Tercera Vía
Ernesto Rivera
Rodríguez
Ayotzinapa
Ayotzinapa se ha
convertido en el sinónimo de la violencia, y ha dejado atrás el principio de la
búsqueda de la instrucción y del proceso enseñanza-aprendizaje, por el cual se
debe de revisar drásticamente los toscos métodos que los políticos practican para
determinar la voluntad popular constituyente de una fuente de realimentación
social entre estos y la clase
gobernante.
Guerrero,
requiere de modernizar toda su infraestructura política administrativa, para
permitir que las grandes mayorías participen más allá de las minorías
constituyentes de las élites gobernantes forzadas por la sofisticada cuadriculación
electoral.
La sociedad
guerrerense es ya una sociedad desmasificada, una sociedad capaz de determinar
sus preocupantes valoraciones más allá de los hechos que circunstancialmente
pretenden sobreponerse sobre la
cotidianidad que engañosamente muestran
una supuesta mayoría.
Guerrero y
Acapulco requieren de revisar los toscos métodos para una la búsqueda de una democracia de minorías, electoralmente
hablando, encubiertas en mayorías forzadas o ficticias, basadas en la votación
excluyente de manipulados procedimientos electorales.
Pero, aún en
esta sociedad tan diversificada, tan lejana de las prioridades políticas, tan diferenciada
en cuestiones tan primarias como cuestiones socio políticas y sociales como el aborto, la cuestión de la
Normal Rural “Raúl Isidro Burgos”, de Ayotzinapa, Guerrero, requiere de cambios radicales en todas nuestras
estructuras políticas, como símbolos de
la democracia en una urna electoral.
En este sentido
las demandas estudiantiles, una
otra vez sólo son la consecuencia de demandas ante todo mercantilistas y
de una gran provocación política administrativa que los gobiernos, los pasados
y el presente, han sido incapaces de entender y resolver, sumidos en la
vaguedad de la demagogia y la retórica política, como claro lo ha demostrado el
secretario general de Gobierno, Humberto Salgado Gómez, político decimonónico,
de las categorías oratorias de la mitad del siglo pasado, inútil de prever los “presagios” actuales, por lo que es
incapaz de entender que la sociedad guerrerense hoy, está compuesta de grandes minorías
con una gran calidad de opinión.
Mucho menos sujeto en la nueva articulación política, que lo deja atrás,
pero muy atrás de entender y buscar, en
estas épocas, votos afirmativos o negativos, requieren de identificar, de
potenciales preguntas sobre el por qué de las demandas no sólo de los
“Ayotzinapos”, sino del cúmulo de demandas sociales que el presente gobierno
aceptó, como demandas por cumplir, pero en el presente juicio social representa
el estiramiento de todo un proceso en donde se incluyen tiros y troyanos, en la
búsqueda de posicionamientos políticos y administrativos con el presunto poder
de romper el poder estratégico de un sistema político fina y fuertemente
reticulado con profundos efectos políticos, como lo han demostrado el movimiento
de los estudiantes de la Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotizinapa, ante
la falta crucial de una política gubernamental de manejo de crisis social, y de
comunicación. El gobierno de Ángel Aguirre Rivero, está en todos sentidos, ciegos y sordos. Mudo no,
porque su vocero, es exactamente eso: voz-cero.
Llámese como se llame. Email:gernestorivera@gmail.com