domingo, 10 de junio de 2012

WALTON: ¿ESPERANZA RENOVADA? Más Allá del Desastre Por Rodrigo Huerta Pegueros*


Acapulco es un territorio lleno de contrastes; no solo es el símbolo de la belleza natural por sus bahías y lagunas o por sus playas que en diferentes formas y altitudes ofrecen a propios y extraños espacios para el disfrute de la naturaleza, la relajación y la práctica de deportes tradicionales y extremos. Es también, un lugar donde sus habitantes tienen que enfrentar una serie de inconvenientes para poder vivir dignamente y en donde la calidad de vida cada día se ve más deteriorada ante la falta de visión de  quienes tienen y han tenido la responsabilidad de dirigirlo desde los espacios de poder.
Una vez mas los acapulqueños estamos viviendo una nueva etapa electoral en donde los diferentes grupos políticos se disputan la presidencia municipal y para ello no han escatimado esfuerzos para tratar de ganarse las simpatías de los ciudadanos con derecho al sufragio. Unos piden el voto como símbolo de la continuidad y otros como la alternativa viable para mejorar la situación que guarda esta comunidad, que como hemos dicho, no solo es turística sino que también es urbana, semiurbana y rural. Los contrastes entre estos segmentos son distintos y variados y sus problemas van desde lo reciente hasta lo ancestrales e históricos.
Los aspirantes a dirigir la alcaldía mas importante de los 80 municipios restantes con los que cuenta la entidad no han dado a conocer hasta el momento un diagnóstico de cómo se encuentra Acapulco, cómo viven sus habitantes, cuáles son sus principales demandas y cuáles serían—de llegar a ganar el Ayuntamiento—sus programas prioritarios y  los sobre todo el descifrar los cómos los llevarían a cabo.
Han pasado veinte días desde que los aspirantes a la alcaldía de Acapulco han iniciado su periplo por todo el municipio, escuchando y ofertando.
Por un lado, está el candidato del partido oficial (PRI), Fermín Alvarado Arroyo quien ha querido caminar en busca del sufragio como si nada hubiese  pasado o nada estuviera pasando en el ayuntamiento que todavía presiden las huestes que lo apoyan. Su discurso suena hueco, sus acompañantes le son una carga en lugar de una ayuda para obtener simpatías y sus ofrecimientos caen en el vacío ante el descomunal desorden administrativo, financiero, de operatividad de los servicios públicos elementales que deben dar a la ciudadanía sin olvidar los escandalosos actos de corrupción y desvíos de los recursos públicos.
El propio presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa ha puesto el dedo en la llaga al señalar la forma tan desaseada con lo que la administración de Manuel Añorve Baños manejó las finanzas públicas y cómo el mismo personaje ha sido involucrado en actos verdaderamente escandalosos que tienen que ver con el crimen organizado.
Los tiempos de elección son también tiempos de recuento de daños, como es el caso que nos ocupa: Acapulco.
Pero así como sucede en los desastres naturales, donde después del diluvio sale el sol, así en estos casos del desastre provocado por el hombre, también los seres humanos y particularmente los acapulqueños abrigan una pisca de esperanza de que no todo está perdido y que bien podríamos salir del atolladero en caso de que otro de los postulantes para ser alcalde de este municipioLuis Walton Aburto—en realidad quiera servir y servir bien a su patria chica, a este lugar que lo vio nacer y que le ha dado no solo fortuna sino también alegrías y oportunidades para realizarse profesional y políticamente.
Hoy este candidato de la coalición del movimiento progresista formado por el PRD, PT y PMC, se convierte en una esperanza renovada como sucede en cada elección. Y es muy posible que Luis Walton bien pueda realizar un  buen gobierno, cuando menos con seriedad, responsabilidad y honestidad, no solo por el hecho de que no necesita adjudicarse dinero del erario público sino porque sabe y conoce cuál es la demanda histórica de este pueblo y que no es otra mas que se trabaje con eficiencia y eficacia y que este puerto sirva para la convivencia pacífica y armónica entre nativos, avecindados y visitantes nacionales y extranjeros.
No requiere el aspirante a alcalde que le digan qué hace falta hacer por Acapulco, lo sabe y lo sabe más que bien. Por lo tanto la expectativa de lo que haga o deje hacer su administración será bien calibrada por los acapulqueños y los que desde fuera lo vigilarán y lo calificarán como ha sucedido en otras épocas con gobiernos que han mostrado su eficacia y han obtenido el respaldo posterior.
Si bien es cierto que el gobierno que está por finalizar en Acapulco ha mostrado su ineficacia, su inoperancia, su falta de honestidad y su desdén por la población que votó por ellos hace más de tres años, no se puede olvidar que éste ganó por la forma como la anterior administración manejó el Ayuntamiento y no solo lo sacó del orden institucional sino que hizo crisis el sistema de captación y distribución del agua potable, sin dejar de señalar la falta de probidad en el manejo de los recursos públicos y sus nexos con personajes impresentables que le valieron una serie de atentados.
Este cúmulo de errores de administraciones priistas y perredistas deben ser corregidos por este empresario surgido de las filas del Partido Convergencia hoy Partido Movimiento Ciudadano. Su biografía y su historia le valen el voto de confianza como opción de cambio.
En veinte días de caminar por calles, avenidas, callejones y puentes rotos, así como por poblaciones rurales, Walton Aburto ha reconocido que Acapulco está hecho un desastre y que hay mucho quehacer.
Los ciudadanos que lo contactan le urgen a realizar una administración de puertas abiertas, pero sobre todo honesta, eficiente y eficaz. Las demandas son las mismas de siempre: agua potable, alumbrado público, recolección de basura, pero sobre todo, seguridad pública.
En este último rubro, el candidato se ha pronunciado por ponerlo como una prioridad, pero hay que decirlo ahora, que aún y cuando el interés de ofertar seguridad pública a los acapulqueños por parte del alcalde este renglón tiene que ver con las posibilidades  para ajustar a la corporación policiaca a las circunstancias actuales que son altamente adversas.
La seguridad pública es un tema central, prioritario, pero que está lejos de poder ser resuelto por la autoridad municipal. Podrá avanzar en la certificación de los elementos de la policía preventiva a su cargo, aunque para ello pueda llevarse más de la mitad del trienio y aún así el problema no estará de todo resuelto.
En este municipio, si bien es cierto que existen infinidad de problemas, también se sabe que existen demasiados recursos que bien empleados y escrupulosamente aplicados pueden dar máximos dividendos. Esto ya se ha comprobado en pasadas administraciones por lo que no será una novedad sino la confirmación de que quien desee gobernar este municipio con visión de estadista podrá obtener la mayor ganancia que un político  pueda apreciar y que es el de recibir el total respaldo de la sociedad a la que ha servido.
Luis Walton Aburto puede ser, si así lo deciden los acapulqueños, el próximo primero de Julio quien logre renovar la esperanza de tener un Acapulco diferente y con la imagen e identidad de un puerto turístico del Siglo XXI.
No le estará permitido al empresario fallar. No se lo perdonarían los acapulqueños y menos las nuevas generaciones que se identifican con este novel movimiento #YoSoy132.
Por cierto que no puede olvidarse que también están por ahí, haciendo su trabajo político, dos personajes no muy conocidos por los ciudadanos de este municipio y que abanderan los postulados de los partidos de Acción Nacional (PAN) y Nueva Alianza (PANAL), ellos son: Digna Marroquín Cisneros y Carlos Reyes Paris, respectivamente.
¿Novedad al frente? ninguna.
Sus postulados y sus discursos son los de cualquier hijo de vecino: paz y seguridad, cuando deberían haber apostado, la primera  por la continuidad de la guerra contra el narcotráfico que enarbola el presidente Calderón (caso panista) o el de elevar la calidad de la educación en Guerrero y en Acapulco en particular por aquello de ser el partido del SNTE y de la maestra Elba Esther Gordillo Morales (caso panal). Inexplicablemente no ocurre así pues lo que persiguen es únicamente obtener algunos votos para no perder el registro, pero totalmente insuficientes para aspirar a ganar la elección de alcalde para lo que se están postulando, son en sí, los tradicionales ‘’nacidos para perder’’.
La disyuntiva en esta elección estará en votar por más de lo mismo o por renovar la esperanza.
Dicen que soñar no cuesta.
Lo cierto es que los acapulqueños no quieren más demagogia, corrupción, intolerancia, ineficiencia y autoritarismo, viejas prácticas en el ejercicio del poder que representa el viejo régimen y que bien lo encarna en esta ocasión el inefable Fermín Alvarado Arroyo como abanderado del priato. 

Periodista/Analista político*