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miércoles, 5 de febrero de 2020

CONTEXTO POLÍTICO Por Efraín Flores Iglesias Génesis de la violencia en Chilapa



Lo que ocurre en Chilapa es producto de la indolencia y el abandono gubernamental, ya que durante varios años algunos representantes populares permitieron que los criminales se apoderaran de dicho municipio que conecta con la región de la Montaña.
De hecho, un ex mandatario estatal generó polémica con una irresponsable declaración que hizo a los medios de comunicación el 9 de agosto de 2005: “Ni quiero, ni puedo, ni tengo que combatir el narcotráfico”.
En efecto, me refiero a Zeferino Torreblanca Galindo, el primer gobernante de la alternancia en Guerrero.
Los alcaldes de aquella época tampoco hicieron su tarea para prevenir delitos. Es más, la mayoría de ellos han sido señalados de tener relación con la delincuencia organizada.
Antes del 2007, Chilapa era una ciudad en donde se respiraba paz, progreso y bienestar. La gente tenía vida social por las noches. Los restaurantes, salones de fiestas y bares operaban sin ningún problema.
El transporte público trabajaba normalmente. Y la actividad en el mercado municipal era de lo más tranquilo, ya que los comerciantes no pagaban la famosa “cuota” a la maña. O, al menos, no lo denunciaban como ahora.
Había una especie de arreglo entre la autoridad y los criminales para no afectar la actividad económica.
El problema surgió cuando el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012) le declaró la guerra al narcotráfico, ocasionando que el Cártel de los Beltrán Leyva se fragmentara con la muerte de Arturo Beltrán Leyva “El Jefe de Jefes” –su máximo líder– y de su principal lugarteniente en Guerrero, Jesús Nava Romero “El Rojo”, en Cuernavaca, Morelos, el 16 de diciembre de 2009.
A partir de entonces, los habitantes de Chilapa viven con zozobra.
Las balaceras, los levantones, los homicidios, los secuestros y las extorsiones se dispararon.
Ni siquiera la clase política se ha salvado de la guerra que protagonizan los criminales por el control de territorios para el trasiego y la venta de enervantes. El 1 de mayo de 2015, por ejemplo, Ulises Fabián Quiroz, candidato del PRI-PVEM a la Alcaldía, fue asesinado en la comunidad de Atzacoaloya.
El crimen fue atribuido al grupo delictivo “Los Ardillos”, que durante cinco años mantuvo una feroz guerra con “Los Rojos”.
Fabián Quiroz –de 34 años– había encabezado un evento en Atzacoaloya  junto con su equipo de campaña, y se dirigían a Chilapa, pero en el trayecto un grupo armado interceptó la camioneta en que viajaban –una Tacoma gris– y los obligó a descender y a sentarse en la cuneta de la carretera.
“Luego, uno de los sicarios se dirigió hasta donde se encontraba el candidato priista y le dijo tú, vente para acá. Cuando Ulises le dio la espalda, el sujeto armado le disparó directo a la cabeza. El aspirante a la alcaldía cayó al suelo y los delincuentes lo remataron, según versiones de integrantes del equipo de campaña”. (Proceso, 04-V-2015).
Semanas antes, el 11 de marzo, la aspirante a la Alcaldía de Ahuacuotzingo por el PRD, Aidé Nava González, fue levantada cerca de Chilapa y posteriormente su cadáver fue encontrado en un paraje de la comunidad de Oxtotitlán, municipio de Ahuacuotzingo.
A Nava González la decapitaron y junto a su cuerpo dejaron un narco mensaje firmado por “Los Rojos”.
El 28 de junio de 2014, su esposo (el ex alcalde Francisco Quiñones Ramírez) fue asesinado en una emboscada en el punto conocido como Tierras Prietas, ubicado entre el crucero a Teconoapa y un módulo de seguridad en Barranca Honda, del municipio de Ahuacuotzingo.
El 20 de agosto de 2019, elementos de la Policía del Estado detuvieron en un operativo en Chilapa a Zenén Nava Sánchez (a) “El Chaparro”, uno de los líderes de Los Rojos en la entidad y señalado como uno de los generadores de la violencia en Chilapa y sus alrededores.
Luego de su captura, Los Rojos se debilitaron, mientras que Los Ardillos se fortalecieron en Chilapa.
Pero la violencia no disminuyó en la zona. Por el contrario, Los Ardillos han sostenido en los últimos meses enfrentamientos con integrantes de la  Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias de los Pueblos Fundadores (CRAC-PF) que tienen presencia en algunas localidades del municipio de Chilapa.
Pero la gota que derramó el vaso, fue el asesinato de 10 músicos en Mexcalzingo, ocurrido el pasado 17 de enero, motivo por el cual la CRAC-PF decidió adiestrar y armar a niños y adolescentes en la localidad de Alcozacán.
Las imágenes de los infantes armados dieron la vuelta al mundo.
Ante esa situación, el gobernador Héctor Astudillo Flores se ha esforzado en atender el problema y promover la paz entre los pueblos en disputa.
El lunes 3 y ante cientos de habitantes de Alcozacán –a quienes llevó diversos apoyos y programas sociales–, dijo que no se le olvida el crimen de los 10 músicos, y que “se está trabajando para encontrar y castigar a los responsables”.
“El gobernador ya no quiere que se sigan dando enfrentamientos ni confrontaciones, los pueblos no son enemigos, los enemigos son la pobreza y los que están fuera de la ley, esos son los enemigos del pueblo, nosotros somos hermanos y hermanas, por eso mi llamado es a todos y a todas por la paz y al respeto entre los pueblos”, indicó.
Desde luego que la detención de los homicidas y generadores de la violencia corresponde a la Fiscalía General del Estado (FGE).
¿Quiénes caerán? ¿Peces gordos o charalitos?

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