La
historia del mundo descarriló aquí, en la tienda Moritz Schiller convertida en
Museo. De donde salió Princep para disparar al archiduque.
A
las 11 de la mañana del 28 de junio de 1914 mueren asesinados el archiduque
Francisco Fernando de Austria, y su mujer Sofía, la duquesa de Hohenberg. Hace
100 veranos aquel atentado se convirtió en el detonante de la Primera Guerra
Mundial, el conflicto que cambió el mundo para siempre. Una convulsión que
allanó el camino a grandes cambios políticos, numerosas revoluciones con un
carácter nunca antes visto en varias de las naciones involucradas.
Con
todo lo que salió mal en el plan original para asesinar al heredero de la
corona austrohúngaro, parece como si un viajero en el tiempo fuera a Sarajevo
para intentar salvar al archiduque y así evitar la Gran Guerra. Una chapuza con
una extraordinaria cadena de errores y casualidades, que acabó en un inevitable
magnicidio.
En
1914 había dos sistemas de alianzas antagónicas: la Triple Alianza (Alemania,
Austria-Hungría, Italia) y la Triple Entente (Reino Unido, Francia, Rusia).
El
juego de las alianzas transformó el conflicto local entre Austria y Serbia en
un conflicto europeo y solamente 37 días después en mundial. Innumerables
libros se han escrito ya sobre las causas de la Gran Guerra, de como los países
europeos colapsaron en una guerra repentina. Al rastrear hacia atrás en el
tiempo nos tropezamos con una causa inesperada y descubrimos que a veces la más
inofensiva de las cosas puede tener terribles consecuencias.
La
tienda Moritz Schiller el 7 de octubre de 1908 día de la proclamación de la
anexión austrohúngara.
La
historia del mundo cambió aquí, en esta pequeña esquina de la ciudad de
Sarajevo. La tienda de delicatessen Moritz Schiller ahora convertida en un
pequeño museo que guarda objetos relacionados con el atentado. Casi todos son
falsos. Una zona los Balcanes, que como dijo Winston Churchill "ha
producido más historia de la que pueden digerir”.
Ni
el asesino, ni sus víctimas tenían previsto estar en el sitio en el que se
cruzaron. A la salida de la tienda, Gavrilo Princip (la leyenda dice que se
estaba comiendo un emparedado) se encontró, de bruces con el coche parado y en
su interior al heredero a metro y medio de distancia. Sacó la pistola. No podía
fallar.
El
arma FN Herstal Modelo 1910 que desencadenó la Primera Guerra Mundial, en
exhibición en el Museo Imperial de Guerra en Londres.
Y,
sin embargo, Princip que era un tirador sin experiencia pudo haber fallado,
ademas giró la cabeza y cerró los ojos. No sabía dónde apuntaba y el joven
tuberculoso de 19 años disparó contra el archiduque y la vieja Europa, cayó
herida de muerte.
La
casaca ensangrentada del archiduque que se guarda en el Museo de Historia
Militar de Viena.
Es
muy poco conocida la costumbre que tenía el archiduque de llevar la ropa
siempre impecablemente planchada y abotonada; hasta tal punto llevó este gusto
por la pulcritud que se hacía coser la ropa durante los desfiles o paradas
militares, para evitar que las solapas se abrieran con el viento. El día del
atentado, el hecho de llevar la casaca cosida impidió que se le pudiese
socorrer a tiempo, tapándole la herida de bala o deteniendo el flujo de sangre
con un simple pañuelo, lo que originó una hemorragia abundante y la
consiguiente muerte.
Momento
en el que es capturado un sospechoso tras el asesinato del archiduque Francisco
Fernando.
Nunca
un insólito cúmulo de casualidades ha tenido unas consecuencias tan pavorosas. Las
posibilidades de que Gavrilo Princip desatase en Sarajevo con dos disparos una
guerra mundial, eran mínimas pero ocurrió en una esquina de Sarajevo. Con dos
certeros e improbables disparos, destruyó el mundo tal y como se conocía hasta
entonces. Una esquina de la vieja Europa donde como dice la escritora Susan
Sontag empezó y terminó el siglo XX,