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miércoles, 30 de octubre de 2019

CONTEXTO POLÍTICO / Por Efraín Flores Iglesias Los pleitistas y los moderados de Morena



La división de Morena en Guerrero, es evidente. Algunos de sus actores políticos se están dando con todo por el control de su dirigencia estatal.
El pasado 20 de octubre no fueron capaces de llegar acuerdos para elegir a sus consejeros en ocho de los nueve distritos electorales federales.
Las denuncias por uso indebido de recursos públicos, acarreo de votantes y la participación de los llamados “servidores de la Nación” fueron motivos suficientes para que se suspendieran las asambleas.

O sea, los grupos que hacen vida política al interior del partido en el que milita el presidente Andrés Manuel López Obrador, reeditaron las viejas prácticas que tanto le cuestionaron al PRI y al PRD. Y cómo no. La mayoría de los que dirigen a Morena provienen de dichos institutos políticos.

En Guerrero, por ejemplo, los generadores de la división interna de Morena son Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros, César Núñez Ramos, Marcial Rodríguez Saldaña y Félix Salgado Macedonio.

El ex representante de dicho partido y/o movimiento ante el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana (IEPC), Sergio Montes Carrillo, aseguró que “ni el sistema viejo y caduco se atrevió a hacer tanta porquería en sus elecciones internas como lo hicieron algunos actores políticos en las asambleas distritales donde se elegirían a 90 consejeros que, a su vez, se encargarían de elegir a sus dirigentes estatales”. (Semanario ¿No que no?, 23-X-2019).

Además, Montes Carrillo dijo que “no había necesidad de hacer el ridículo ante la sociedad”, porque ya habían anticipado que los vicios que tanto criticaron al PRI y al PRD se repetirían en las asambleas distritales convocadas para el domingo 20, pues él y su grupo de morenistas tienen impugnado el padrón de militantes de Morena en Guerrero.

En efecto, el partido que presume encabezar la Cuarta Transformación en el país hizo el ridículo, no solamente en Guerrero, sino también en otras entidades donde tuvo que suspender sus asambleas distritales por conatos de violencia y prácticas vergonzosas.
Asimismo, la pugna en Guerrero tiene mucho que ver con la elección de gobernador. Y Morena tiene más de cinco tiradores. Para empezar, tenemos a los senadores Nestora Salgado García y Félix Salgado Macedonio, y el delegado del gobierno federal en la entidad, Pablo Amílcar Sandoval.

Los que no se meten en el pleito, pero buscan la candidatura de Morena a la gubernatura son los ex alcaldes de Acapulco, Luis Walton Aburto y Alberto López Rosas, así como la actual alcaldesa Adela Román Ocampo.

Es claro que Walton no necesita meterse en pleitos estériles. Su estrategia es clara: abonar a la unidad, consolidar su estructura y estar en el ánimo de su amigo que despacha en Palacio Nacional.

No olvidemos que hace unas semanas el presidente López Obrador advirtió que si Morena, partido fundado por él y por el cual se postuló al cargo que hoy ocupa, se echa a perder, renunciaría.

Y sobre advertencia no hay engaño. López Obrador es capaz de irse de Morena. Es un hombre terco. ¿Y quiénes saldrían perdiendo? Pues los pleitistas. Sí, aquellos que se creen dueños de Morena y que desde los cargos públicos que ostentan reeditan viejas prácticas.

Morena es de AMLO. Él lo creó y solo él puede disolverlo.
Luego entonces, los señores del conflicto y la división tendrán que poner sus barbas a remojar.
Y mientras algunos se pelean por la dirigencia de un partido y por el control de una fracción parlamentaria, otros –los moderados– se fortalecen observando y moviéndose silenciosamente en el estado.

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