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jueves, 2 de abril de 2020

CONTEXTO POLÍTICO Por Efraín Flores Iglesias Los pendientes de Jesús Villanueva


El pasado 14 de enero, el diputado Jesús Villanueva Vega rindió protesta como coordinador del grupo parlamentario de Morena, y a su vez como presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo) del Congreso local.
Su designación fue aplaudida por los demás grupos parlamentarios, ya que terminaba una etapa de improvisación en la conducción de la Jucopo.

Recordemos que durante varias semanas, los 22 legisladores de Morena andaban de la greña por el control de la coordinación y por la defenestración del Antonio Helguera Jiménez, a quien acusaron de manejar con discrecionalidad los recursos del Congreso local.

El 19 de noviembre, por ejemplo, 11 diputados al servicio del delegado del gobierno federal en Guerrero, Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros, intentaron sin éxito destituir a Antonio Helguera.

Resulta que los 11 sandovalistas utilizaron y sin su consentimiento la firma de la diputada Perla Xóchitl García Silva, para presentar un oficio a la Mesa Directiva, en el que informaban que a partir de esa fecha el diputado Helguera Jiménez quedaba destituido de la coordinación del grupo parlamentario de Morena.
Esa es una de tantas irregularidades que cometieron los sandovalistas para echar de la coordinación de Morena y de la Presidencia de la Jucopo al otrora comerciante de ropa del mercado “Adrián Castrejón” de Iguala.

Helguera tuvo la oportunidad de quedarse al frente de la bancada morenista, pero cometió infinidad de errores. Se peleó con los demás coordinadores parlamentarios y abrió un inútil frente de batalla contra los demás poderes públicos del estado. Y no se diga contra sus propios compañeros de bancada y de partido.

Pablo Amílcar Sandoval nunca le perdonó que se le haya salido del huacal y que le restara poder a uno de sus incondicionales: Netzahualcóyotl Bustamante Santín, secretario de Servicios Financieros y Administrativos del Congreso local.

Otra de las estrategias para tumbar a Helguera fue la denuncia que el 9 de enero presentaron ocho diputados ante la Fiscalía General del Estado (FGE), por la presunta comisión de abusos en el ejercicio de sus funciones como presidente de la Jucopo.

Además, fue objeto de chantaje, en especial de Moisés Reyes Sandoval, su compañero de bancada y primo hermano de Pablo Amílcar Sandoval, quien en una entrevista a la Agencia de Noticias IRZA (06-I-2020) advirtió que si Antonio Helguera no dejaba la coordinación del grupo parlamentario de Morena, revelarían las irregularidades (financieras) ante los órganos internos del Comité Ejecutivo Nacional de su partido.
Como último recurso, Helguera anunció que antes de su salida como presidente de la Jucopo ordenaría una auditoría a la Auditoría Superior del Estado (ASE) para despejar dudas en torno a los ahorros que se han tenido en el Congreso.
“Moy (Moisés Reyes Sandoval) hizo una declaración que sí yo no renuncio, él va a dar a conocer las irregularidades, no es que no se deben dar a conocer con esas condiciones, si ellos saben que tengo irregularidades deben darlas a conocer. Esa es su obligación, no deberían estar sujetas a que se renuncie o no”, apuntó. (Enfoque Informativo Diario, 08-I-2020).

La defenestración de Helguera estaba cantada. Pablo Amílcar Sandoval presionó a su servidumbre en el Congreso local para golpetear mediáticamente a su antiguo amigo y aliado. Y para eso ya tenía a tres prospectos para la coordinación de Morena.

Se trata de Mariana Itallitzin García Guillén, Moisés Reyes Sandoval y Jesús Villanueva Vega, siendo éste último el que logró el consenso de la mayoría de los legisladores de Morena.

¿Y por qué triunfó el legislador calentano?

Muy sencillo: por su experiencia en el ejercicio público, perfil bajo y por su “capacidad” negociadora.
Insisto, su designación como coordinador de Morena y presidente de la Jucopo fue bien visto por los coordinadores de las demás bancadas, ya que confiaron en que realmente sacaría adelante el trabajo rezagado en comisiones.
Pero es la hora en que Villanueva Vega no asimila la gran responsabilidad que adquirió, ya que prefiere hacer el papel de servidor “de la nación”, digo, de títere de Pablo Amílcar Sandoval. Y, lo que es peor, es la hora en que no ha informado del proceso de entrega-recepción que se le realizó a su predecesor.
Es más, el pasado 11 de marzo, la ASE inició una auditoría que abarca desde el inicio de la LXII Legislatura en 2018 y 2019. O sea, de los recursos que manejaron Pablo Amílcar Sandoval y Antonio Helguera.

Que conste, el propio Jesús Villanueva fue el que se comprometió que antes del 20 de marzo estaría informando los resultados de la revisión del periodo de Helguera, en el cual se reflejaría cómo se ejercieron los recursos durante el periodo de su antecesor.

“Yo creo que a fines de semana ya estamos en virtud de dar un informe a la ciudadanía y a los reporteros”. (Diario 21, 09-III-2020).

Por cierto, ninguno de los 22 diputados de Morena ha dicho nada del “ahorro” (subejercicio) de 36 millones de pesos que generó Helguera en 2019 y que fue “repartido” equitativamente entre los 46 legisladores para “gasto social”.
¿Será acaso que Jesús Villanueva encontró serias irregularidades financieras y que perjudican, no solamente a Helguera, sino también a su jefe Pablo Amílcar?

Ojalá el representante del distrito 17 con cabecera en Coyuca de Catalán informe con veracidad y responsabilidad de los resultados de la auditoría practicada a sus predecesores. De lo contrario, manchará a un más la imagen de Morena. Sí, el partido que en 2018 prometió ser transparente en el manejo de los recursos públicos y en combatir la corrupción.

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