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miércoles, 4 de marzo de 2020

CONTEXTO POLÍTICO Por Efraín Flores Iglesias El maestro del espectáculo


La caída de la popularidad del presidente Andrés Manuel López Obrador, es más que evidente. Y eso que apenas lleva 15 meses al frente del poder.
Cada día que pasa pierde adeptos. Es por eso que en los últimos días se le ha visto agobiado, cansado y, por momentos, ausente.

Tal vez algunos de sus seguidores –los fanáticos– no se percaten de ello, ya que lo siguen viendo como el todopoderoso, el gran líder y el ejemplo a seguir en lo que respecta a honestidad.

Lo cierto es que las encuestas no mienten.

El presidente López Obrador sigue cometiendo errores y echándose en contra a importantes sectores de la sociedad, incluso, a miles de personas que votaron por él.

En marzo de 2019, el periódico Reforma publicó una encuesta que le otorgaba un 78 por ciento de aprobación. En ese entonces, los militantes y dirigentes de Morena festejaron y se burlaron de “los neoliberales”.

Un año después, el mismo medio de comunicación dio a conocer que la aprobación del presidente López Obrador había caído 19 puntos (59 por ciento).
Los resultados de Reforma coinciden con la de otra casa encuestadora: De Las Heras Demotecnia, que este 2 de marzo indicó que, en 15 meses de su gobierno, López Obrador ha perdido 18 puntos de aprobación, pues pasó de 80% al inicio, a 62% actualmente.

Los encuestados afirmaron que lo mejor que ha hecho este gobierno es apoyar con pensión a las personas de la tercera edad (18 por ciento) y combatir la corrupción (12 por ciento).

Al preguntárseles sobre lo peor de esta administración, la mayoría destacó el combate a la inseguridad.
Asimismo, Buendía y Laredo dio a conocer una encuesta que realizó a estudiantes universitarios y las comparó con la del año pasado.
En febrero de 2019, el 79 por ciento de la comunidad estudiantil universitaria aprobaba el trabajo del presidente. Ahora, un año después, López Obrador percibe solamente el 43 por ciento de aprobación.
¿Y por qué cae la popularidad del presidente?
La mayoría de los encuestados expresaron su desaprobación por el incremento de la violencia, los feminicidios, el desabasto de medicamentos en los hospitales y el nulo crecimiento de la economía en el país.
El mismo López Obrador reconoció en su conferencia matutina del lunes que ha sufrido un “desgaste” como presidente de la República. Y lo dijo un día después de que fuera abucheado en una gira que realizó en su natal Macuspana (Tabasco), en donde amagó con suspender su discurso en el mitin, ya que algunos pobladores le reprocharon no haber cumplido algunas de sus promesas.
AMLO está acostumbrado a que todos aprueben lo que dice en un evento público o privado. Y si alguien se atreve a contradecirle, se enoja inmediatamente y lo descalifica.
El encanto se está acabando. La Cuarta Transformación es pura faramalla.
No todos los 30 millones de mexicanos que votaron por un cambio verdadero en 2018 están contentos con las incongruencias de AMLO, que un día señala que gobernar “no tiene mucha ciencia” y al otro que no es fácil gobernar, porque “no crean que son tamalitos de chipilín”. Y peor aún, que ahora salga que siempre sí se subirá al avión presidencial.
Las ironías que aplica desde que inició su mandato ya no les cae bien a todos los que votaron por él, ya que lo perciben como un gobernante poco serio y que le quedó grande la Presidencia.

En efecto, no todos sus chistes o frases coloquiales caen bien en el ánimo de millones de mexicanos, mucho menos de sus adversarios y de todos aquellos que no votaron por él.

Eso de “fuchi, guácala” o “fuchi, caca” le restan seriedad a nivel internacional.

En su edición del lunes, el diario inglés The Economist publicó una crítica al mandatario mexicano, al tacharlo de “maestro del espectáculo”.

“Muchos mexicanos más pobres lo ven como honesto y de su lado. Su potencial talón de Aquiles es el crimen y la inseguridad, es probable que su remedio sea un teatro más político, en el que es un maestro”, refiere el rotativo.

Y vaya que es un maestro del espectáculo y el rey de los pretextos para dar resultados como gobernante.

PREPOTENCIA EN CONAFE-GUERRERO

La que llegó con la espada desenvainada en la Coordinadora Operativa Territorial del Consejo Nacional del Fomento a la Educación (Conafe) en Guerrero, es Aidee Becerra Sen.
Resulta que la funcionaria federal ordenó que a Domitila Cruz Peralta, una trabajadora de base con más de 16 años de antigüedad en la dependencia, no se le permitiera el acceso en su centro laboral y le avisó que estaba despedida.
Cruz Peralta acudió la mañana de este lunes a laborar de manera normal en las oficinas que se ubican en la avenida José Francisco Ruiz Massieu de Chilpancingo, pero su sorpresa fue que el personal de seguridad le avisó que no podía pasar porque así lo había ordenado Aidé Becerra Sen.

En entrevista, la trabajadora hizo un llamado al presidente de la República para que sus funcionarios no se comporten de manera insensible y no violenten los derechos laborales de los trabajadores del Conafe, ya que recordó que en diciembre pasado seis trabajadores eventuales fueron despedidos en esas mismas condiciones.

Cabe destacar que Becerra Sen fue funcionaria en el sexenio pasado. O sea, una herencia del peñanietismo, ya que en 2016 fungió como subdirectora del Programa de Empleo Temporal de la Secretaría de Desarrollo Social (hoy Secretaría del Bienestar) en los estados de Puebla y Tlaxcala.

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