Hoy más que nunca el pensamiento critico de Giovanni Sartori se impone y no puede estar más actual ante una sociedad a la que definió en su libro como teledirigida, individuos influenciados por la televisión y dispositivos multimedia imponiéndose la imagen ante el razonamiento.
Sartori en el Homo Videns decía que el niño ya era influenciado por la imagen de una televisión, incluso mucho antes de aprender a leer y escribir; ahora es con la venia del Estado.
Entonces, resulta paradójico que mientras se intentaba alejar al niño de la televisión para que prestara atención a otras cosas, ahora los empujemos a una pantalla para su formación y desarrollo académico, con un sistema educativo ya de por sí carente en muchas formas, tanto de infraestructura en ciertas regiones del país, como de métodos pedagógicos eficaces para su enseñanza, eso sin mencionar también el daño, por su lado, que ha hecho el sindicalismo magisterial a la educación.
La pandemia por el virus Sars Cov-2 desnudó los aspectos deficientes que no sólo tienen que ver con la atención a la salud o la mentalidad del mexicano ante esta situación; también significa un retroceso en la enseñanza-aprendizaje, la desigualdad en herramientas digitales, añadiendo a este lento proceso el no poder establecer un diálogo con el interlocutor, convirtiéndose el alumno en un espectador pasivo.
Nos ufanamos de vivir en una sociedad a la vanguardia en el acceso y uso de las tecnologías de la información, no obstante, no debemos olvidar que no basta con el acceso a la información para garantizar un adecuado proceso educativo
Las
autoridades y la sociedad civil, tienen que seguir en la búsqueda de
estrategias que garanticen que esta generación podrá acceder, pese a la
pandemia, a una educación que le prepare para los retos de un mundo cada vez
mas desafiante.
