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martes, 20 de marzo de 2012

LA ESMERADA PASIÓN DEL TRONO DE PEDRO. Por J.M. Gómez



Sea al principio de la era cristiana cuando la amenaza bárbara hizo temblar el viejo continente, durante las cruzadas cuando la media luna y la cruz pelearon por el alma de occidente o durante el siglo XVI cuando el terremoto de la reforma protestante cimbro los cimientos mismos de la fe católica, lo cierto es que el titulo de vicario de cristo siempre ha sido un cargo que ha estado rodeado de una pizca de fe y un caudal de intrigas, intereses y una esmerada lucha cuya recompensa es el poder terrenal mediante la exaltación de los poderes espirituales que convergen al interior de la elite vaticana y que en mayor o menor medida han influido por siglos en el porvenir de la humanidad
La reciente visita de Joseph Ratzinger (el papa Benedicto XVI) a territorio nacional, anunciada para el próximo 24 de marzo, ha llegado a monopolizar la información de nuestros mass media, cada detalle de la llegada del sumo pontífice, por trivial que este sea, puede ser nota de primera plana, relegando las agridulces crónicas de nuestra realidad, política, social y económica a un segundo plano. El casi inexplicable furor que el sexto papa de origen alemán en la historia, ha despertado en el pueblo mexicano no podría analizarse de manera correcta, si no se considera lo mucho que la religión representa para el individuo promedio; el mexicano se entrega cada día en uno u otro grado a los brazos de Dios, lo hace el obrero que recibe la bendición de su madre antes de empezar la faena, lo hace el pandillero que se tatúa en el pecho a la virgen de Guadalupe y al flamígero Sagrado Corazón antes de entregarse a la violencia que extiende como fuego por nuestro pais y lo hace el político, también el, por que sabe que comulgar con Dios lo acerca al electorado mexicano, tan importante en año de votaciones.
A la par que el corazón de los fieles se inflama por la idea de estar cerca del sucesor de Pedro, surge la polémica, siendo el PAN un partido cuya génesis se nutre de la ideología católica, y considerando que históricamente las visitas papales han jugado en favor de los titulares del ejecutivo (baste decir que el momento de mayor popularidad de Ernesto Zedillo, fue durante la visita de Juan Pablo II) y considerando que en unos cuantos meses estaremos votando para elegir a un nuevo presidente,  vale la pena cuestionarse si la laicidad del gobierno mexicano esta a salvo , o si estamos sufriendo un retroceso donde la iglesia esta teniendo injerencias que transgreden  los limites establecidos desde las leyes de reforma.
Dicha interrogante parece ponerse de manifiesto cuando observamos las declaraciones del arzobispo primado de México Norberto Rivera Cabrera que  en un acto de total conservadurismo y sinrazón envía una carta firmada por los ocho obispos auxiliares de la arquidiócesis, donde llaman a las personas a no votar por partidos  “que sean partidarios o promotores de falsos derechos y libertades”, que atentan contra las enseñanzas de la iglesia. Esto falsos valores no son otros que el matrimonio entre homosexuales y la interrupción del embarazo. Es necesario tener los ojos muy abiertos ante estas muestras de autoritarismo y ataque a los derechos individuales que tan arduamente se han peleado, pues si permitimos que una institución antiquísima que tiene la responsabilidad de adaptarse a los tiempos modernos, en lugar de imponernos una ideología obsoleta, estaremos dándole la espalda al progreso y renunciando a las condiciones elementales de las democracias modernas.