MEDIOS IMPRESOS, DIGITALES, RADIO Y TV

jueves, 26 de abril de 2012

¿Salvadores de la Patria? LOS MISMOS Por Rodrigo Huerta Pegueros*





Cuando se hace la pregunta sobre las campañas político-electorales que se están desarrollando en México, las respuestas son variadas pero casi siempre apuntan hacia un mismo sentido: no dicen nada, no despiertan interés entre la población puesto que solo se han dedicado los candidatos a presentarse como los ‘salvadores de la patria’. Otros más optimistas se pronuncian por uno u otra candidatura y su favoritismo estriba mas en la marca que los propone que a la luz propia que pudiese irradiar el personaje.
Esta situación, es verdaderamente atípica y por vez primera vemos que los electores van a ejercer su derecho al voto más que por interés, por una obligación cívica o por pertenecer a alguna organización política o social, mas no porque una propuesta fue suficiente para hacerlo levantar de su asiento o bajarse de la cama para ir ante la urna electoral el próximo primero de julio.
Y todo este desánimo, aburrimiento o desinterés no es mas que el resultado del agotamiento de la clase política nacional que no ha sido renovada desde hace varias décadas y solo una que otra figura despunta lo cual dice mucho de la falta de trabajo interno dentro de los partidos políticos y de que en el país se ha boicoteado la iniciativa para que existan las candidaturas ciudadanas o independientes.
Si vemos bien, Enrique Peña Nieto ha sido una figura que se ha construido de forma frenética desde que inicio su mandato en el estado de México y se le posicionó a través de campañas publicitarias por los medios electrónicos que lo ubicó como el ‘delfín’ del Partido Revolucionario Institucional a la presidencia de la República. Quienes osaron enfrentarse a este prospecto tuvieron que enfrentarse a la NOMENKLATURA del PRI, encabezada por el ex presidente Carlos Salinas de Gortari, quienes se convertirá—en caso de que se gane la presidencia—en el poder tras el trono o algo similar a Plutarco Elías Calles cuando trató de extender su poder político a través de la figura del general Lázaro Cárdenas del Río, lo cual el michoacano no aceptó y tuvo que tomar la decisión de expulsarlo del país. Este histórico pasaje nacional no sucederá con Peña y Salinas. Estos sí son el uno para el otro. Pero lo cierto, es que Enrique Peña Nieto no es una figura presidencial que haya surgido por tener a su favor ideas novedosas, propuestas que interesen a los ciudadanos y menos actitudes relevantes contra los actos de impunidad y corrupción que son los principales obstáculos que frenan el desarrollo nacional y por ende el bienestar social.
Josefina Vázquez Mota, es la figura del panismo que surgió durante el sexenio del presidente Vicente Fox Quesada y quien ocupó la cartera de la Secretaría de Desarrollo Social, desde donde logró posicionar su figura ante el electorado nacional. En este sexenio calderonista, Vázquez Mota ocupó tanto la secretaría de educación pública como un escaño en el congreso de la unión en donde se destacó como coordinadora de la fracción parlamentaria de su partido.
El trabajo realizado le valió el haber sido propuesta como una de las aspirantes a la candidatura panista a la presidencia de la República, puesto que tuvo que disputarse al interior de ese instituto político contra Santiago Creel Miranda, senador de la República y el secretario de hacienda, Ernesto Cordero a quien se ubicó como el ‘delfín’ del presidente Felipe calderón Hinojosa. La campaña por ganar la candidatura tuvo sus rispideces pero también tuvo la oportunidad de colocar a Josefina en un lugar preponderante y desde ahí su presencia creció al grado de haber logrado el triunfo dentro de su partido y ser nominada candidata presidencial.
Si bien es cierto que es una figura no tan desgastada por los medios, sí en cambio es una candidata con limitaciones ideológicas y políticas de gran calado y que a la fecha se ha notado una ausencia de propuestas que pudieran promover simpatías a su favor de una gran parte de ciudadanos que están meditando todavía si van a votar o se suman al alto porcentaje de abstencionistas históricos del país.
Andrés Manuel López Obrador es quizá el mas visto de todos los candidatos a la presidencia de la República y el mas conocido en el país pues ha realizado una extensa campaña promocional, la cual si bien es cierto causó un gran impacto y obtuvo simpatías de una población que está marginada, en una situación amplia de desigualdad social y quienes se dicen víctimas de gobiernos nada honestos y si en cambio dilapidadores de las riquezas de este país, la dilapidó una vez que da el cambio de timón a su perorata y se desdibuja como enemigo de los poderosos, de los santanistas, de los saqueadores, de los explotadores de la clase obrera, de quienes manipulan conciencias a través de los medios masivos de comunicación, a todos ellos, les extendió la mano y les dijo que era otro, que es todo amor, todo paz y que hará un gobierno de fraternidad el cual combatirá con flores a los malosos y con buena voluntad a los eternos saqueadores del país.
El perdón, la disculpa o el arrepentimiento de López Obrador cayó como balde de agua fría a propios y extraños. Nadie se la creyó, solo él, quien inclusive ha proyecto una publicidad con su hijo en brazos en donde se compromete a ser el presidente de los niños. Pero a parte de toda esta nueva propaganda a su alrededor, no se olvidan sus actitudes de superioridad durante su paso por el gobierno del Distrito Federal en donde se asumió como el ‘rayo de esperanza’ y posteriormente como el destructor de las instituciones del país, pasando por la irracional ocupación del Paseo de la Reforma y su ascensión como presidente legítimo de México. Por lo tanto, el discurso de López Obrador hoy no es atendido y no es compartido por la mayoría de los votantes.
Gabriel Quadri quien surgió de la noche a la mañana como candidato presidencial, es un académico e investigador aristócrata, quien sin el mas absoluto tacto político se lanzó para hacerle el trabajo a la maestra Elba Esther Gordillo dirigente nacional de los maestros del SNTE, quien seguramente le ofreció más de lo que el catedrático y ex funcionario público estaba ganando en esos momentos. Es quizá la única figura nueva, pero sin brújula y sin una estrategia definida para hacerse ver y valer como candidato diferente a los demás. Mucho tiene a su favor pero poco ha logrado beneficiarse de ello. Al parecer, sigue actuando como comparsa de los tricolores y particularmente de las propuestas del peñaniestismo, pues no solo está a favor de la privatización de Pemex y de la CFE, discurso que por cierto no ha sido contrastado por las demás fuerzas políticas o cuando menos la que representa el PRD-PT y PMC.
Estos son los candidatos presidenciales. Estos son los mismos—o casi—que nos han puesto en todos los medios de comunicación y que a la fuerza nos quieren imponer como los únicos ‘salvadores de la patria’. Claro que no es así, pero por otro lado, son los que están y son los que se votarán y uno de ellos se convertirá en el presidente de la República para el periodo 2012-2018.
Y las campañas que han protagonizado estos señores candidatos han sido de sueño, no de ensueño. Dan pena ajena. Solo tendremos una seguridad después del primero de Julio: México no será mejor y los mexicanos tendremos que lidiar nuevamente con quienes han dirigido a este país con actitudes antidemocráticas. Que su actuación será diferente gracias a las nuevas instituciones creadas y otras mejoradas para evitar el autoritarismo de viejo cuño, es cierto, pero los abusos de poder de quienes vienen al desquite no están descartados, por lo tanto los ciudadanos deberán de organizarse mejor para defender sus propios intereses, ya que está visto que los partidos y sus políticos solo velan por sus intereses y no precisamente son los de la patria.
Por lo tanto la disyuntiva frente a las urnas está en votar por los mismos, por los de ayer, por el cumplidor, votar por lo diferente o el amoroso, votar por la novatada o simple y llanamente dejar la hoja en blanco, tacharla o ponerle el nombre de quien desee sea su presidente o no ir a sufragar. Esta decisión debe ser una actitud personal, diría mejor, personalísima. Solo usted y su conciencia deben tomar la decisión y actuar en consecuencia.

Periodista/Analista Político*