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miércoles, 29 de octubre de 2014

(VIDEO) EL INCREÍBLE SALTO AL VACÍO DE LOS GANSOS QUE NACÍAN DE LOS ÁRBOLES





A los tres días de romper el cascarón los polluelos de barnacla cariblanca o gansos percebe, muy común en las islas del Atlántico Norte, deben realizar un enorme salto para reunirse con sus padres y comenzar así el resto de su vida.

Gansos percebe de guardia observan a posibles depredadores junto a sus pequeños polluelos. Foto Iron Ammonite
Y es que estas anátidas suelen hacer sus nidos en acantilados rocosos, en zonas que van desde el Báltico hasta Groenlandia, en paredes extremadamente escarpadas lejos de los depredadores (principalmente zorros árticos y osos polares), pero también lejos de la hierba que les sirve de alimento. Al igual que todos los gansos, los pollos de barnacla no son alimentados por los adultos. Y por eso las crías incapaces de volar, son animadas por sus progenitores a saltar al precipicio para así buscar zonas donde pastar.

En las primeras horas de vida después de su eclosión, estas aves (llamados gansos percebe por el parecido del plumaje de su cabeza con la concha de este crustáceo) deben dar un salto gigante desde su nido en lo alto de los acantilados y caer en un salto al vacío de más de 120 metros con el fin de alcanzar el suelo.

Percebes, crustáceos que debido a su parecido dan nombre a este peculiar ganso.
En una de las más emocionantes y perturbadoras secuencias del nuevo documental Life Story de David Attenborough.
Serie de la BBC recién estrenada, y en la que han tardado cuatro años en su realización y donde se pueden ver los primeros pasos en las primeras horas de vida de una gran variedad de criaturas del mundo.
Una escena rara vez filmada y que sin duda se va a convertir en uno de los momentos más emblemáticos de la historia de los documentales de naturaleza.
Como dice Sir Attenborough: "A los tres días de edad, estas aves ya han sobrevivido al mayor desafío de sus vidas. En una de las tácticas de supervivencia más extremas en la naturaleza ".
Anteriormente se creía que los gansos adultos descendían a sus polluelos en el lomo, pero la realidad es que las crías se lanzan al vacío desde su nido y lo sorprendente es que más de la mitad sobrevive a esa caída.
Gracias a su poco peso, las plumas y el pequeño tamaño, los polluelos no suelen sufrir lesiones graves cuando golpean las rocas. Los que no sobreviven se los comen zorros árticos que se siempre están al acecho.
Un curioso comportamiento de estas aves que ya en la antigüedad estuvo rodeado de leyendas. Historias que afirmaban que estas aves crecían de las ramas de los árboles, encerradas en conchas hasta que les salían las plumas y volaban. Que se reproducían a partir de madera de abeto que flotaba a la deriva en el mar. Y todo debido a la supuesta conexión existente entre los gansos y los pequeños crustáceos.
Miniatura con los gansos percebes que crecían en los árboles, bestiario que se guarda en la Biblioteca Británica.
Un leyenda ampliamente difundida, por autores medievales como Giraldus Cambrensis o Vicent de Beauvais en su Gran Enciclopedia. Sin embargo, también fue criticada por otros autores, entre ellos Alberto Magno, que decía que era una historia inventada por algunos clérigos irlandeses que consideraban la carne de ganso percebe como aceptable en los días de ayuno de Cuaresma.
Árbol de las ocas o "Barnacle tree", árbol que crecía en la islas británicas y de cuyos frutos al caer al mar salían ocas o gansos.

En el IV Concilio de Letrán, el Papa Inocencio III prohibió explícitamente el consumo de estos gansos durante la Cuaresma, con el argumento de que a pesar de su reproducción inusual, vivían y se alimentaban como patos y tenían la misma naturaleza que otras aves.