De la manera más vil el Instituto Nacional de Inmigración, INM, viene desde hace meses sembrando migrantes caribeños y centroamericanos en diversas ciudades del país. Desde la semana pasada le tocó a Acapulco. Ahí dejados a su suerte, que parece no es mucha, ya más de un centenar de Haitianos algunos centroamericanos fueron literalmente abandonados en las cercanías de la Central de Autobuses Estrella Blanca en la Avenida Cuauhtémoc, y poco a poco en una "operación hormiga" se han extendido hacia las calles aledañas.
Ante el criminal silencio
del INM delegación Guerrero, la que parece aplicar una siniestra política no de
abandono sino una brutal política quirúrgica de sembrarlos en lugares estratégicos
fuera de las rutas conocidas hasta hoy para su recorrido desde el sur,
Tapachula, Chiapas hacia el norte del país.
Arribar a este destino
turístico deja muchas preguntas aún sin responder, más allá del carácter
inhumano que representa su abandono en las calles del puerto, sino en el
objetivo oculto de sembrar acciones que ya no son futuras sino de cuestiones
que ya se viven en nuestras calles y avenidas.
Gente que en su deambular
sin ningún protocolo sanitario ni de sanidad van dejando y recibiendo a través
del ambiente nuevos y conocidos contaminantes que han tenido al mundo a un paso
del colapso, y con estos nuevos portadores de sólo Dios sabe que patologías,
esto se convertirá en un caldo de cultivo de inimaginables proporciones además,
además de ser ya vistos como "carne de cañón", y sin lugar a dudas de
ser utilizados para tareas y ocupaciones nada legales.
Convertido en un grave
problema ya no de salud, de seguridad, la cuál ya de por sí no sólo en Acapulco
sino en todo Guerrero se encuentra en el "filo de la navaja", la
seguridad misma contra la espada y la pared, como la acción contra la Seguridad
al Secretario General de Gobierno, Saúl López Sollano, "haiga sido lo que
haiga sido", que puso al borde del infarto al gobierno de Evelyn Salgado Pineda,
y a Chilpancingo en un símil nocturno a
Iguala hace siete años, convertidos a los migrantes en un tema de la cotidiana
Mesa para la Construcción de la Paz, sin que conozcamos resultado alguno al
respecto. Ni tampoco posición alguna de las autoridades locales Municipales, ni
mucho menos del Congreso Local, este ocupado en un desaguisado interno más
cercano a la "Insula Barataria" que a un moderno órgano legislativo.
Se va a dialogar con los
migrantes, cómo se pretende se haga con la delincuencia organizada, una seria
política bizarra de entender el concepto de seguridad nacional que ya confunde
la transparencia con "la omisión" y el ocultamiento. En tanto el
país, viaja en un tren, "simulador" de la abrupta realidad que padecemos,
como un pobre símil del "Guarda agujas", de Juan José Arreola.