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domingo, 1 de noviembre de 2015

¿LOS DIFUNTOS O TODOS LOS SANTOS?


En todas las culturas encontramos una fiesta dedicada a los antepasados, a los que en unos casos se llama difuntos, en otros santos, y mucho más atrás en la cultura romana, lémures, lares o manes.
 

¿Qué celebramos realmente en esta fiesta en que las calaveras se convierten en protagonistas? Pues celebramos nada más y nada menos que la presencia en nuestras vidas de nuestros más recientes antepasados. Es que no se entiende la cultura sin el culto a sus autores; no se sostiene la memoria de las cosas si no se cultiva la memoria de quienes las crearon. Para que la memoria de los valores vitales sea duradera, es preciso personalizarlos, ponerles rostro y biografía. Por eso a todas las cosas les asignamos autor. A las recientes, porque lo conocemos; y para las antiguas inventamos uno, porque sin autor no es posible el culto. 
 

En la fiesta de los Difuntos y de Todos los Santos (una sola fiesta que dura dos días; las lemurias romanas duraban tres) sacamos a los muertos de sus tumbas para que participen un día al año de lo que nos dejaron al irse de este mundo. En todas las culturas encontramos vestigios de estos cultos, y en todas ellas abundan caracteres comunes que han saltado los mares y traspasado fronteras. Es el alma de la humanidad la que palpita en ellas. 
 

Los romanos, por referirnos a nuestros antecedentes mejor documentados, se ocupaban de sus difuntos los días 9, 11 y 13 de mayo. Pero no era esa la única ocasión en que se ocupaban de ellos, sino que los tenían metidos en casa en forma de dioses o genios familiares, y les rendían culto diario. Tan importante consideraba Roma el culto a los antepasados, que para asegurarlo instituyeron la figura sagrada del heredero, cuya principal razón de ser y obligación era perpetuar este culto. 
 

Es que el culto a los difuntos no era una institución más, sino la piedra angular de toda cultura. Es lo que siglos más tarde recogería el cristianismo bajo la figura de la COMUNIÓN DE LOS SANTOS, uno de los dogmas que proclama el Credo. En él se afirma que todos los cristianos, tanto los difuntos de todos los tiempos como los vivos, viven en comunión formando un solo espíritu. Y que son precisamente los que se fueron a los que más propiamente se llama santos (igual que los romanos llamaron a sus antepasados lares, manes y lémures; quienes preservan desde el más allá la cultura y los valores de toda la comunidad (formada por los vivos y por los difuntos). 
 

Consecuente con ese principio, el cristianismo ofrece como ejemplos para toda la comunidad cristiana a los difuntos que destacaron en las virtudes que forman la religión, a los que en su día proclamó como santos, inscribiéndolos en la lista llamada canon (eso es canonizar). Pero como la inmensa mayoría de los que murieron dentro de la fe de la iglesia y por eso son santos no fueron inscritos, se instituyó la fiesta de TODOS LOS SANTOS (los manes que dirían los romanos), que son los difuntos no canonizados, como parte de la celebración de la fiesta del día siguiente dedicado a los difuntos que están aún penando.

LOS DIFUNTOS

Defunctus es una palabra latina compuesta del prefijo de, que indica separación, más functus, participio perfecto pasivo del verbo fungi, (deponente) que significa ocuparse en alguna cosa, desempeñar algún cargo.

Según la etimología, pues, difunto significaría el que está retirado de sus funciones. Lo que hoy llamamos jubilado.

En efecto, antes de utilizar los romanos el adjetivo defunctus para denominar al que había muerto, lo utilizaron para referirse al que se había retirado de un negocio, de una actividad, y por extensión al que había acabado esa actividad.

En rigor, pues, difunto no es el que se ha acabado, sino el que ha acabado aquello que se esperaba de él. El que ha dejado cumplida su misión en este mundo. En realidad es la denominación más positiva y elogiosa que se puede dar al muerto. El sinónimo más próximo, finado (derivado de fin), le rebaja ya bastante.

La variedad de nombres dados al difunto se debe al esfuerzo por disfrazar y adornar una realidad que tanto cuesta aceptar. Los más comunes son: muerto, finado, fallecido, extint; occiso e interfecto (si lo ha sido violentamente).

De la misma familia léxica de difunto, tenemos función, funcionar, funcionario, disfunción, fungible.

Día de Todos los Santos

El Día de Todos los Santos es una tradición católica instituida en honor a todos los santos, conocidos y desconocidos, según el papa Urbano IV, para compensar cualquier falta a las fiestas de los santos durante el año por parte de los fieles.

En España, dentro de la tradición católica, se realiza una visita a donde yacen los seres queridos, que ya han fallecido, les dejan flores en las tumbas y rezan por ellos. Además, suelen comer los típicos dulces de las fiestas que son los huesos de santo y los buñuelos.

En Cádiz se celebra el 31 de octubre los Tosantos, disfrazando a los conejos, puercos y gallinas de los mercados de la ciudad; también se hacen muñecos con frutas, verduras y frutos secos que reflejan de modo crítico y humorístico la realidad social del año.

En Baños de la Encina (Jaén), son varios días y los mas importantes fiestas en el año. Antiguamente, que toda la noche tocaban las campanas a muerto, los hombres se iban a la sierra, para quitarse de en medio (las mujeres quedaban rezando). Hoy hombres y mujeres, por Peñas de hombres solos o mujeres, matrimonios o amigos, se van al campo, a acasillas, a chambaos o a donde pueden a pasar dos o tres días, ya que desde hace años, uno de los días previos es fiesta local.

En Benacazón (Sevilla) se celebra el día de Tozanto, siendo una tradición inmemorial en el pueblo salir al campo con los amigos a pasar el día, lo que se denomina popularmente echar los santos. Manda la tradición, antes de salir al campo, pasarse por el cementerio de la localidad a visitar a los difuntos, llevándoles ramos de flores.

En Ceuta es el Día de la Mochila, la gente sale al campo portando una mochila de frutas y frutos secos con la que pasa el día.

En Galicia se celebra el Magosto (castañas con leche).

En Castilla-La Mancha (Albacete) suelen prepararse las migas de niño.

En Cataluña se celebra la denominada castañada en la que se comen boniatos al horno, castañas y unos dulces especiales para este día llamados panellets.

En Cocentaina (Alicante) se celebra la "fira de tots sants" o feria de todos los santos. Una licencia de mercado concedida por el rey de Aragón Pedro IV el Ceremonioso en 1346 la convierte en una de las ferias de productos más antiguas e importantes de España.

En Begíjar (Jaén), son varios días, entre el 31 de octubre y el 2 de noviembre. Existe la costumbre de que los muchachos y las muchachas salgan con las cazuelas repletas de gachas a la calle para con un cucharón tapar con ellas las cerraduras de las casas, con esta creencia se cree que así no entrarán malos espíritus a las viviendas. Otra muestra de mucho arraigo es comer tortillas con chocolate y poner mariposas de aceite en las casas para iluminar el camino de los muertos. (Vargas Jordán, Santiago: Creencias y costumbres populares de Begíjar (Jaén), 2004).

En el norte de Córdoba, como por ejemplo en Los Pedroches, se encienden velas en las casas y se comen las tradicionales gachas de leche.

En Extremadura, se sale al campo a consumir frutos secos, celebrando la chaquetía.

En la dehesa de Guadix y en Jaén se comen pestiños y boniatos.

En la Región de Murcia, se organizan mercadillos callejeros en muchos de sus pueblos y ciudades, en los que se venden principalmente flores y productos gastronómicos típicos de estas fechas: arrope, carne de membrillo, pan de higo, huesos de santo y frutos secos.

Tanto en España como en México es costumbre representar Don Juan Tenorio la noche del Día de Todos los Santos.