domingo, 21 de marzo de 2021

DE LAS DIVAS Isela Vega (1939-2021) Por: Isaías Alanís

 



Para Leonel Maciel por su cumpleaños

 

En desnudez pasaste de una vida a las otras

estremecedora mujer rebelde, insumisa, redentora.

Le mostraste al hortelano, al curita y al espantado

la verdad del cuerpo, su función nocturna y diurna.

Nada te pareció estar mal, los demas estaban fuera de foco.

 

Diste el salto de la mujer abnegada, a la mujer liberada,

intensa, inteligente, desprendida del macho saliste al mundo

a mostrar tu cuerpo, sus veredas, hendeduras y montañas,

nadie mejor que tu para romper con la vieja moral,

nadie mejor que tú para mostrar a los jovenes del sesenta y ocho

la dulzura de tu cuerpo, la gracia de tu inteligencia

y el sabor ácimo de un país que se desmoronaba,

un país inmerso en promesas de campaña y robos a la nación

un país desangrado, herido y roto que se iba al despeñadero

bajo el sostén elástico de la Ley de Herodes.

 

Teatrera, teibolera, bruja, prostituta, hija enamorada, bailarina,

lesbiana, monja, virgen rebelde, madrota sin pecado original,

señora cuyo cuerpo se convirtió en pan de salvación,

en espiga de purificación, en pieza clave del humor negro,

en ícono simbólico para millones de hombres y mujeres

metidos al closet por una sociedad puritana, rural y mojigata.

 

¡Ay Isela, isla de las cien mil vírgenes que se inspiraron en ti

para romper el corsé, abrir sus piernas y encontrar una estrella,

viajar mar adentro y descubrir el erotismo, la puntualidad del orgasmo,

ser dueñas de su cuerpo, de su pensamiento y de su vida,

de sus fantasías, de sus dolores y placeres prohibidos:

Un par de bragas olorosas a ti sobre la mesa del inquisdor.

En el ofertorio papal, colocaste el sancta sanctorum de tu cuerpo

y sobre la mesa oficiaste la misa del erotismo, a todas horas

en esta vida y en este tiempo, Isela, madre de mujeres insumisas

de monjas castradas, de putas de veinte mil cogidas al año.

Gracias Isela, gracias por mostrarnos tu cuerpo, el cuerpo

de todas y de todos, ese alfabeto de carne, piel, musculos,

senos, manos, pies, sagrados centros de poder y liberación.

 

Como se que ya no me ecuchas, ni yo podré verte cara a cara.

Me quedo con tu aliento a ron de caña brava, a pan de pobre,

a perfume clonado, a colorete desgarrado por tragos de alcohol.

Por besos no deseados, por manos sin caricias, por ojos deshojados.

 

Solo espero que gracias a tu herencia, Isela, no haya otra mujer muerta,

otra niña violada, otro niño abusado por los curas, crucificados por ti

en una cama de prostibulo, sobre la cruz del dolor humano.

 

Isela, santa del cuerpo, te bendigo a nombre de mi generación,

Permíteme colocar tu adoratorio en las esquinas de los cuerpos prohibidos

En la mesa de pobres, sobre las tablas de la ley del erotismo,

En cada una de las cinco letras de tu nombre, Isela, santa bendita,

Puta celestial, señora de la noche, siempreviva sensual, paloma negra.

 

ORACIÓN

 

Isela, Madre de las prostitutas, refugio de las muertas por feminicidio

Hermana mayor de transgresoras, bellas de noche y encueratrices

Tu divina gracia se manifiesta en teatros, cines y tablados.

Madre purísima sin culpa original, madre de los desterrados.

En tu vientre el sol y la luna juegan El juego que todos jugamos.

Madre de las no vírgenes, castísima mujer de pechos como salmos.

Amante de mil noches y los sueños húmedos de mujeres y hombres.

Madre venerada en cantinas, piqueras y burdeles de mala muerte.

Estrella del crespúsculo al alba concebida en la noche del deseo.

Te veneramos, te alabamos, mujer poderosa, eterna transgresora.

Espejo de una sociedad incapaz de verse reflejada en tu misterio.

Mujer fiel a la infidelidad del cuerpo y al camino recto.

 

Isela, causa de nuestra alegría, tabernáculo de justicia,

Mujer de carne y hueso a la que cantamos, alabamos

con devoción y respeto por su rebeldía contra los timoratos

que en la oscuridad de su ceguera ven tu cuerpo y lo alaban.

En ti bebemos el agua de resurrección y el vino que embriaga

los sentidos y los coloca en el vaso espiritual del amor libre.

 

Isela, mística rosa del jardín del cuerpo, te alabamos, señora.

En tu casa de tormentas, rodeada de oro, recubierta de piel,

puerta del placer y llave para entrar a los cielos.

 

Eres la estrella de la mañana, la salud de los condenados al vacío.

Ven a consolarme con el perfume liberador de tu aliento.

Madre de la guerra contra el oscurantismo y la misoginia.

Reina de las afligidas, de las sin techo, de las sin agua.

Madre de guerrilleros y de los doce apóstoles del mezcal

Reyna del séptimo arte y de los gritos a la hora del amor

Madre prudente a la hora de repartir el pan del erotismo

Madre de los descarriados, rosa de fuego entre mis labios.

 

Las apariencias engañan, Señora mía, refugio de los otros y otras,

padre y padre a la hora del deseo en medio de los sexos.

Princesa del futuro, reina de terrena gracia, de alabamos, Señora.

Tu seguirás alumbrando el oscurantismo, mientras haya vida en la tierra,

y la leona y el león copulen en libertad en medio de la sabana.

Que tu cuerpo sea recibido por todos nosotros, como prueba de amor

de éxtasis, y repetir esta oración y cantar la gloria de tu nombre,

Isela, padre y madre, andrógina divina y sex simbol mexicano:

 

“Te adoramos Señora”.