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viernes, 17 de agosto de 2018

CONTEXTO POLÍTICO / Por Efraín Flores Iglesias La frustración y ambición de Jacko

El que aún no asimila que el pasado 1 de julio perdió por ser mal candidato, es el empresario Joaquín Badillo Escamilla. Sí, ése mero. El dueño de la empresa de seguridad privada “Jobamex” que en varias ocasiones ha sido denunciado por sus trabajadores como un mal patrón.
Mejor conocido como “Jacko”, está obsesionado en gobernar Acapulco. Lleva dos derrotas consecutivas. Y quiere la revancha en 2021. 
En 2015 contendió bajo las siglas del Partido Verde Ecologista de México y quedó en cuarto lugar con 14 mil 89 sufragios. Mientras que Evodio Velázquez Aguirre, de la alianza PRD-PT, ganó con 77 mil 565 votos. La diferencia fue de 63 mil 476 sufragios.
Tres años después y ante un perredismo huérfano, el empresario decide colarse como aspirante externo a la Alcaldía. Ya para entonces Evodio Velázquez había anunciado su decisión de no buscar la reelección. 
De acuerdo a David Jiménez Rumbo, el dueño de Jobamex compró la candidatura en 10 millones de pesos a la dirigencia nacional del PRD.
“Hoy me van a conocer combatiendo a los externos, me voy con coraje porque entregaron por diez millones de pesos la posibilidad de que Acapulco lo ganara el partido, vamos juntos en contra de Jacko, y le pido a mi ex partido el PRD que por favor me combatan con todo lo que tengan, porque yo los voy a combatir con todo lo que tengo, mis amigos, mi talento, mis conexiones y mis aliados, todas las pilas contra Bety (Beatriz Mojica Morga) a la que auguro una derrota segura en este 2018, al igual que a Joaquín Badillo”, señaló al renunciar públicamente como militante del PRD. (El Sol de Acapulco/15-III-2018).
Para Víctor Aguirre Alcaide, aspirante a la Alcaldía y dirigente de la tribu Unidad de Izquierda Guerrerense (UIG), fue un error haber postulado un candidato que no tiene respaldo ciudadano. Y fue todavía más allá. 
“Si llega a suceder algo inesperado ya no es mi culpa, cada quien merece tener sus responsabilidades, que ese muerto lo cargue el que lo mató”, dijo en un salón del puerto de Acapulco el pasado 19 de marzo.
La postulación de Jacko Badillo no solamente generó inconformidades en el PRD, sino en los demás institutos políticos que conformaron la coalición “Por Guerrero al Frente”.
El diputado Ricardo Mejía Berdeja, quien aspiraba también a la Alcaldía por Movimiento Ciudadano (MC), se pronunció en contra de la encuesta que favoreció al neo perredista Jacko.
“Con Joaquín Badillo no vamos a ningún lado pues tiene el sello de la imposición, del cochupo y de la impunidad”, expresó. (El Sur/15-III-2018).
Sobre advertencia no hay engaño. Jacko Badillo perdió estrepitosamente la elección ante Adela Román Ocampo, de Morena. 
Don Joaquín, como le dicen algunos, solamente obtuvo 42 mil 345 sufragios frente a los 148 mil 788 de Adela Román y los 77 mil 712 que logró el priista Ricardo Taja Ramírez. 
Insisto, el dueño de Jobamex fue un mal candidato del PRD. O, mejor dicho, de la coalición “Por Guerrero al Frente”. 
Pero el de la jackomanía no quiere salirse de la jugada. Quiere ser el sucesor de Ricardo Ángel Barrientos Ríos en la dirigencia estatal del PRD. Bueno, es la idea que le ha vendido el controvertido ex gobernador Ángel Heladio Aguirre Rivero.
El miércoles 15 confirmó en una conferencia de prensa efectuada en Acapulco que aspira a dicho cargo. Y adelantó que en caso de lograr su pretensión expulsará a todos aquellos que traicionaron al PRD en la pasada elección. ¡Zas!
No cabe duda que el empresario metido en la política viene con la espada desenvainada, pues no busca quien se la hizo, sino quien se la pague.
De entrada, descargó su frustración contra el todavía edil porteño Evodio Velázquez, a quien responsabilizó de su derrota.
Lo que no entiende el susodicho es que los ciudadanos optaron por la alternancia en Acapulco y no por un capataz. Tal vez Adela no hizo campaña, pero el efecto AMLO la llevó al triunfo y gobernará en los próximos tres años a los acapulqueños.
La estrategia del caza-tiburones es clara: pegarle a Evodio, ya que éste se perfila también para dirigir al perredismo en Guerrero.
Es necesario precisar que al PRD no le conviene en este momento más divisionismo. Digo, si es que aún quiere seguir vigente en el escenario político.