martes, 5 de mayo de 2020

ZONA CERO *Las amenazas a los médicos Roberto Santos


Cada que se publica una nota acerca de que un paciente ha vencido el temido Coronavirus, debería ser motivo suficiente para reconocer la valiosa actuación de los trabajadores de salud.

No sólo son los médicos y médicas a quienes hay que honrar, porque al frente de batalla están las enfermeras, enfermeros, camilleros y personal de limpieza, además de los directivos.

Es cierto que en esta batalla muchos han perdido la vida, pero mientras que ese segmento de la población que asiste a peregrinaciones, fiestas, misas y argumenta que el coronavirus no existe, no abandone esa conducta irracional, se corre el riesgo de que pasemos a enfrentar un escenario más complicado aún.

Son este tipo de crisis que obligan a las personas a demostrar su verdadera naturaleza.
Y en este escenario, hay quienes piensan y actúan de manera irracional, desinformada, agresiva y criminal.

Como la de aquellos que insisten que a la población la están matando en los hospitales.

O quienes señalan que les ofrecen dinero para que digan que sus familiares murieron de Covid-19.

Pero quien ya se saltó la barda hasta llegar a las amenazas criminales, es el supuesto narcotraficante que envío a los médicos el aviso de matar a diez de sus familiares por cada uno de los suyos que muera en el hospital.

Amenaza grave que pone en riesgo a muchos médicos, porque de acuerdo a varias notas publicadas en medios de comunicación y en páginas de Facebook, este mensaje corresponde a un grupo de narcos que tienen presencia en el municipio de Petatlán, Guerrero.

El argumento que esgrime es que él “sabe que  tienen una meta y les pagaron para que todo el que llegue enfermo al hospital o al IMSS lo aíslen como infectado y después lo matan ustedes mismos. Para que vayan sabiendo por cada familiar que ustedes me maten yo voy a matar a 10 de ustedes así que ya saben”.

Este tipo de comportamientos, bien los describía Octavio Paz en su famoso libro El laberinto de la soledad, en 1950, y que definiera como “una tendencia del pensamiento consistente en negar todos aquellos aspectos de la realidad que nos parecen desagradables, irracionales y repugnables.”

En este contexto vuelve a quedar claro que el miedo a lo extraño y la ignorancia hacen un extraño coctel que se manifiesta en actos de violencia en contra de quienes se supone deben recibir reconocimiento y honor por su ardua labor en los hospitales y clínicas.

Esto solo es posible, porque muchos mexicanos tienen ciertas maneras de pensar y actuar que los hace diferentes a los habitantes de otros países.

Y solo en nuestro país el miedo irracional ha generado una histeria colectiva que deriva en agresiones y hostigamiento en contra del personal de salud, a quienes ven como la encarnación del coronavirus y amenaza a sus vidas.

Estos actos de violencia reflejan miedo, el miedo más profundo a la muerte.
Y entre más miedo, más violencia.

Por eso, las autoridades no deben dejar pasar esas amenazas, porque en la medida que crezcan los contagios y se contabilicen más fallecimientos, más irracional va a ser el comportamiento de ciertos sectores de la población.

Y esto puede traer como consecuencia más agresiones, cada vez más peligrosas; como las amenazas del narco y es probable que en determinado momento se hagan realidad.
¿Qué puede pasar?

Que haya una desbandado de médicos en esas áreas, zonas o municipios donde imperan esas ideas irracionales y las agresiones de gente común –y las del narco– en contra del personal de salud.

Y entonces se corre el grave riesgo de que en los momentos más graves de la pandemia, no haya médicos que atiendan a sus enfermos y sus amenazas no van a servir para hacerlos regresar.