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domingo, 2 de noviembre de 2014

EPÍSTOLAS SURIANAS (Carta Abierta) De Julio Ayala Carlos

JULIO AYALA CARLOS
En efecto, no sólo vasta ser, sino parecer, y en este sentido, al gobernador del estado le falta parecerlo.
Vivir en Casa Guerrero, utilizar los vehículos blindados, incluido uno que otro helicóptero, y tener a su servicio un ejército de empleados, quienes a todo le dicen que sí, ciertamente no es suficiente.
Y es que gobernar un estado como Guerrero no significa usar el presupuesto. Gobernar un estado, incluso el más próspero, significa, dirigirlo.
Puede uno entender, que por la sorpresa de sacarse la rifa del tigre, no tuvo tiempo de cortarse el cabello, de comprarse un traje a su medida, y por supuesto, de pronunciar un buen discurso en su toma de protesta; digo, puede entenderse el primer día…
Pero, ciertamente no puede seguir así, aunque haya quien diga que la apariencia no es importante.
¡Por supuesto que sí! Y porque al igual que su antecesor, Rogelio Ortega Martínez llega al gobierno en medio de grandes expectativas. Y eso sin contar con que la inteligencia y la capacidad se demuestran.
Casi 10 días han pasado desde que el politólogo, académico, científico, y  sabio, y no sé cuántas hierbas más le adjudican quienes antes ni lo tomaban en cuenta, y ciertamente nada  ha cambiado en el estado desde entonces.
Hay que decirlo. Los alcaldes, los gobernadores, y el mismo presidente de la República, llegan a ocupar esos cargos de dirección, porque quienes los eligen ven en ellos, además de capacidad, inteligencia, profesión, responsabilidad y honestidad, entre otras muchas cosas, liderazgo.
Es cierto. El liderazgo se construye, pero también hay quienes lo traen consigo. Y en el caso que nos ocupa, no lo vemos.
Así las cosas, cómo pueden los guerrerenses confiar, o mejor dicho, seguir a quién no se le ve liderazgo? Un  claro ejemplo de ello es que los normalistas de Ayotzinapa no lo toman, al igual que su antecesor, como un interlocutor válido.
Quizá es muy pronto para ver algunos resultados del gobernador, que, en efecto, se esperan de él grandes expectativas, pero en descargo se puede decir que el tiempo apremia, y en consecuencia no se tiene, ni un día, para echarse en la hamaca, ni mucho menos para errores, y claro para actos de negligencia.
Yo creo que al gobernador del estado, el nuevo, por aquello de que dicen que aún manda el anterior, primero, debe caerle el 20 de que es el gobernador del estado, no sólo del PRD o de quienes lo eligieron, sino de todos los guerrerenses, y en consecuencia, se espera mucho de él.
Creo, y ésta es la percepción de muchos, que a Don Rogelio Ortega Martínez le falta decisión, obvio, sin caer en los excesos, como la renuncia que exige a todos los trabajadores que no son de base en el gobierno.
Ah, y debe entender, y darse cuenta, de que ya no es, por ahora, empleado del rector.
Y siguiendo con el tema, sin duda que tiene razón el alcalde de Acapulco, Luis Walton Aburto, cuando señala que si le va bien al gobernador del estado, Rogelio Ortega, “le irá bien a Acapulco”.
El presidente municipal del puerto señaló que “todos queremos que le vaya bien a Rogelio Ortega; si a Rogelio Ortega le va bien, le va a ir bien a Guerrero, y si le va bien a Guerrero, le va a ir bien a Acapulco y nos va a ir bien a todos los guerrerenses”.
Cierto. Yo también quiero que le vaya bien al nuevo gobernador, pero ya, porque el tiempo apremia. El desmadre que dejó el anterior gobernador, debe resolverse. Urge limpiar la casa y poner las cosas en orden.
Es todo. Espero seguir mañana.


Julio651220@hotmail.com