenía hace unos años de que los grupos comunitarios no eran mas que la expresión de una gran organización guerrillera que estaba sentando las bases para su actuación futura.
Hoy las cosas no están claras.
El gobierno dice desconocer a las FAR-LP y les niegan cualquier interlocución y los amenazas con perseguirlos.
Los grupos comunitarios no se han deslindado de los guerrilleros.
Los partidos políticos no han querido caminar sobre tierra fangosa y han callado.
El Congreso se ha mantenido al margen y dejan solo al gobernante.
Los grupos sociales en pie de lucha tampoco los han desconocido.
Luego entonces, la aparición de las FAR-LP no han sido con mucho mal vistos por una sociedad atosigada y harta de tanta impunidad y desdén de las autoridades locales.
Veamos como evoluciona este nuevo capítulo en la historia del sexenio aguirrista que cada día se parece más al sexenio negro del figueroismo.

Periodista/Analista Político*