El cacicazgo y los excesos han sido - en la Confederación de Trabajadores
de México en el Estado de Guerrero - la panacea para quienes en su tiempo y en
su momento, han venido ejerciendo el
poder; en donde algunos de sus dirigentes caciquiles, se han hecho millonarios
a costilla de la clase trabajadora y han alcanzado todas las canonjías
políticas habidas y por haber.
GABY CARMONA ASTUDILLO |
Afiliados todos al Partido Revolucionario Institucional, los dirigentes de
la CTM fortalecieron sus lazos con la clase política guerrerense al obtener posición
política a las presidencias municipales, regidurías, diputaciones locales,
diputaciones federales, senadores de la república y cargos en la administración
pública como en las mejores familias.
La CTM en Guerrero, -al igual que el SNTE- fue en su tiempo y en su
momento, la fortaleza que el Partido
Revolucionario Institucional necesitaba para inclinar la balanza en los
triunfos electorales de sus candidatos a cargos de elección popular.
Sin embargo, con Filiberto Vigueras Lázaro, la CTM en Guerrero, se encargaría de obstruir
la candidatura de José Francisco Ruiz Massieu a la gubernatura del estado, generando al priista un verdadero dolor de
cabeza, sin embargo, el triunfo de Ruiz Massieu fue contundente y asumió el
poder.
Corría el año de 1988, el Frente Democrático Nacional con Cuauhtémoc
Cárdenas a la cabeza, buscaba ganar la presidencia de la república al candidato
priista Carlos Salinas de Gortari, en Guerrero José Francisco Ruíz Massieu
estaba dispuesto a combatir con la ley en la mano a los caciques entre ellos al
priista y dirigente de la CTM Filiberto Vigueras
Lázaro, quien era el candidato a la diputación federal por el distrito de
Iguala.
Ruiz Massieu no tuvo que mover mucho las piezas, pues el candidato del FDN
Félix Salgado Macedonio, sería el encargado de armarle la fiesta de los
costales a su adversario,- ahí en plena Cámara de Diputados- a quien derrotó
deforma apabullante.
La debacle de la CTM en Guerrero apenas empezaba; la crisis obrera se dejó
venir, problemas en la poderosa sección 20 fue la señal esperada, debilitada y
dividida, los chicos se hicieron grandes y de nuevo volvieron los eternos
dirigentes cetemistas, bajo el amparo de los gobiernos estatales y del eterno Fidel Velázquez, surgió Porfirio Camarena Castro, un liderazgo gris
pero con ambiciones de poder económico y político fuertes.
De todos conocidos, los enfrentamientos a balazos, los desalojos, las
agresiones físicas, las bombas molotov, mientras los cercanos al poder se
fueron haciendo más ricos y poderosos, ya no importaba la lucha laboral, la
protección al trabajador, lo importante era y es la negociación económica con
la clase patronal bajo la oscuridad y estar cercanos al poder político para
seguir gozando de las canonjías pero siempre fiel a su militancia con el
Partido Revolucionario Institucional.
En los tiempos actuales, la dirigencia de Antelmo Alvarado García está más
preocupada en que sus dirigentes
seccionales le cubran las cuotas sindicales, y le paguen todos sus gastos, que
en atender las problemática que enfrentan sus agremiados.
La renuncia de dos de sus líderes
seccionales, no a la CTM nacional, sino a la CTM en Guerrero y a su militancia
priista, es serio, porque significa que
el liderazgo de Antelmo Alvarado está dejando mucho que desear en la entidad,
en donde la CTM ha perdido posiciones políticas en regidurías, diputaciones
locales, federales y senador de la república, está claro que de la CTM no
saldrá nunca un gobernador.
Minimizar la salida de Raúl Ramírez
Gallardo y Rodrigo Ramírez Justo, no es correcto y los priistas no deben verlo como un asunto
menor, por el contrario, la lectura es que más allá de las presuntas ambiciones
personales, como lo calificó Alvarado García, hay un problema de marginación y
traición al interior de la CTM.
No olvidemos que Alvarado García
traicionó al entonces candidato del PRI a la gubernatura del estado y bajo la
mesa, comenzó a negociar el voto cruzado a favor del que hoy está en el poder
estatal, sin embargo, astuto como es Alvarado García jamás definió su
preferencia electoral públicamente, lo que lo salvó de una virtual expulsión.
Hoy los dos ex priistas y dirigentes
sindicales han formado su propia organización a la que han denominado Confederación
de Trabajadores Progresistas, la cual tiene un padrón de agremiados de ocho mil
trabajadores, mismos que habrán de ser parte de las filas del Partido de la
Revolución Democrática.
Solo el tiempo les dará la razón a
quienes hoy en día, decidieron abandonar las filas de la CTM en Guerrero y
renunciaron a su militancia priista.
Ojalá Antelmo Alvarado y la clase
priista comprenda que los trabajadores ya están artos de que su líder estatal sea
cómplice y comparsa del sistema político actual y se nieguen a elevar la voz en
asuntos tan delicados como las modificaciones en las cotizaciones del IMSS, en
la Reforma Laboral y en el Seguro de desempleo. Veremos que pasa.