miércoles, 3 de junio de 2015

EPÍSTOLAS SURIANAS (Carta al Gober) De Julio Ayala Carlos



Sustitutazo…

Corrían como venados; parecían liebres, saltando. Como cobardes que son, huyeron del lugar, y ni siquiera les dio tiempo encender las bombas molotov que tenían preparadas, ante el pueblo que ya  cansado, tomó la decisión de desalojarlos del Palacio Municipal. Doce horas después, tú, como  gobernador, entregabas el inmueble al alcalde tlapaneco y a los habitantes de este municipio.
Así cuentan los vecinos de Caltitlán y del barrio El Peligro, como fue el desalojo del Palacio Municipal, que por siete meses mantuvieron los miembros del MPG, y quienes se erigieron en autoridades y en consecuencia decidían, por sobre la ley, quién podía transitar por las calles de Tlapa o realizar eventos sociales.
En efecto, durante siete meses, el MPG, integrado por dirigentes del PRD, miembros de la Ceteg y grupos anarquistas, tomaron el  Palacio Municipal de Tlapa, como otros más del estado, tomando como pretexto la desaparición de los 43 normalistas en Iguala, y con el pretexto de exigir justicia, no solo abandonaron las aulas, sino también retuvieron y secuestraron personas, entre ellas a periodistas, además de tomar y causar destrozos en inmuebles públicos, sin que nadie les dijera nada.
“Estamos de luto y nadie puede hacer ningún evento”, dijeron como pretexto para irrumpir, el 13 de diciembre pasado, en la entrega de reconocimientos a periodistas de todo el estado, organizado por el Club de Periodistas del Estado. Con ese  mismo pretexto, los dirigentes de este grupo, encabezados por Arnulfo Cerón, no solo secuestraron a los periodistas que junto con sus familias, sino que también, a sus dirigentes, les formaron un juicio popular, con el apoyo de policías comunitarios.
Ese hecho fue uno más de los cometidos por los miembros del MPG, quienes por sobre la ley se auto-erigieron en autoridades, lo mismo para juzgar y castigar, que para castigar a quienes consideraban sus enemigos. Y lo mismo le ocurrió a miembros del INE, a quienes también secuestraron, a quienes les exigieron que no realizaran los trabajos de organización de las elecciones del 7 de junio.
Sin embargo, la gota que derramó el vaso fue la quema de las papeletas que habrán de utilizarse el día de la elección que realizaron el lunes, en un acto más de violación a la ley de provocación a las autoridades federales. “No habrá elecciones”, dijeron, seguros de que una vez sus actos y excesos quedarían impunes.
Y sin duda la quema de las boletas y el destrozo a las oficinas del INE en esta ciudad de Tlapa hubiera quedado como un hecho más del vandalismo con el que se conducen, a no ser que los miembros del MPG, con palos, piedras y bombas molotov, irrumpieron violentamente en una casa particular del barrio de Caltitlán, donde se encontraba la papelería, causando destrozos al inmueble, lo que causó el malestar de los habitantes de ese lugar.
“Ya estamos cansados de ellos. De que se sientan los dueños de Tlapa. Si no les ponemos un alto, al rato nos van hacer lo que quieran”, dijeron, y armados con palos, unos 200, llegaron al Palacio Municipal donde se encontraban los del MPG, a quienes conminaron a retirarse del lugar. Sin embargo, envalentonados por tantos meses de impunidad, primero se hicieron de palabras, y luego pasaron a los empujones, sin embargo, al verse superados en número, toda vez que habitantes del barrio El Peligro se unieron a los de Caltitlán, huyeron despavoridos.
El repique de campanas de la catedral fue casi al mismo tiempo, y mientras en su huida, “saltando como liebres”, los del MPG incendiaron una camioneta estacionada en la parte frontal del Palacio Municipal, otros, despavoridos, no pudieron encender las bombas molotov que tenían preparadas.
El pueblo se alborotó. Las campanas seguían repicando. El temor se apoderó de la población.
Doce horas después, como gobernador sustituto, te hacías presente en el corredor del Palacio Municipal, resguardado por policías municipales. Ahí, ante cientos de tlapanecos, dijiste que el inmueble, y toda la población, estaría resguardada por policías del estado, policías federales, miembros de la gendarmería, y del Ejército que, dijo “ya vienen en camino”.
“Es el pueblo quien decide que se habrá el Palacio Municipal”, dijo, y agregó: “el pueblo es el que manda”, mientras que el alcalde interino, y los presentes, entonaron el Himno Nacional a coro. 
“Sí. Saltaban como liebres. Huyeron como cobardes, y más algunas que se dicen maestras y que iban gritando sin que nadie les hiciera nada”, dijo un vecino del lugar que estuvo presente en el desalojo.
Y mientras esto ocurre en Tlapa, en otras partes del estado, los tres principales candidatos a gobernador,  a sucederte en el cargo, continuaban cerrando campañas, multitudinarias por cierto. La elección, tú lo sabes, está a la vuelta de la esquina.

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