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lunes, 20 de febrero de 2017

MIRADA INTERIOR De la lista de Schindler a las listas de Trump Por: Isaías Alanís

Las migraciones humanas desde los principios de los tiempos han sido el motor del desarrollo, del cambio tecnológico y del intercambio cultural.

En pleno siglo xx las migraciones humanas producto de guerras, hambrunas, desplazamientos de grupos humanos han motivado mudanzas de todo tipo.

Durante la segunda guerra mundial, las migraciones fueron de dos tipos, a territorios liberados o a campos de concentración, hornos crematorios, cámaras de gases y campos de trabajos forzados.

Un empresario de origen Checo, (1908-1974) Oskar Schindler salvó a más de mil quinientos judíos del exterminio nazi.

En Cracovia se construyó un campo de exterminio en 1943. Ese sitió sirvió para el exterminio de judíos en forma masiva. Tras vivir y ser testigo del genocidio, Schindler convenció a los jerarcas nazis para utilizar prisioneros del campo de concentración de Cracovia en su fábrica. Con el dinero que ganaba de la fábrica, Schindler lograría sobornar, corriendo miles de riesgos, a varios comandantes de la SS para que todos sus trabajadores fueran conducidos a Checoslovaquia y no a la muerte en los campos de concentración. Steven Spielberg recuperó a través del cine esta historia en la cinta; La lista de Schindler, filme que obtuvo siete Óscares.

De la lista de Schindler a las listas de Trump, hay un objetivo opuesto. Mientras Schindler hizo esta hazaña para salvar vidas, Trump, alegando que 8 millones de mexicanos son delincuentes los regresa a México donde no existen las condiciones económicas para recibir esta retromigración humana. Schindler los salva del exterminio, Trump los manda a una especie de matadero, en un país sin posibilidades para recibir con trabajo a esta primera oleada de migrantes.

Los hijos pródigos regresan por la fuerza, amenazados, vejados, producto de redadas tras una golpe al puro estilo neonazi. El presidente Donald Trump el 25 de enero signó acuerdos ejecutivos sobre las nuevas medidas para mayor control de la población indocumentada y la construcción del muro fronterizo. Ha desarrollado estrategias y tácticas para expulsa r a 11 millones de indocumentados, la mayoría mexicanos.

El general retirado Michael Kelly Secretario de Seguridad Interior declaró: “la oleada de inmigración en la frontera sur ha desbordado a las agencias federales y los recursos y ha creado una significativa vulnerabilidad de seguridad nacional para Estados Unidos”.

Kelly justifica las medidas con argumentos banales: un inmigrante condenado por un delito está sujeto a la deportación, y cualquiera que haya sido acusado de un delito, o cometido actos “que pudieran constituir” un delito; los que cometieron fraudes o mentido en un asunto oficial ante una agencia gubernamental; todo aquel que haya “abusado” de los servicios públicos,  o “a juicio de un oficial de inmigración represente un riesgo a la seguridad pública o la seguridad nacional”. O sea, casi todos los 11 millones caben en alguna parte de esta lista.

Las medidas establecen que inmigrantes indocumentados detenidos, no serán liberados antes de pasar por tribunales de inmigración, lo cual entraña que los indocumentados podrían ser no solo encarcelados, sino separados de su familia.
Todo aquel indocumentado que se pase un alto del semáforo, que le comprueben que conduce con aliento alcohólico podrá ser deportado ipso facto.

La Agencia de Aduanas y Control Fronterizo debe iniciar la construcción del muro fronterizo. “Contratar a 10 mil agentes adicionales 5 mil más para la Patrulla Fronteriza, tal como se indicaba en las órdenes ejecutivas de Trump”.
Y lo más monstruoso, se permitirá que otras policías y cuerpos de seguridad como los Minuten men, se sumen a la cacería de indocumentados a lo largo y ancho de la frontera y en el territorio de los Estados Unidos.

¿Cómo es posible que según estar ordenes, 11millones de indocumentados son delincuentes? Y los que llevan la mayor carga xenófoba son los mexicanos que trabajan allá porque en este país del águila desplumada y la serpiente chamuscada y mocha, no existen las condiciones para que tengan acceso a trabajo, estudios, salud, calidad de vida y sobre todo trabajo, fuentes de empelo dignas en una nación tan rica como cualquier país del mundo.

Mientras las listas de Schindler sirvieron para salvar vidas, las listas de Trump son para enviarlas a errar en un país, que no tiene las condiciones para recibirlos, darles empleo, seguridad social, casa habitación, y mejor calidad de vida que les ha negado la la “pesadilla americana”, a ocho millones de seres humanos que ya ven destrozadas sus vidas, su trabajo, su pequeño mundo creado en los diversos estados de la Unión Americana donde han fincado sus raíces y son el motor de la economía gringa.

Una nueva migración de regreso a México se avecina como la tercera ola que vuelve sobre las crestas de una tormenta.  Espero que el gobierno de México sepa que hacer, porque de lo contrario, esto va ser el infierno aunque no creamos en él.