miércoles, 21 de diciembre de 2011

TERCERA VIA. AYOTZINAPA Ernesto Rivera Rodriguez


Tercera Vía
Ernesto Rivera Rodríguez
Ayotzinapa


Ayotzinapa se ha convertido en el sinónimo de la violencia, y ha dejado atrás el principio de la búsqueda de la instrucción  y del  proceso enseñanza-aprendizaje, por el cual se debe de  revisar drásticamente los toscos  métodos que los políticos practican para determinar la voluntad popular constituyente de una fuente de realimentación social  entre estos  y la clase  gobernante.
Guerrero, requiere de modernizar toda su infraestructura política administrativa, para permitir que las grandes mayorías  participen más allá de las minorías constituyentes de las élites  gobernantes  forzadas por la sofisticada cuadriculación electoral.
La sociedad guerrerense es ya una sociedad desmasificada, una sociedad capaz de determinar sus preocupantes valoraciones más allá de los hechos que circunstancialmente pretenden sobreponerse  sobre la cotidianidad  que engañosamente muestran una supuesta mayoría.
Guerrero y Acapulco requieren de revisar los toscos métodos para una la búsqueda  de una democracia de minorías, electoralmente hablando, encubiertas en mayorías forzadas o ficticias, basadas en la votación excluyente de manipulados procedimientos electorales.
Pero, aún en esta sociedad tan diversificada, tan lejana de las prioridades políticas, tan diferenciada en cuestiones tan primarias como cuestiones socio políticas y  sociales como el aborto, la cuestión de la Normal Rural “Raúl Isidro Burgos”, de Ayotzinapa, Guerrero, requiere  de cambios radicales en todas nuestras estructuras políticas, como  símbolos de la democracia en una urna electoral.
En  este sentido  las demandas estudiantiles, una  otra vez sólo son la consecuencia de demandas ante todo mercantilistas y de una gran provocación política administrativa que los gobiernos, los pasados y el presente, han sido incapaces de entender y resolver, sumidos en la vaguedad de la demagogia y la retórica política, como claro lo ha demostrado el secretario general de Gobierno, Humberto Salgado Gómez, político decimonónico, de las categorías oratorias de la mitad del siglo pasado, inútil de prever  los “presagios” actuales, por lo que es incapaz de entender que la sociedad guerrerense hoy, está compuesta de grandes minorías con una gran calidad de opinión.

Mucho menos sujeto en la nueva articulación política, que lo deja atrás, pero muy atrás de entender  y buscar, en estas épocas, votos afirmativos o negativos, requieren de identificar, de potenciales preguntas sobre el por qué de las demandas no sólo de los “Ayotzinapos”, sino del cúmulo de demandas sociales que el presente gobierno aceptó, como demandas por cumplir, pero en el presente juicio social representa el estiramiento de todo un proceso en donde se incluyen tiros y troyanos, en la búsqueda de posicionamientos políticos y administrativos con el presunto poder de romper el poder estratégico de un sistema político fina y fuertemente reticulado con profundos efectos políticos, como lo han demostrado el movimiento de los estudiantes de la Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotizinapa, ante la falta crucial de una política gubernamental de manejo de crisis social, y de comunicación. El gobierno de Ángel Aguirre Rivero, está  en todos sentidos, ciegos y sordos. Mudo no, porque su vocero, es exactamente eso: voz-cero.  Llámese como se llame. Email:gernestorivera@gmail.com