De todo el mundo es sabido, incluso de sus fervientes admiradores, aunque se hagan que la virgen les habla, que Su Alteza Serenísima miente como respira y nadie, nadie es nadie, en la mañanera se atreve a reconvenirlo. Con tersura, por supuesto.
¿Miedo, precaución,
desconocimiento, incultura, sueño, maiceada? Llámele como usted quiera, pero en
ese salón donde se venera al Santo Patrono de los otros datos, éste procede con
total impunidad y la ley le importa un pito.
Ahí, en el Salón de la
Tesorería, Andrés Manuel I puede hacer trizas o elevar a la fama mundana, a un
político opositor y hasta a cualquier integrante de su equipo porque él es el
dueño de la verdad y solo la verdad. ¿A poco no?
Pero, fíjese que el
licenciado presidente nos resultó plagiario, igualito que Martí Batres cuando
en la LVIII Legislatura federal se descubrió que se refriteaba iniciativas
presentadas en la entonces Asamblea Legislativa del Distrito Federal y las
exponía en el pleno de la Cámara de Diputados.
Aunque Martí, entonces
diputado federal del PRD, no es ni ha sido ni será el único plagiario de
iniciativas propias y ajenas. Ha habido diputados de otros partidos que, con
esas ansias de novillero y novillera, se fusilan propuestas de reforma constitucional
o de leyes secundarias.
Así, el licenciado
presidente, escritor, historiador, politólogo, experto en relaciones
internacionales y otros etcéteras, nos salió más cabrón que bonito. Además de
mentir olímpica e impunemente, se fusila ideas de iniciativa de reforma y, en
ese ánimo de cacomixtle de las letras, hasta la historia tergiversa y miente
haciéndose el inocente e inexperto.
En serio. Y la colega
Adriana Estela Flores, reportera de IMER Noticias le dio la pauta cuando le
recordó aquel acto en la plaza principal de Toluca, Estado de México, en el que
los aspirantes a la nominación de Morena para contender por la Presidencia de
la República.
Ya hubo una denuncia por
parte del PAN y el PRD ante el INE por actos anticipados de campaña, le refirió
Adriana Estela y le preguntó ¿cómo ve esa denuncia?, además de las expresiones
que ha hecho el senador Ricardo Monreal respecto a que es un timbre de orgullo
el que haya sido excluido de este acto y que él dice que él va a ser el
presidente de la conciliación nacional, presidente. Gracias.
Andrés Manuel I evitó opinar
respecto de lo dicho por Monreal Ávila y pretendió salirse por la tangente
“Pues eso es un asunto de
los partidos”, dijo y se lanzó por enésima contra la oposición legislativa, la
misma que declaró la moratoria constitucional que no legislativa, pero Andrés
Manuel I mintió, porque no le queda la ingenuidad, y sostuvo que “eso de que no
van a legislar o que no van a aprobar nada de lo que envíe el Ejecutivo al
Congreso. Entonces ¿para qué es el Poder Legislativo? Su función es legislar”.
Incluso, no se ría, sostuvo:
“Si yo actuara de mala fe,
hasta diría que mantengan ahí a los mismos dirigentes de estos partidos, porque
nos ayudan, parecen promotores de la transformación, sí, es como para decir: Va
por México, aguanten, aguanta, el pueblo se levanta. La verdad, muy mal”.
Y de la gracejada pasó a la
defensa de su Movimiento, de Morena, del que dice tiene licencia pero se
despacha con la cuchara grande, a militantes y no militantes los ve rete
listos, muy despiertos porque, adujo, “ya no quieren dirigentes sin principios,
sin ideales, ya no, ya eso se terminó. La gente quiere que los representen
personas con principios, con ideales, no politiqueros y, a diferencia de lo que
piensan los politiqueros, la gente se da cuenta de todo, ya no es el tiempo de
antes”.
Y, cuando refirió que
seguirá con el envío de iniciativas presumió: “voy a enviar la iniciativa para
que no haya el cambio de horario”.
--¿Cuándo la enviaría?—le
preguntaron.
--Ya la semana
próxima—respondió y explicó: “A cualquiera de las cámaras, pero la voy a enviar
porque ya tengo los estudios y tengo una encuesta, le preguntamos a la gente, y
ya la semana que viene la voy a enviar. Si no quieren votar o la rechazan, pues
ni modo, pero ya cumplí.
Explicó que ya se hizo la
encuesta y “71 por ciento a favor de que se cambie o, mejor dicho, que se
quite”, blofeó.
Luego le plantearon que, de
no aprobarse, ¿sería decreto, presidente?
---Lo mejor es que sea en el
Congreso--expuso.
---Pero fue un decreto
presidente—le recordaron incluso que fue Ernesto Zedillo.
--Sí---justificó. Pero es
mejor que sea una reforma a alguna de las leyes secundarias, para que no sea
reforma constitucional.
En serio, en serio. ¡Vaya
manera de mentir!, y buscarle chichis a las hormigas. ¿Para qué una reforma
cuando con un decreto es legal y posible borrar al Horario de Verano? Pues sí,
pero el Duce es como el queso de Oaxaca y se enreda en sus mentiras.
Y es que, mire usted: el
horario de verano inició el 5 de enero de 1996, por decreto el entonces
presidente Ernesto Zedillo. Y entró en operación el primer domingo de abril.
¡Al plagiario!, ¡al
plagiario!, casi gritó Olga Luz Espinosa Morales, diputada federal de la
bancada del PRD quien le reclamó al licenciado presidente López Obrador el
plagio de una iniciativa de su autoría.
En efecto, Olga Luz presentó
la iniciativa para la desaparición del “Horario de Verano”, publicada en la
Gaceta parlamentaria el 26 de marzo pasado de este año pero su votación se
suspendió en el Pleno de la Cámara de Diputados el 27 de abril por falta de
consenso de Morena, supuestamente para discutir el tema hasta septiembre
próximo. Y, ¡sopas!, que la anuncia el Santo Patrono de los otros datos como
idea personal.
Lo interesante: la
iniciativa anunciada por Su Alteza Serenísima para eliminar el “Horario de
Verano” no requiere Mayoría Calificada, como sí es el caso de las iniciativas
que también anunció que enviará al Congreso sobre Guardia Nacional y Reforma
Electoral, y para las cuales sí se requiere el respaldo opositor; pero no se
concederá por ser violatorias de la Constitución, le recordó la diputada
Espinosa Morales.
¿Qué le parece? Y súmele una
enorme mentira dicha en vivo y a todo color, de costa a costa y de frontera a
frontera, como una barnizada de cultura que suele aparejar el licenciado
presidente para la barra mercenaria y contados colegas, reporteros de verdad
que acuden a la mañanera.
Hablaba acerca de su cliente
y referente favorito, Don Benito Juárez, de una anécdota que contó el 5 de mayo
pasado en Puebla, respecto de un pasaje inventado en Noticias del Imperio por
el escritor Fernando del Paso Morante y, bueno, bueno, sostuvo que “ese gran
escritor, finado, que mereció el Premio Nobel de Literatura, de los mejores
escritores de México (…)”.
Y nadie lo reconvino.
¡Total!, se trata de Su Alteza Serenísima, sabelotodo que levita por encima de
cualquier mexicano medianamente leído y estudiado,
Más adelante, en la mañanera
de media semana, justo cuando se rinde el parte del quién es quién en las
mentiras de la semana, por la bachiller Ana Elizabeth García Vilchis, en el que
sin duda debe ser parte sobresaliente porque miente como respira, en defensa de
su hijo mayor por aquello de la Casa Gris, esgrimió:
“Pero yo lo que estimo más
importante en mi vida es la honestidad y yo no establezco relaciones de
complicidad con nadie, y cuando digo: nadie, incluyo a mis hijos y a mis
familiares; si no, ya me hubiesen destrozado estos mafiosos con sus voceros, no
hubiese yo resistido. Mi escudo, lo que me protege es mi honestidad”.
En serio, lo dijo el
licenciado presidente. ¡Caray!, nos salió plagiario y mentirosillo.
¡Ah!, y no olvidar los 20
milloncejos con los que, dice, su señor padre compró La Chingada que le heredó.
Consentido, chiqueado, pero ¿de dónde, apá? Marcelo conoce la historia. Digo.
sanchezlimon@gmail.com www.entresemana.mx @msanchezlimon @msanchezlimon1