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domingo, 19 de octubre de 2014

MÉDULA Igual para todos Por Jesús Lépez Ochoa

Los tiempos son de lluvia, pero de una verdadera tempestad política de la que muchos tratan de sacar provecho de la desgracia sin que les caiga aún el veinte de que es la clase política en su totalidad, la principal afectada por los lamentables acontecimientos ocurridos en México y en Guerrero.
El estercolero ha salpicado ya a casi todos los partidos políticos, al menos el PRD, el PRI y el PAN no pueden decirse limpios luego de los trágicos hechos de Iguala y al asesinato del secretario general del blanquiazul en el estado, Braulio Maganda Zaragoza, a manos de otros panistas, según las autoridades.
Son tiempos en los que lejos del oportunismo empleado por muchos para tratar de dirigir las miradas hacia los adversarios políticos, cobrar facturas y ocupar posiciones en medio de la confusión, se requiere un análisis serio y a conciencia sobre la descomposición a la que ha llegado el Estado Mexicano en su conjunto.
El que estudiantes sean asesinados por policías  de Iguala al mando de un alcalde señalado de vínculos con la delincuencia organizada y postulado por el PRD;  que policías de Cocula, municipio gobernado por el PRI hayan entregado a 43 jóvenes más a un grupo de la delincuencia organizada; que prominentes panistas estén acusados de haber conjurado la muerte de su secretario general Braulio Maganda para hacerse de candidaturas, son evidencias del carcomido sistema de partidos.
Es preciso recordar que el sistema de partidos es el pilar de la democracia representativa lo cual explica que lo que lamentablemente está ocurriendo en Guerrero es la más clara muestra de que la forma de gobierno del Estado mexicano está en crisis.
También hay que aclarar que estos hechos, sumados a la matanza de Tlatlaya, Estado de México, al secuestro de un diputado federal en Jalisco y su posterior asesinato en Zacatecas, así como a muchos otros hechos de sangre a lo largo y ancho de todo el territorio nacional, no son sino el síntoma de que el país está tocando fondo.
No se puede seguir simulando como lo hace el gobierno federal que manda miles de policías a tal o cual estado y luego de tomarles la foto los retira hacia otro lugar para seguir el show. Tampoco se puede simular que con quitar a un gobernador se acabó el problema porque eso es sólo un distractor para no actuar sobre el problema de fondo y que es la enorme capacidad de los poderes fácticos para poner y quitar gobernantes a su antojo.
Los partidos políticos se han transformado en un canal para ello, así lo evidencian estos hechos, y la muestra está en que aspirantes a gobernador como Armando ríos Piter han tenido que salir hasta en dos ocasiones a deslindarse públicamente de personajes como Rogaciano Alva y ahora de José Luis Abarca, al igual que Lázaro Mazón tuvo que deslindarse del ahora prófugo alcalde igualteco e incluso separarse de su cargo como secretario de Salud.
No es gratuito que los políticos sean los personajes de menor confianza para los mexicanos en todas las encuestas.
Sin lugar a dudas Iguala tendrá efecto en las urnas que podrían en 2015 alcanzar un abstencionismo histórico si no se voltea a ver a figuras emergentes sobre las que no existan dudas de su honestidad.
Esto deberá ser parte del obligado debate que las circunstancias imponen a los partidos políticos pues su representatividad, es decir, que realmente representen los intereses de los mexicanos, es lo que está en duda.

jalepezochoa@gmail.com