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martes, 22 de diciembre de 2015

Epístolas Surianas (Carta a Don Héctor) De Julio Ayala Carlos

JULIO AYALA CARLOS
ES OBVIO QUE LA VIOLENCIA EN Guerrero no se acaba con más policías, aunque hay que decir que la presencia de los cuerpos policiacos, así como de los miembros del Ejército y Marina, son de vital importancia para inhibirla y combatirla. De otra forma, Acapulco, por citar un solo ejemplo, no tendría el lleno que tiene en las vacaciones, como es el caso.

Sin embargo, llama la atención que no se ve, ni siquiera indicios, de en la Secretaría de Seguridad Pública estatal, a cargo de Pedro Almazán Cervantes, haya interés de incrementar el número de policías que, de acuerdo al secretario general de Gobierno, son insuficientes.
Es cierto, Almazán Cervantes es General del Ejército, y su ratificación en el cargo supone que fue recomendado por el gobierno federal, lo cual supone también que tiene los apoyos necesarios para hacer mejor su cometido. Sin embargo, no se ve el interés por Guerrero.
Y es que, en efecto, Guerrero requiere un promedio de ocho mil policías, para hacer un total de 12 mil, con los cuatro mil existentes; sin embargo, no hay indicios de que la Secretaría de Seguridad Pública estatal los esté formando, a pesar de la necesidad que tiene la entidad.
Por cierto, la organización Causa Común dio a conocer hace unos días que las corporaciones de policía de Zacatecas, Estado de México, Guerrero y Michoacán se encuentran en una situación “crítica” en materia de desarrollo.
Hay que decirlo. Guerrero requiere de un cuerpo policial eficaz, pero también suficiente, y obvio, certificado; el problema es que durante el tiempo que lleva Almazán Cervantes en la Secretaría de seguridad Pública del estado, el número de policías no se ha incrementado, a pesar de que conoce de la necesidad de más elementos policiacos. Entonces, la pregunta es: ¿qué está haciendo el secretario de Seguridad Pública por Guerrero?
Nunca como ahora hubo tanta seguridad, pero también nunca como ahora un gobernador, como lo es Héctor Astudillo Flores, oriundo de Chilpancingo, encabezó el recorrido del Pendón desde su inicio, es decir, desde el barrio de San Mateo, hasta las instalaciones de la feria, deteniéndose, en prácticamente todo el trayecto, a saludar, junto con su esposa, a las familias chilpancinguenses.
La organización civil dio a conocer el diagnóstico Desarrollo Policial en las entidades federativas, donde se señala que estos estados, incluido Guerrero, tienen bajos resultados en los rubros de sistema profesional de carrera policial, habilidades y destrezas, control de confianza, profesionalización y régimen disciplinario. Jejé. EN OTRO ASUNTO, es indudable que el tradicional Paseo del Pendón, con el que se anuncia la Feria de San Mateo, Navidad y Año Nuevo, también conocida como Feria de Chilpancingo, salió de lo mejor, lo que augura que la feria en sí será todo un éxito.
POR ÚLTIMO, ¿CÓMO VES? Mientras el presidente municipal de Tlapa, Noé de Jesús Abundis García organiza fiestas, y no precisamente de su dinero, hay quienes atienden y resuelven las demandas de los tlapanecos, y me refiero al diputado federal por el PT, Victoriano Wences Real.
Sin ser mezquinos, pero tampoco queda-bien, que para eso hay muchos que se pintan solos, hay que reconocer el trabajo de organización realizado por Daniel Morales, presidente del Patronato de la Feria, quien dicho sea de paso contrató un buen cartel para el Teatro del Pueblo, lo cual habla de su visión y compromiso porque se tenga una feria cada vez mejor. Habrá que esperar el inicio de esta tradicional feria, sin duda la más añeja del país, pero por la organización que se tuvo en el Paseo del Pendón, es posible vaticinar que será de lo mejor. Los chilpancinguenses, y quienes tienen toda una vida viviendo aquí, así como los visitantes, se lo merecen. Un periódico de Tlapa da cuenta de ello. En una página, el presidente municipal, Abundis García aparece en plena fiesta familiar, y no precisamente es una posada, y en otra, el diputado federal entregando obras.
Comentarios: julio651220@hotmail.com
Por supuesto que el alcalde de referencia puede hacer las fiestas que quiera, siempre y cuando se gaste su dinero, el cual, por cierto, no tenía hasta antes que fuera alcalde, gracias a la repentina muerte de quien ganó la elección el 7 de junio pasado, es decir, Javier Morales Prieto. El asunto es que mientras en Tlapa la delincuencia se ha disparado, el edil anda enfiestado. Eso sin contar con el alcalde dice no tener dinero cuando los comisarios van a pedirle, ya no obra pública, sino despensas y otros apoyos menores, mientras los servicios públicos, también con el pretexto de que no tiene dinero, están por los suelos. Obvio. No hay recursos para atender lo más indispensable, pero sí para fiestas, como la que organizó el edil en donde, aseguran los que fueron, echó la casa por la ventana, al fin que el Ayuntamiento paga. Jejé. Con razón Tlapa ha sido gobernado por otros partidos políticos.