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miércoles, 15 de enero de 2020

MÉDULA // De la austeridad republicana al “cochinito” electorero Por Jesús Lépez Ochoa


Un grupo se impuso y el nuevo coordinador intenta izar la bandera blanca pero en medio del conflicto interno del grupo legislativo de Morena aún permanecen escondidos al menos 36 millones de pesos de dinero público cuyo monto y destino real deben precisarse e informarse a su auténtico dueño, el pueblo de Guerrero.
No dudo del oficio político de Jesús Villanueva Vega para apaciguar los ánimos de sus compañeros y estabilizar las relaciones al interior de su bancada. La relación con las demás fuerzas políticas es buena, no han tenido diferencias de fondo con el PRI, el PRD, el PAN, el Verde o MC porque los diputados de Morena se la han pasado peleando entre ellos.
Claro, lo ideal en un Poder Legislativo es que sea ejemplo de civilidad política y que nadie se pelee con nadie sino que se genere el sano debate sobre los grandes temas que inciden en las vidas de los guerrerenses y se llegue a los mejores acuerdos posibles para el buen funcionamiento del gobierno y el bienestar de la población.
Pero el asunto de Morena lamentablemente no deberá terminar en un simple apretón de manos, no solo porque ocho diputados ya presentaron una denuncia penal contra su hoy ex coordinador por la cancelación de firmas al responsable de las finanzas del Congreso nombrado por la Junta de Coordinación Política, sino porque se desconoce el destino de varios millones de pesos que representan entre el 7 y el 10 por ciento del presupuesto de 504 millones de pesos ejercidos por el Legislativo en 2019.
La diferencia en estos porcentajes es porque Antonio Helguera ha dado diferentes cifras. Primero publicitaba que el Congreso había logrado economías por 50 millones de pesos, y apenas el martes a unos minutos de consumarse su destitución le bajó a 36 millones. O sea que se esfumaron de su discurso 14 millones de pesos.
Dijo también que ya fueron distribuidos en “gestión” en los distritos, entiéndase que cuando habla de éstos se refiere a los distritos electorales que representa cada diputado, pero en cuestión de minutos fue desmentido por el vicecoordinador Arturo Martínez Núñez quien dijo no tener “ni idea” de ese dinero, que ni él ni sus compañeros recibieron nada y que el ahorro, en principio de cuentas, no era para ellos.
Lo he comentado e incluso pedido en anteriores columnas, el monto ahorrado por el Congreso debe ser devuelto al erario porque es dinero público, de los guerrerenses, y también debió descontarse del presupuesto de este año, lo cual no sucedió.
No puede ni debe aplicarse a “gestión” y menos debe hacerlo Morena que propone una forma diferente de hacer política. “Al margen de la Ley nada, por encima de la Ley nadie”, ha dicho el presidente Andrés Manuel López Obrador.
El Congreso -los diputados- tienen en la Constitución Política del Estado Libre y Soberano de Guerrero –la Ley- 45 atribuciones enumeradas en el artículo 61 y 9 asuntos de atención preferente en el artículo 62.
Ninguno de estos es hacer “gestión”. Se resumen en legislar, fiscalizar y aprobar presupuestos, nombramientos, creación de Ayuntamientos, dependencias, endeudamientos, contrataciones que excedan el periodo de los alcaldes, permisos y fiscalizar gastos y desempeños de la administración pública.
Claro el político tradicional dirá que conforme a derecho lo que no está prohibido está permitido pero se supone que los legisladores de Morena están moral e ideológicamente obligados a no conservar esas formas de hacer política y a no robar al pueblo ni desviar recursos a andar haciendo “gestión” que en realidad es vox populli que se trata de hacer proselitismo llevando tinacos, láminas de cartón y frijoles con gorgojo a los distritos. El político siempre está en campaña y más, si está a unos meses de que se definan las candidaturas.
Helguera debe explicar no solo a sus compañeros de fracción o al Congreso, sino a todos los guerrerenses dónde quedó ese recurso, y Jesús Villanueva está obligado, sí, a cohesionar su bancada, pero sin que su operación cicatriz implique proteger la opacidad, la impunidad y hasta la burla de hacer de la austeridad republicana promovida por el presidente López Obrador desde el inicio de su gobierno, una pantalla para hacer su “cochinito” electoral - ¿o personal?- ¡Hágase la austeridad para yo hacer mi campaña, o desaparecer la lana! No se vale.