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jueves, 22 de mayo de 2014

AL AIRE. NIÑOS ASESINADOS, NIÑAS VIOLADAS, NIÑAS Y NIÑOS OLVIDADOS Por: ISAÍAS ALANÍS

En los últimos días tres casos violentos contra niños han ocupado la atención nacional: la muerte del niño Héctor Alejandro Méndez Ramírez, en Ciudad Victoria, Tamaulipas provocada por sus compañeros que le estrellaron la cabeza contra el muro, ante la negligencia de una profesora y por lo cual los maestros fueron cambiados de escuela, aunque sean también culpables por omisión, o cómplices por su silencio.

¿Qué les sucederá a los causantes de esta tragedia, todos menores de edad y culpables directos por este homicidio?
El niño Edwin en el estado de México, que fue torturado por el novio de su madre, Irma Virginia Salazar Velasco, quien negó lo declarado por el niño. De acuerdo con las imágenes difundidas en las redes el menor tiene lesiones en varias partes del cuerpo, que incluye quemaduras de cigarro. Los médicos le preguntaron al menor ¿quién se las había hecho?, el pequeño respondió que “el novio de su madre”
El tercer caso, es la del sacerdote pederasta de San Luis Potosí  Eduardo Córdova Bautista, quien amparado por la arquidiócesis de San Luis, abusó de muchos menores. Los testimonios valientes de los agraviados, hunden cada vez más a este monstruo. Leer las declaraciones de los menores y cómo  abusaba de ellos es repugnante.
Pero si uno le rasca tantito, hay cientos de casos similares. En Guadalajara, Jonathan, murió en marzo del 2013 porque uno de sus compañeros para quitarle unas monedas le sumergió la cabeza en el retrete. Y a esta lista de muertes se agregan la de los niños que carecen de lo más indispensable para vivir. Los niños que limpian parabrisas en los cruceros de las ciudades de México. Los niños que ingresan al sicariato. Los inhaladores de “activo”, los niños vendedores de droga, Los niños que son explotados en los campos agrícolas de México y los Estados Unidos. Los niños del tabaco que mueren a causa de la nicotina. Los niños esclavos sexuales que pese a las denuncias como las de Lidia Cacho, los culpables siguen gozando el paraíso de la impunidad. Los niños indígenas de todo México que tiene un tortilla y un pedazo de chile como alimento. Y los hijos de la guerra: niñas y niños hijos de policías, militares, delincuentes y transeúntes caídos “por accidente”;  las niñas y niños asesinados para extraerles sus órganos y venderlos en el mercado negro.
En México la cifra de la muerte de menores, es alarmante. Entre ellas la violencia de padres y padrastros, tíos y abuelos, drogadictos y alcohólicos; prácticas medievales de maestros abusadores y golpeadores, y sacerdotes pederastas, se suma a esta numeralia infernal.
A toda esta barbarie sufrida por los menores, se agrega el ejercicio que realiza el crimen organizado al reclutar niños y jóvenes para adiestrarlos y utilizarlos como guardias personales y ejecutores; el caso del Ponchis es más que emblemático, debido a que las leyes mexicanas protegen entre comillas a menores infractores.
¿Cuántos niños son violentados en México cada minuto, qué se hace para evitarlo y qué futuro les espera?
¿Y usted que es padre, lo sabe, lo ignora, y que opinión tiene al respecto?