Ésta semana concluirán las campañas políticas. Los que quieren ser Presidente de México, Senadores de la República, Diputados Federales, Diputados Locales, Presidentes Municipales y sus respectivos síndicos y regidores dejarán de irrumpir en nuestra privacidad y permitirán que nuestra intimidad sea tan solo nuestra. Ya no habrá, pues, promesas de un paraíso a cambio del voto.
Para el caso de quienes pretenden la Presidencia de México hemos sido testigos del gasto multimillonario a en campañas políticas inéditas en cuanto a su uso y a las herramientas utilizadas para posicionar a sus respectivos candidatos. Por ejemplo fuimos testigos del uso propagandístico que se dio a sondeos y encuestas para orientar a la opinión pública y dejar la percepción de que ya hay un ganador.
La consigna de quienes diseñaron tal esquema de propaganda fue encaminada a meter una duda razonable en la cabeza de los potenciales electores. La duda sería: ¿Tendrá caso salir a votar cuando Milenio TV dijo todos los días que Enrique Peña Nieto ya ganó aun antes del día de la votación? Si acaso las encuestadores decidiesen a través de sus sondeos y encuestas así sería. Peña Nieto ya sería Presidente y no harían falta ni las urnas, ni los consejeros electorales, ni el IFE. No tendrían valor, pues, los ciudadanos.
Pero no es asi. Hace seis años, por éstas mismas fechas, las encuestadoras apostaban a que ganaría Andrés Manuel López Obrador. Hace doce años por estas mismas fechas, todas las empresas apostaban doble contra sencillo que Labastida le ganaría a Vicente Fox. En ambos casos hubo una empresa que no se sumó a la ola de aduladoras encuestas que se inclinaron por quien mas les pagó. María de las Heras sostuvo hace doce y hace seis años versiones diferentes. Ella pronosticó que Fox Ganaría y que Calderón lo haría por una mínima diferencia. Hoy a seis y doce años de distancia los resultados de las encuestas de la señora han sido ocultados en México. El último reporte difundido en España hace cuatro semanas dejaba a López Obrador a cuatro puntos de distancia de Peña Nieto. Su último reporte no ha sido revelado ni en México ni en aquel país.
No podemos sacar de la chistera nuestra bola de cristal para poder predecir el resultado de la elección presidencial. Pero sí podemos sostener que la distancia entre Peña Nieto y Andrés Manuel no es la que ha difundido Ciro Gómez Leyva con sospechosa cotidianidad en Milenio televisión. También podemos sostener que el resultado será de apenas unos cuantos puntos ya sea en un sentido o en el otro, y que el conflicto pos electoral aparecerá de inmediato.
Por lo pronto nos queda una sensación de bienestar al saber que a partir del miércoles próximo cesarán los anuncios en donde los mexicanos cambiaríamos de vida para ingresar, de inmediato, al primer mundo de la mano de quienes se han esmerado en prometer lo que en la vida real no son capaces de cumplir. Aun asi es mejor salir y votar a dejar en manos de perversas encuestadores el destino de la administración pública.