Moisés Sánchez Limón |
¡Vaya
contrastes! Después de la elección dominical Gustavo Enrique Madero se compara
con Greta Garbo; Silvano Aureoles se asume como la novia abandonada y
utilizada, en tanto César Camacho se monta en la necia postura de no abandonar
la casa hasta que le muestren los papeles del desahucio.
¿Y
cuál es la lección de civilidad democrática para el ciudadano? Juegos del
poder. El PRI le apostó medianamente a recuperar Baja California Sur, mientras
el PAN superó discusiones domésticas para pelear la plaza y mantenerse en el
gobierno bajacaliforniano.
El
PRD, en tanto, se trepó a las alianzas que Beatriz Paredes bautizó de nivel
contranatura, y ahora se queja de haber sido utilizado y servido de comparsa en
estos meses del nuevo gobierno federal, es decir, utilizado por el presidente
Enrique Peña Nieto. Posturas discordantes, empero, las de Silvano Aureoles
Conejo y Jesús Zambrano, porque el primero tañe la campana del adiós de novia despechada
y ultrajada, pero el segundo asegura que el PRD avanzó y avanzó bien al amparo
del voto ciudadano en los comicios del domingo último.
¿El Pacto por México? Cuestión de visión de
futuro y presente, de evaluar lo que se perdió y ganó, en el histrionismo
político, el dirigente nacional del PAN, Gustavo Enrique Madero presume de
haber logrado la unidad eventual de los prohombres del PAN para pelear plazas
importantes, mas de pronto olvida que es el presidente en turno del Consejo
Rector del Pacto por México.
Y el
olvido es de tal naturaleza, sin duda azuzado por la importancia que tiene
esperar al cómputo final de los votos emitidos en Baja California, para
consolidar el anuncio del triunfo hecho antes de la medianoche del domingo
pasado, de no recordar que como presidente en turno del Pacto, puede y debe
convocar.
Mas
lo interesante de esas posturas de Madero y su contraparte del PRI, César
Camacho Quiroz, es que precisamente dejan en paz al Pacto, lo marginan de la
disputa del voto por voto e incluso el chihuahuense recuerda que uno de los
factores de dicho Pacto, antes de las reformas financiera, energética y fiscal,
está el de la reforma política, y esta entraña la reforma electoral.
Luego
entonces, lo primero es lo primero. Porque si de preparar el terreno se trata
para librar la verdadera batalla comicial intermedia de 2015, entonces el PAN y
el PRI proceden acordes con la postura de golpearse pero no hacerse daño, valga
la paradoja, porque los consensos requeridos en la negociación de la reforma política
son sustanciales, fundamentales para la sucesión presidencial.
¿Mapaches
y acarreos? ¿Compra de votos? ¿El cochinero? Sí, señoras y señores, todo eso y
lo inimaginable ocurrió antes y durante del proceso electoral que el pasado
domingo tuvo su clímax cuando Francisco Kiko Vega de Lamadrid y Fernando Castro
Trenti, cada quien con su cada cual, salió a decir públicamente que habían
ganado la elección de gobernador.
Que
si el PREP tuvo problemas técnicos, que si fue amañada la situación y prohijada
desde Acción Nacional para evitar el triunfo del pupilo de Manlio Fabio
Beltrones, será el sereno pero las horas que restan para el fallo final del
árbitro de la contienda, se consumen con la insistencia de no llegar a la
ruptura entre estos partidos que, quiérase que no, como dijo el filósofo
Usabiagra, son con los que tenemos que andar.
¿Y
qué del PRD? El coordinador de los diputados federales perredistas, Silvano
Aureoles Conejo, se niega a seguir siendo comparsa del PRI e invoca a sus
compañeros de partido a dejar el Pacto. César Camacho lo ignora.
Pero,
bueno, a la declaración de Aureoles Conejo, coordinador de los diputados
federales del PRD, hay que entenderla en su justa dimensión, porque el
michoacano está lejos de ser un militante perredista más.
Se
queja de que no hay reciprocidad del gobierno ni del PRI hacia los acuerdos
asumidos en el Pacto por México y, por ende, la dirigencia nacional perredista
“debe evaluar inmediatamente su retiro de esta mesa de negociaciones”.
Lo
grave, es que Silvano asegura que “ha sido grosera la forma en cómo han tratado
a la oposición (es decir, al PRD) que ha sido generosa con el gobierno y con el
PRI (…) creo que ante los hechos evidentes, no tenemos por qué seguir siendo
comparsas ni del gobierno ni del PRI, ni podemos seguir solapando o soportando,
aguantando los tratos que recibe la oposición”.
De
acuerdo con Silvano, por lo menos el PRD ha sido comparsa del PRI en el Pacto
por México. ¿Y por qué hasta hoy lo denuncia o admite? Incluso, se queja de que
el tricolor ha regresado a las mismas prácticas del pasado. ¡Vaya
descubrimiento! Pégame, pero no me dejes… Conste.