Cuando el 7 de diciembre de 2012 Juan Sabines Guerrero concluyó su administración al frente del gobierno de Chiapas, hizo mutis del escenario político. Siguió la ruta del bajo, bajísimo perfil, tanto que se llegó a pensar que había salido del país ante una eventual orden de aprehensión que se librara en su contra por delitos de cuello blanco.
Pero no. Sabines Guerrero se ocultó donde seguramente nadie lo buscaría, aunque sin duda no hay sitio en el que un personaje como él, acusado de haber endeudado a Chiapas con más de 40 mil millones de pesos y haber hecho negocios desde el poder, pueda ocultarse.
Y, bueno, resulta que Sabines no fue lejos y se refugió en casa de su mamá, es decir, un departamentito que la señora María de los Ángeles Guerrero tiene en Acapulco, para más señas en el complejo de condominios Century Resorts Acapulco, frente al Centro Internacional de Convenciones.
Vive en la Torre Acqua –la conocen como Acquamarina—que tiene 25 departamentos y, para evitar miradas extrañas de vecinos no afines, el ex gobernador chiapaneco se hizo de todo un piso: compró el que está junto al que ocupa su mamá. Son dos departamentos por piso en esa torre de 112 metros de altura y que, situada atrás de un centro comercial, evita que quienes transitan por la Costera Miguel Alemán puedan espiar al ex priista que se echó a los brazos del PRD, partido al que recientemente se afilió su antecesor, Pablo Salazar Mendiguchía, a quien metió a la cárcel pero luego negoció un pacto de no agresión.
Y, vaya usted a saber, pero ese pacto fue de suyo jugoso y de beneficio mutuo que el ministro evangelista Salazar Mendiguchía se comprometió a no emprender ninguna acción penal contra Sabines Guerrero, quien igualmente llegó a algún acuerdo con su sucesor, el joven priista-ecologista Manuel Velasco Coello, porque en casi nueve meses de su gestión no ha manifestado interés alguno por emprender acciones específicas contra su antecesor.
Sí, el gobierno de Velasco Coello, con elementos aportados por la Auditoría Superior de la Federación y el Órgano Superior de Fiscalización del Congreso de Chiapas, la emprendió contra varios alcaldes, quienes fueron mandados a chirona, pero hasta el momento se desconoce qué ocurrió con la denuncia y demanda penal incoada por el abogado Horacio Culebro Borrayas en contra de Sabines Guerrero y funcionarios de su administración, ante la Procuraduría General de la República.
Ocurre que en municipios como Pijijiapan, Tonalá, Huehuetán y Motozintla, hay obras inconclusas, aunque fueron pagadas en tiempo y forma
¿El pacto de no agresión Sabines-Salazar-Coello trascendió a Los Pinos? Todo parece indicar que así ocurrió, porque Salazar Mendiguchía se dispone a retornar al Congreso de la Unión, abanderado por el PRD, en tanto Velasco Coello evita escarbar más en esa fenomenal e insultante deuda superior a los 40 mil millones de pesos que le heredó Sabines Guerrero, quien a su vez recibió una deuda de alrededor de 881 millones de pesos de la administración de Salazar Mendiguchía.
Sí, Juan Sabines Guerrero está en Acapulco con todo y familia. Para mayores señas, el departamento que ocupa contiguo, al de su mamá, lo compró a una actriz. Pero lo que no puede comprar es la voluntad de sus vecinos, a quienes incomoda verlo salir a la playa acompañado de ocho guardaespaldas armados. De ese tamaño es el temor del ex gobernador de Chiapas.
Lo interesante del caso es el tamaño de la negociación de impunidad, porque mientras su vecino Andrés Granier Melo está en prisión, él se la pasa chévere en Acapulco. No cabe duda: a los amigos, justicia y gracia; a los enemigos, justicia a secas. ¡Viva la impunidad!