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viernes, 6 de julio de 2018

EPÍSTOLAS SURIANAS/ (Carta a Don Héctor) De Julio Ayala Carlos

PRIMERO LO HIZO EL PRESIDENTE Enrique Peña Nieto al reconocer el triunfo de la elección presidencial en favor de Andrés Manuel López Obrador, y luego, en un acto de cortesía política lo invitó a Palacio Nacional, y este jueves, guardando las proporciones, el gobernador Héctor Astudillo Flores recibió a quien obtuvo el mayor número de votos en la elección de Acapulco, Adela Román Ocampo, en su oficina de Palacio de Gobierno.

En ambos casos, tanto Andrés Manuel como Adela Román aún no habían recibido la constancia que lo acreditara como “Presidente  Electo”. Sin embargo, como ya lo hemos dicho, en un acto de cortesía política, y sin ningún tipo de mezquindades, que por cierto abunda en demasía entre los actores políticos, tanto el Presidente Peña Nieto, como el gobernador Astudillo Flores, no solo reconocieron los triunfos, sino que los recibieron en sus oficinas, y aún más, les patentizaron su respaldo, ya para una transición “tersa” y ordenada, o para que pueda cumplir con su mandato de manera exitosa.

Antes, en el caso de la elección presidencial, los candidatos perdedores reconocieron el triunfo de López Obrador, y también, en una muestra de civilidad política que no conocía el hoy presidente electo, le desearon lo mejor en el cargo, y aún más, se comprometieron a sumarse a la construcción del país. Lo mismo hicieron los expresidentes del país, a pesar de que fueron adversarios férreos de quien ganó la elección.

Y en Guerrero, ni se diga. El PRI y el PRD han reconocido las derrotas donde perdieron de manera legal, y en donde hay inconsistencias, así le dicen ahora, han decidido recurrir a los órganos electorales. Nada de incendiar inmuebles y quemar boletas como lo hizo Morena en Puebla, y nada, tampoco, de amenazar con soltar el tigre o andar con la cantaleta de que hubo fraude porque no ganaron, como lo está haciendo Silvia Alemán Mundo, quien a pesar de que no hizo campaña, grita que le robaron la elección.

Lo cierto es que quienes perdieron la elección, así como las autoridades legalmente constituidas, han dado una muestra de civilidad política a quienes hoy ganaron, a los que han reconocido su triunfo y más aún, les han ofrecido su colaboración. Eso, además, es ser demócratas, hombres de Estado, algo que, por las muestras de lo que ha ocurrido en el pasado, no son  ni saben qué es los que hoy ganaron.

Pero en fin. Pasada la elección, y definidos los ganadores de la misma, lo que sigue es que, más allá de revanchismos, de venganzas y rencores, lo que toca hoy es que tanto unos como otros dejen de lado sus diferencias para seguir construyendo este gran país que es México.

Y eso, sin duda, lo entiende bien Héctor Astudillo, y por supuesto, Adela Román, quienes este jueves, en un acto de civilidad política, se reconocieron cada quien en su lugar, en su papel y su responsabilidad. Hoy por hoy, el compromiso es Acapulco, y Guerrero.

Hay que decirlo. Más allá de las diferencias, de los partidos y de los intereses políticos, está el interés superior de los guerrerenses, y en este caso, el de los habitantes de Acapulco. El Puerto, y Guerrero en general, lo merece. Lástima que muchos no lo entienden.

En fin. Bien por el gobernador Héctor Astudillo Flores, y bien por Adela Román Ocampo, por el compromiso de trabajar, más allá de ideologías, por el puerto de Acapulco, cada quien en su responsabilidad, pero siempre de manera coordinada en favor de la población.

EN OTROS ASUNTOS, esperemos que el próximo gobierno federal, el que encabezará Andrés Manuel López Obrador, le cumpla a los jóvenes, y en consecuencia, la Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro), para que tenga un mayor presupuesto para albergar a los miles de estudiantes que año con año son rechazados por falta de espacios en la máxima casa de estudios.

Pero no solo eso. Ojalá y finalmente se le haga justicia a la UAGro con un mayor presupuesto, con el fin de continuar en el camino de la certificación y la excelencia académica. La universidad Autónoma de Guerrero, hay que decirlo, hoy por hoy es agente de cambio, gracias al trabajo de los últimos rectores, y por supuesto de Javier Saldaña Almazán.

Por cierto,  de acuerdo al propio rector, la institución que dirige ya prepara un diagnóstico que presentará al próximo Secretario de Educación en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, para que conozca las necesidades que tiene la educación superior y sea incluido en el Plan Nacional de Desarrollo, en el apartado de Educación.

A propósito, Saldaña Almazán  anunció que en dos semanas sostendrá como una reunión como Presidente del Consorcio de Universidades Mexicanas (CUMEX) con el próximo secretario de Educación,  Esteban Moctezuma Barragán, para presentarle un diagnóstico que han elaborado sobre la Educación Superior con visión al 2030.