¿Ricardo Monreal es un peligro para Su Alteza Serenísima Andrés Manuel I, el Jefe Máximo? ¡Acertó!
Y contra el Duce nada ni
nadie.
Ya lo dijo con todas sus
letras José Manuel del Río Virgen, secretario técnico de la Junta de
Coordinación Política del Senado de la República.
Haber estado encarcelado
durante 177 días obedece a la tarea de golpear y descarrilar al proyecto del
senador Monreal Ávila, puntualizó Del Río y sostuvo que, ejemplo de ello, es
que el primer matraquero de Claudia Sheinbaum es el gobernador de Veracruz,
Cuitláhuac García Jiménez.
Y la señora Claudia es, por
lo menos públicamente, el proyecto sucesorio personalísimo de Andrés Manuel I.
Sí. Muy temprano arrancó la
sucesión presidencial, sin duda. Y Andrés Manuel así lo determinó en la idea de
desbrozar a tiempo el camino a quien lo relevará en el cargo mas no en el
control del máximo poder en México. ¿A la chingada? ¡Nooo!, al poder tras el
trono, el Jefe Máximo.
Por eso…
Quien mucho se despide pocas
ganas tiene de irse, reza la conseja popular o como reprocha José Alfredo
Jiménez: pero estás que te vas y te vas y te vas y no te has ido.
Y hete aquí que bañadito,
encorbatado y bien peinado Su Alteza Serenísima irrumpe de lunes a viernes, e
incluso fines de semana, en la mañanera con el incumplimiento de lo que
millones de mexicanos esperan ocurra. No es deseo perverso e inhumano, él
pregona recurrente el adiós anticipado merced a problemas de salud y lo que
dicte el Creador.
Lo cierto es que la ley es
la ley, aunque el licenciado presidente no lo admita porque él es la ley, y
debe despedirse de Palacio Nacional, el 1 de octubre de 2024, en caso de que la
alianza opositora triunfe en la tarea de echar de la Presidencia, del poder, a
la pléyade de nuevos ricos, a la Mafia del Joder.
Bueno, bueno, esa es la
formalidad legal. Puede ocurrir que la 4T gane los comicios federales del
domingo 2 de junio de 2024 y se alce con el triunfo el comodín elegido por
Andrés Manuel I, en la reedición del caudillismo entendido en el grupo compacto
de amigos, socios y compadres que acuerda prolongarse en el poder, con un líder
a la cabeza.
Pero la historia patria ha
demostrado que esa pretensión ha fracasado más temprano que tarde. Los
generales revolucionarios del siglo pasado fueron el mejor ejemplo, desde el
fracaso de la hiena Victoriano Huerta y el jefe constitucionalista Venustiano
Carranza, traicionado por la ambición de sus generales; Álvaro Obregón
asesinado antes de rendir protesta en la reelección y el llamado jefe máximo
Plutarco Elías Calles expulsado del país.
Los gobiernos civiles a
partir de Miguel Alemán buscaron esa continuidad y lo consiguieron integrados
en camarillas y, asociados en el interés económico, se mantuvieron en el poder.
Los grupos, aunque en ocasiones desamparados, sobrevivieron al cambio de siglas
y dieron carta de naturalización a la deslealtad y la traición, el cambio de
bando partidista.
Esa fue la época del
partidazo, del PRI dueño del poder en México. La sucesión presidencial se
escribió en una especie de machote que se repetía cada seis años con una
oposición política que soñó con la Presidencia de la República y cuando la
obtuvo se encontró incapaz para gobernar.
Mire usted, la historia
nacional no escrita pero que es vox populi refiere a la sucesión presidencial
negociada, atada al dedazo por acuerdo de los grupos de poder, que Andrés
Manuel López Obrador pretende negar en su sucesión, sobre todo cuando se trata
de su permanencia en el poder como Jefe Máximo.
¿Por qué sólo es enunciativa
la acusación de corrupto contra Enrique Peña Nieto? ¿Por qué insiste en que
Felipe Calderón estuvo vinculado al crimen organizado vía Genaro García Luna?
¿Por qué no están en prisión los empresarios corruptos que, asegura, fueron
beneficiarios de la era neoliberal?
¿Por qué?
¡Ay, Andrés Manuel!, no
niegues tu propia esencia, la escuela priista en la que abrevaste, la
insistente negación de imitar los tiempos echeverristas y lopezportillistas, tu
sociedad por ejemplo con Ignacio Ovalle Fernández, tu mecenas desde aquellos
días en que te llevó a la dirección del Instituto Nacional Indigenista y los
apoyos que te dio cuando dirigió al Coplamar y al SAM y a la Conasupo.
Por eso ordenaste ponerlo a
salvo desligándolo de la escandalosa corrupción de la que fue responsable,
¡faltaba más!, desde antes de tomar posesión como director general de Seguridad
Alimentaria Mexicana, organismo descentralizado dependiente de la Secretaría de
Agricultura.
Miles de millones de pesos
danzaron en esta trama de corrupción en la 4T que hasta involucró al maíz con
gorgojo, pero imposible enviar a prisión a Ovalle Fernández.
Por eso, Su Alteza
Serenísima, le diste la salida de la impunidad hacia la coordinación del
Instituto Nacional para el Federalismo y Desarrollo Municipal, dependiente de
la Secretaría de Gobernación.
Vaya, vaya.
El licenciado presidente
puso bajo el amparo de su amigo Adán Augusto López Hernández, a su amigazo
Ovalle Fernández, ex distinguido priista que fue sustituido en el cargo al
frente de Segalmex por otro comprometido ex priista, Leonel Cota Montaño.
Este es el juego que todos
jugamos. Y, le decía, la sucesión presidencial negociada no exenta de su
práctica al licenciado López Obrador, cuyo primer círculo de colaboradores
tiene a ex priistas y a nuevos confesos morenistas como el general secretario
de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval González.
¿Alguna pregunta?
¿Ricardo Monreal un peligro
para los planes del Maximato?
Ricardo fue víctima de las
intrigas palaciegas que lo responsabilizaron de la debacle morenista en la
elección intermedia en la Ciudad de México, el coto electoral responsabilidad
de la señora Claudia Sheinbaum.
Y está visto que la jefa de
Gobierno de la capital del país tiene el manto de la impunidad. Exculpada desde
Palacio de cualquier responsabilidad en la tragedia de la Línea 12 del Metro,
se desempeña mimética del proceder del licenciado presidente y desprecia a la
ley, hace campaña personal y de los alfiles morenistas. La ley no es la ley
para doña Claudia.
Y Andrés Manuel la arropa,
la disculpa, la presume como presume al impresentable Cuitláhuac García como el
mejor gobernador.
En la mañanera de inicio de
semana quien preguntó por asuntos veracruzanos tocó el caso de José Manuel del
Río Virgen que, evidente, está vinculado a la aspiración de Ricardo Monreal por
la candidatura de Morena a la Presidencia de la República.
La reportera aludió al caso
de Pasiano Palomino, alcalde electo del municipio de Jesús Carranza que no pudo
rendir protesta en el cargo porque fue encarcelado por la presunta comisión de
ultrajes a la autoridad, delito que ya fue derogado mas no aplicado con
Pasiano.
“Familiares y pobladores lo
consideran preso político; de hecho, lo comparan con (…) José Manuel del Río
Virgen, que ya logró su libertad a través de confirmar un tribunal su amparo. Y
si usted considera que esto (caso Palomino) tiene una connotación política y
qué instancias deberán analizar este caso y otros que existen en Veracruz”,
planteó la reportera al licenciado presidente.
¿Y qué cree que respondió
Andrés Manuel I? ¡Exacto!
--Sí, primero, le tenemos
confianza al gobernador de Veracruz, no es como los otros, él es incapaz de
fabricar delitos para castigar a adversarios—dijo el licenciado López Obrador y
procedió en la protección de uno de los suyos. ¡Faltaba más!
Dicharachero, disculpa y
encubre tropelías de sus amigazos #CuitlahuacGoberJusticiero e
#IgnacioOvalleSegalmex. Cuida su ruta y ¡ay de aquel que se le atraviese!
Hasta se despachó con La
pollera colorá en voz de Margarita, la diosa de la cumbia, porque ganó su amigo
colombiano Gustavo Petro, en un proceso del que se asume precursor. ¿Simón
Bolívar redivivo? ¿El Jefe Máximo? ¡Sopas! Digo.
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