Las dos principales vertientes opositoras a la administración de Enrique Peña Nieto, es decir, del PRI-Gobierno, tienen fundamentos de peso para rechazar lo que, desde su análisis, vivencia y prospectiva de país no procede en las leyes secundarias de las reformas energética y de telecomunicaciones.
En materia de la reforma fiscal gana adeptos la postura panista que atribuye a terrorismo tributario y encarecimiento del derecho a invertir y generar empleos. En realidad no se requiere ser experto en finanzas ni economista del ITAM para evaluar esa reforma que inhibe a las micro, pequeñas y medianas empresas.
En cambio, la convocatoria perredista –a la que se ha sumado por necesidad de posicionamiento el pejismo—por la consulta popular que pretende desbarrancar a la reforma energética con todos sus asegunes que no acaban de discutirse entre senadores y diputados, no ha tenido una respuesta tumultuaria en el país, en general. Hay voluntades, indudable, sumadas a ese llamado que no tiene asideros, empero, que sean contundentes como el tema del ISR, por ejemplo.
Pero, más allá de esas posturas que, insisto, mucho tienen de respetables e incluso procedentes para ajustar las leyes secundarias y evitar que el senador David Penchyna Grub siga con la baladronada cotidiana y el blof con el que se presume docto y utiliza para descalificar e incluso insultar a sus pares, el problema de las dos principales vertientes opositoras al PRI-Gobierno, es de unidad, congruencia y aseo doméstico.
Del Partido de la Revolución Democrática y sus tribus y prohombres que un día se abrazan en público y por la noche repartan descalificaciones, es evidente que no irán más allá de su cuota de poder que, incluso, tendrán que transar o repartir con el Morena, propiedad de Andrés Manuel López Obrador que no cesa en la pretensión de pasar a la historia como el caudillo de la izquierda.
Algo similar ocurre con el Partido Acción Nacional que están dividido en dos grandes tribus, una de las cuales espera el retorno de su guía que pretende concretar la amenaza de recuperar lo que perdió merced a su falta de pericia y oficio político para gobernar, porque como lo dijo Enrique Peña Nieto: el Presidente de la República no tiene amigos. Y Felipe Calderón gobernó con ellos y ellos se dejaron gobernar por él. ¿Recuperaría Felipe la Presidencia de México para el PAN?
No, por el momento y conforme a las condiciones en que se encuentra el partido, dividido en la corriente encabezada por Gustavo Enrique Madero y la revanchista que tiene en el senador Ernesto Cordero Arroyo a su cabeza visible que, en el retorno a su escaño en el Senado de la República, cifra esperanzas en hacer efectivo el 43 por ciento del magro panismo que está con él porque votó por él y se esperanza en él.
¿A quién pretenden engañar Madero y Cordero? ¿Creen que los electores consideran que en el PAN se han limado asperezas? Falaces posturas, engañosas y tramposas declaraciones de ambos personajes que buscan recuperar presencia en el Congreso de la Unión, mantener gubernaturas y, en fin, apisonar el terreno en 2015 para impulsar una singular cruzada en pos de la Presidencia de la República.
Este martes, por ejemplo, al senador Ernesto Cordero Arroyo le preguntaron qué va a hacer con el 43 por ciento que obtuvo en las urnas, respondió con retórica inflamada de revancha. A saber:
“No se trata de negociar porcentajes, se trata de, claramente en el Partido Acción Nacional hay una batalla ética dentro del Partido Acción Nacional y esa gran mayoría, o ese 43 por ciento lo que denota es que hay un gran porcentaje de panistas que expresamente quisieron un cambio. Hay otro porcentaje de panistas que no votó, que claramente pues tampoco están de acuerdo en cómo se llevan a cabo las cosas. Yo creo que ya también es responsabilidad de la dirigencia actual generar esas condiciones de pluralidad para poder generar condiciones de unidad”.
El calderonismo está vivo. Cordero lo corrobora: “Nosotros estamos, ese 43 por ciento, seguimos llenos de esperanza, de ganas, de lucha, por dar esa batalla ética por el Partido Acción Nacional, porque el Partido Acción Nacional vuelva a ser ese lugar donde se hacía política de manera honesta. Nosotros estamos entusiasmados y seguimos pues ahora sí que en pie de lucha”.
O lo que es lo mismo, Gustavo Enrique Madero ha encabezado una presidencia partidista deshonesta, carente de ética, renuente al cambio.
¿Y qué dice Gustavo Enrique Madero? Leamos: “(…) quiero que nos reencontremos en lo fundamental, en lo que nos hermana, en lo que nos identifica, que cerremos todos el capítulo de una contienda que ya terminó y que todos construyamos el futuro del PAN, que es un futuro glorioso, es un futuro grande, pero sobre todo trascendente. A eso los convoco, a eso los invito”.
¡Ajá! No tienen remedio, el poder los divide. Las heridas albiazules están abiertas y en riesgo de la purulencia. No entendieron la lección en el vecino. Conste.
MIÉRCOLES. Tiene razón el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong: no hay información que sustente la muerte de José Esparragoza Moreno, “El Azul”. En estos asuntos como en los políticos no hay casualidades. Digo.
@msanchezlimon